El tío de Brenda y Morena está en Santa Rosa: "Fue una atrocidad"
“Fueron días de terror. No sabíamos nada, hacíamos especulaciones y rezábamos para que aparecieran vivas. Teníamos la expectativa de que estuvieran en algún hospital, alguna comisaría, y siempre descartamos lo peor. A veces surgía alguna especulación sobre lo peor que podría suceder, pero jamás de esta manera: esto que pasó fue una atrocidad que no tiene sentido”, reflexiona Javier Del Castillo.
Estaba sentado en un banco de la plaza, en medio de la movilización de esta tarde. “¿Usted es familiar de las chicas”? “Sí”, respondió. “Soy tío de Brenda y Morena. Brenda es hija de mi hermano Leonel y Morena, de mi hermana Sabrina. Lara era una amiga, viven las tres en el mismo barrio”.
Javier reside en Santa Rosa desde hace 24 años. Trabaja como vendedor ambulante de artículos de limpieza y viaja todos los meses a Buenos Aires para visitar a su madre. La semana pasada estaba en Ciudad Evita cuando sus sobrinas desaparecieron. “Llegué anoche. Me vine porque necesitaba trabajar”, confiesa.
“Como movilizaban en todo el país, estuve preguntando si había marcha Ni Una menos en Santa Rosa, pero nadie sabía. Estaba durmiendo la siesta, cuando escuché los bombos y cantos: me levanté de un salto y me vine a la plaza”.
Y allí lo encontró LA ARENA. Vestía una remera estampada con los rostros de sus sobrinas y el texto “Justicia por Brenda y Morena. Ni una menos”.
“Hermosas y alegres”.
“Somos seis hermanos, todos vivos, gracias a Dios. Mi familia vive en Ciudad Evita, en los monoblocks de La Tablada. Viajé para allá el 10 de septiembre, porque el 14 festejábamos los 15 años de mi hija Jazmín. Al día siguiente se descompuso mi hermana y la llevamos al hospital Posadas, así que me quedé esa semana. Decidí volver el lunes 22: pensé ¿para qué voy a estar el fin de semana en Santa Rosa, si no puedo vender nada? Y el sábado 20 pasó esto: las chicas salieron el viernes a la noche en una camioneta y no volvieron. Ellas siempre vuelven, a las 3, a más tardar las 4. Pero esta vez no. El 20 hicimos la denuncia y empezamos a activar porque necesitábamos que se visibilizara, para que aparecieran. Por eso cortamos la rotonda, para que vinieran los canales de televisión”, confiesa.
Suena su celular: “son videos de la marcha en Buenos Aires. Van desde la Casa Rosada hasta el Congreso”, explica.
Y sigue hablando de sus sobrinas, en tiempo presente. “Leonel tiene tres nenas: Brenda es la mayor, de su primer matrimonio. Mi hermana Sabrina tiene un varón y tres nenas: Morena es la segunda, de su primer matrimonio. Ambas tienen 20 años, excelentes chicas. Conmigo tenían una linda relación, aunque nos veíamos poco. Yo siempre las saludaba haciendo bromas: a Morena le digo Fantasma y a Brenda, Fea, pero bromeando, porque son hermosas y muy alegres”.
“El barrio nos acompañó”.
Javier lamenta que “la policía y la justicia hicieron todo mal”. “No está bien esperar 24 horas para una denuncia de averiguación de paradero. Esperar 24 horas es una locura. Las chicas se fueron a las 11 de la noche y a las 2 de la mañana ya estaban muertas. Estas cosas tienen que cambiar en Argentina”, afirma. “Si tu hija desaparece y no contesta el teléfono, tenés que denunciarlo inmediatamente, no podés esperar 24 horas”, reitera.
También aclara que “no se acercó nadie. A nosotros nos acompañó el barrio. Y a la familia de Lara, porque también vivía en el barrio”. Y recuerda que “ella tenía apenas 15 años, pero nunca dispararon el Alerta Sofía. Hicieron todo mal”, repite.
Mientras tanto, en medio de tanto dolor, las marchas populares lo reconfortan un poco. “Necesitamos que la gente nos acompañe. Yo tengo mucha fe de que se hará justicia por las chicas. Aunque estoy desilusionado con la justicia argentina, tengo fe, y creo que toda esta movilización va a servir”, concluye.
Artículos relacionados