“Es un negocio inmobiliario”, denuncia Apinta
El plan para desguazar al INTA significa “desmantelar todos los equipos de trabajo y eliminar el territorio donde desarrollamos nuestros trabajo”, denunció Roberto Maldonado. El plan motosierra implicaría también un importante recorte de personal.
La gestión libertaria puso en marcha un plan destinado a vender 27 mil hectáreas productivas ubicadas en los 22 espacios experimentales del INTA en territorio nacional. La cifra representa el 87,5% de la superficie en manos del organismo. En La Pampa, la Estación Experimental de Anguil posee 3.752 hectáras de las que 3.285 pasarán “a disponibilidad inmobiliaria”. Solo quedarían para el establecimiento “467 hectáreas en el área de menor aptitud productiva”, lamentó Roberto Maldonado.
En diálogo con Radio Noticias, el referente de Apinta La Pampa y secretario de Ambiente de la CGT Zona Sur, se refirió al artículo divulgado por el portal Bichos de Campo, basado en el proyecto (hasta entonces “confidencial”) elaborado por el director del INTA, Nicolás Bronzovich. Además de declarar las tierras “en disponibilidad para su venta o arrendamiento” el documento proyecta desprenderse de mil empleados.
“Semejante recorte significaría liquidar el organismo, porque desmantelaría todos los equipos de trabajo, integrados por profesionales, técnicos y ayudantes, en proporción de uno a uno. En el INTA no sobra nadie, al contrario, las jubilaciones y retiros voluntarios resultaron una reducción importante y haría falta más personal”.
Maldonado aclaró que “acá todos trabajamos, los profesionales coordinan tareas, recolectan datos, los cargan, redactan los papers, atienden a productores. Pero no podrían ese hacer trabajo sin colaboradores y ayudantes. Cada uno cumple su función. No somos vagos como quieren hacer creer a la sociedad”, advirtió.
Desguace total.
Unas 27 mil hectáreas de tierras productivas del INTA pasarían “a diponibilidad” de la Administradora de Bienes del Estado (AABE) para ser vednidas o arrendadas durante la actual gestión. El proyecto, titulado “Plan de Acción Comercial Propuesto según superficies a disponibilizar” propone que “Medianos y Grandes Campos” se vendan “en subasta pública”.
El INTA posee 30.874 hectáreas y se desprendería de unas 27.019, es decir el 87,5%. Finalizado el proceso, al instituto de investigación le quedarían apenas 3.990 hectáreas distribuidas por 23 provincias. Los recursos obtenidos con el negocio inmobiliario pasarán directamente al Tesoro Nacional y no se utilizarán para financiar el organismo.
Según “Bichos de Campo”, el gobierno ya hizo una prueba piloto para testear “la resistencia de la comunidad interna”, poniendo en venta un campo del INTA Cerrillos, en Salta, y el histórico edificio porteño, ubicado en Cerviño 3.101.El objetivo a corto plazo es “vender esas propiedades o arrendarlas a terceros con fines productivos, a cambio de un canon”.
La iniciativa propone que antes de que finalice 2024 las actuales autoridades deberán “desarrollar las tramitaciones tendientes a la evaluación técnica, desafectación y obtención de autorización del PEN para enajenar los inmuebles”, y en enero de 2025 se iniciarán “las operaciones de subasta pública de inmuebles, continuando con el mismo proceso en forma semestral”.
El plan motosierra no termina ahí. Una etapa posterior alcanzaría a “otros campos del INTA” que suman casi 100.000 hectáreas adicionales, de la cuales la mitad (unas 45.149) pertenecen al predio de la Agencia Santa Victoria Oeste, en Salta. El valor de los campos sería muy variable de acuerdo a su ubicación, disposición y capacidad productiva: algunos están entre los mejores del país y también hay tierras de menor aptitud productiva. Para determinar sus precios se evaluarán “condiciones del suelo, tipos de cultivos y la forma de producción y la unidad productiva mínima a concesionar”.
“Serán mal vendidas”.
El plan generó una señal de alerta inmediata en el personal que durante la jornada de hoy desarrollar asambleas en todas las estaciones “para analizar las acciones a seguir”. “Es una amenaza muy importante, porque significa desguazar al INTA de tal manera que no podrá seguir realizando la tarea que viene realizando”, advirtió Maldonado. Y también lamentó que “muchos trabajadores están de acuerdo con este tipo de planteos, aunque la mayoría opondrá resistencia”.
Desde el sindicato vienen “denunciando desde hace tiempo que hay intereses que buscan generar un negocio inmobiliario con el INTA y hay una importante cantidad de directores que simpatizan con esa idea”, recordó. Según Maldonado, “otra cuestión grave es que ya saben perfectamente quiénes serán los compradores y van a malvender los campos, a mitad de su precio o poco más”, denunció.
Sin embargo, “lo peor de todo es que una parte de la sociedad y hasta algunos compañeros están dormidos y no quieren ver lo que en realidad está sucediendo” en el país.
El proyecto será evaluado la semana que viene por el Consejo Nacional del INTA. “Existen muchas posibilidades de que sea aprobado porque la mayor parte de los directores simpatiza con este discurso. Pero si no lo aprueban, igualmente el gobierno lo implementará por decreto”, pronosticó.
“En Esquel vamos a resistir”.
La asunción le dejó un sabor amargo al doctor Nicolás Nagahama, quien el miércoles juró como director en la Estación Experimental Agroforestal del INTA Esquel, cargo para el cual concursó hace más de siete meses. El miércoles, al mismo tiempo que recibía felicitaciones de su colega Eduardo Cittadini, director del Centro Regional Patagonia Sur, se anoticiaba de que el edificio donde celebraban la puesta en funciones será vendido al mejor postor, junto al 90 por ciento de las tierras del organismo.
En declaraciones a la prensa local aclaró que “en el INTA Esquel no sobra nadie”, anunció que su gestión se enfocará en “gestionar para el crecimiento, que el organismo siga brindando servicios y generando impactos en el territorio”, y consideró que las funciones directivas incluyen “defender la institución y buscar financiamiento, público y privado”.
Consultado sobre el plan de ajuste respondió que “en Esquel hubo una sola agente que adhirió al retiro voluntario y algunos programas, como Pro Huerta y Cambio Rural fueron dados de baja, pero en esta estación no sobra nadie”. Actualmente, la planta de INTA Esquel cuenta con 74 trabajadores: “no somos muchos para el territorio que abarcamos, los distintos ambientes y diversas cadenas productivas que atendemos. Es muy intenso el trabajo de campo que desarrollamos, pero lo estuvimos haciendo de manera excelente hasta ahora”, añadió.
El director del INTA Esquel también es investigador del Conicet desde 2013. Graduado en la Universidad Nacional de Córdoba, donde también completó un posgrado, eligió ejercer en la Patagonia “porque me crié en El Bolsón”. En clara alusión al contexto nacional, agregó que “la universidad pública es un espacio que nos ofrece oportunidades para desarrollarnos y por eso defiendo la educación pública en general, la universitaria en particular y las instituciones de ciencia y tecnología. Y creo que en lugar de sufrir este ajuste deberían tener cada vez mayor financiamiento del Estado Nacional”.
Y si bien aclaró que “será el personal quien evalúe su propia situación y decida las acciones a seguir”, consideró que “seguramente la decisión mayoritaria, tanto en la estación como en nuestra comunidad, será resistir”.
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