Plantación de pistachos fructifica por primera vez en La Pampa
(Casa de Piedra / Redacción) - “Junto a mi hijo Santiago y toda la familia, estamos pasando por emociones increíbles: tras cuatro años, las primeras plantas de pistacho florecieron y ya están semillando”, le dijo hoy a LA ARENA Fernando Gutiérrez desde su chacra en Casa de Piedra. Ambos son titulares de la empresa PampaPist S.R.L., que hace cuatro años encaró éste desafío en el Polo Productivo. Nos contó que “son las plantas del primer lote de 4 hectáreas (en total 28 ha) en dar los primeros frutos. Ahora tenemos la certeza de que la planta anda”.
“Empezamos a implantar en octubre de 2021, y después de 4 años de mucho esfuerzo, energía y trabajo, los primeros Pistachos del Polo Productivo de Casa de Piedra dicen presente. En pocos años serán toneladas todos los años. Súper emocionados y orgullosos”, expresó Gutiérrez.
Importante inversión Estatal.
A mediados de año, en el suplemento Rural del diario Río Negro, resaltó el apoyo del Gobierno de La Pampa a éste desarrollo productivo en Casa de Piedra. “El gobierno pampeano invirtió más de 15.000 millones de pesos (unos mil millones de dólares) para construir” una toma en el río, una estación de bombeo y un acueducto que se bifurca en sendas vías para provisión de agua potable y riego. “Este sistema tiene capacidad de servir con agua a unas diez mil (10.000) hectáreas y resulta la diferencia fundamental entre Río Negro y La Pampa. En Casa de Piedra la tierra cultivada y por cultivar tiene asegurada su provisión de agua”, informó.
El periodista rionegrino, especializado en fruticultura, Alan Agustini, elogió los resultados obtenidos tras combinar “un microclima único, voluntad política e inversión estatal” para desarrollar una zona productiva bajo riego en pleno desierto”. Y destaca “el sorprendente polo de pistachos que tiene unas 200 hectáreas cultivadas con pistachos y –pronostica- que en los próximos dos años se sumarán unas 800 más”.
Polo pistachero.
En 2020, el abogado santarroseño Fernando Gutiérrez y su hijo Santiago crearon la empresa PampaPist SRL. Ellos fueron quienes, empujados por una historia familiar, implantaron los primeros ejemplares de pistacho destinado a producción comercial en Casa de Piedra.
Este fruto seco hace más de 5 mil años, en la geografía de Asia Menor. Los Gutiérrez tuvieron la idea a través del esposo de su hija, un español oriundo de Castilla La Mancha, quien se convirtió en el principal asesor y mentor del proyecto, Él fue quien observó que esta zona bajo riego es una verdadera tierra de oportunidades: “suelo ideal, clima adecuado y agua en cantidad y calidad”.
Primeros pistachos pampeanos.
Fernando le contó a éste diario las implicancias emocionales que le brinda a él y la familia ésta realidad en su emprendimiento. “Hicimos los implantes hace cuatro años. Y es como ver crecer a un hijo, te vas sorprendiendo con los adelantos de la evolución natural de las plantas”, confesó.
Y contó que sintieron él y Santiago cuando vieron de alguna manera la parición del emprendimiento, un hecho histórico para la producciones alternativas en La Pampa. “En ése tiempo hemos venido a Casa de Piedra más de 50 veces, y en ellas vimos con alegría como evolucionaban, pero hace diez días vinimos –la chacra está al lado de la ruta nacional 152- y cuando vimos que las plantas coloreaban, casi nos tiramos del vehículo, y constatamos que había ramilletes de flores. Fue una emoción increíble, difícil de describir, nos miramos y dijimos: la panta anda”, dijo con voz afectada.
“Ahora las flores se están convirtiendo en frutos cumpliendo con un nuevo ciclo muy esperado por nosotros. Es que vos plantás algo que ni idea tenés, entonces hay que esperar que se vayan cumpliendo las etapas con muchas dudas. Te planteás si andará o no”, agregó ya más distendido.
Y tan sensible estaba que hasta hizo un análisis filosófico. “Uno vive tan apurado, y éste emprendimiento, estas plantas, te traen a tierra con sus tiempos biológicos. Te disciplina y enseña a respetar los tiempos de la naturaleza”, monologó Fernando.
“La idea de trabajar la tierra la encaramos como una forma de terapia familiar. El camino que nos propusimos es hacer algo que nos guste y nos llene el alma, y si la producción es rentable bienvenida sea”, concluyó Fer Gutiérrez.
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