La fortaleza de salir adelante
Lucía Girard tiene 38 años, es pampeana y recientemente se consagró campeona en la ‘Panamerican Cup de Físicoculturismo’, en la categoría Bikini. Es una mujer que conjuga disciplina, fuerza, creatividad, fortaleza y muchas ganas de emprender a partir de destacarse en un ámbito que no es muy conocido para la gran mayoría.
El gimnasio es su segundo hogar y comparte una pasión que por décadas fue solo patrimonio masculino. Sin embargo, supo conquistar su lugar con mucho esfuerzo y constancia. En este 8M su mensaje es claro: “No hay nada que no podamos lograr”. “Crecí junto a mi hijo más grande que hoy tiene 19 años. En aquel momento creí que por ser mamá tan joven, muchas de las cosas que quería hacer no iba a poder concretarlas, pero no fue así”.
“Trabajo desde los 17 años. Fui vendedora en distintos comercios hasta que me casé con el papá de mis hijos y tuve a mis tres varones”, resumió. Hoy tiene su propio local en el centro de la ciudad y se dedica a la venta de ropa fitness, entre otros productos.
Sin embargo, su carrera como físicoculturista comenzó de una manera impensada. En medio de su maternidad la operaron y le diagnostican fibromialgia. “El dolor era insoportable, al punto de que sólo con agua hirviendo me calmaban. Mi médico de Buenos Aires me recomendó no tomar la medicación y comenzar a hacer musculación para ver si era que los huesos pesaban y no había masa muscular para sostenerlos”.
“Ahí comenzó una nueva Lucía y en un par de meses, sin tantos dolores, me fui preparando y al cabo de dos años competí”, señaló. “Hoy me defino como una mamá, una mujer con mil responsabilidades y con escasa idea de lo que era el mundo de los deportitas – fisicoculturistas”. En 2021 Girard fue a su primera competencia y desde allí no hubo un año donde no se presentara a representar a La Pampa.
En 2024 se fijó nuevas metas y la vara fue más alta. “No solo salí a representar a mi provincia, sino que también a mí país y con todo lo que eso implica pude levantar los colores de mí bandera en lo más alto y sentir que mi pecho explotaba en felicidad”, subrayó.
Por estos días Lucía se prepara para la Copa Provincial de La Pampa y para la “Panamerican Cup” en Santiago de Chile; de la mano de la Asociación Pampeana de Musculación y Fitness.
Familia.
“Soy mamá de tres hermosos varones con edades totalmente diferentes, lo que se convierte en un desafío diario pero maravillosamente Dios me dio una madre, Elida Sosa y un padre Juan Domingo Sosa, que hacen que mis sueños se puedan cumplir. Están cuando más los necesito. Definitivamente son ellos en las primeras personas que pienso cuando levanto una copa o una medalla”, resaltó.
Lucía es dueña de su propio local. Comenzó con cuatro pares de botas y en unos años ya tenía una cocina llena de zapatos y un grupo de clientas dispuestas a seguirla a donde sea.
Después de una de las tantas crisis del dólar, sacó a liquidación todos los artículos que tenía acumulados. “Me separé, me vine a vivir sola y me quedé sin saber qué hacer. Fue ahí cuando me reinventé y surgió mi nuevo local: ‘Bendito Capricho’, dedicado a la ropa deportiva que hoy es mi sostén económico y el de mis hijos”. El mensaje de Lucía en ese punto es clave: “no hay nada que no podamos hacer. Sobre todo cuando el deseo viene del alma y no le hacés daño a nadie”.
Su gran ejemplo.
“Para mí el 8M tiene más de un significado. En la primera mujer que pienso, es en mi mamá. Ella se quedó sola conmigo muy bebé y me criaron junto con mi abuela. Fue una mamá súper joven con una hija chiquita sin una identidad, sin un apellido”, resaltó Lucía.
“El gran amor de su vida murió en un accidente de tránsito. En medio de tanto dolor trabajaba día y noche para dejarle todo a mí abuela preparado para que nos atendiera. Ella salió adelante y luchó por mi identidad, para darme un estudio y un plato de comida todos los días. Si me hablan de mujer, mi ejemplo es ella y es con mayúsculas”, concluyó alguien que sabe de esfuerzo y lucha por tener su lugar. En el espacio que sea.
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