Los mayores cuestionamientos a la Justicia son por “la eficiencia y la transparencia”
“Me sorprendió el nivel que mostró el taller de ayer con la ciudadanía pampeana. Fue disruptivo. Hemos hecho y estamos haciendo cosas parecidas en Mendoza pero no con ese nivel de diálogo. La Pampa está abriendo un camino y es por ahí que debemos seguir” manifestó Mario Adaro. Hoy a la mañana, en el Colegio de Abogados, este juez de 55 años y actual ministro de la Suprema Corte mendocina, coordinó el taller que completó la segunda jornada del Encuentro de Innovación organizado por el Superior Tribunal de Justicia.
En diálogo con LA ARENA, Adaro recordó las expresiones de Melina Jajamovich, la capacitadora que durante la jornada del viernes reconoció la valentía de convocar a la gente para dialogar cara a cara con los operadores de justicia, pero advirtió que “hay una segunda etapa en la que, después de ser valientes, hay que implementar cambios para empezar a obtener resultados”.
Además de desempeñarse desde hace 14 años como ministro del máximo tribunal mendocino, Adaro preside el Instituto Federal de Innovación, Tecnología y Justicia, organismo de la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de Justicia (Jufejus) que comanda los procesos de cambio iniciados por los poderes judiciales del país. “La idea central que perseguimos es intentar hacer cosas nuevas y creativas, que aporten valor para mejorar el servicio de justicia y fortalezcan su vínculo con la ciudadanía”, explicó.
“Oportunidad de cambiar”.
El taller de hoy estuvo destinado a magistrados y magistradas, funcionarios y empleados del poder judicial y registró como objetivo principal “encontrar siete ideas que nos ayuden a cambiar el servicio de justicia”. Según Adaro, el gran problema para pensar desarrollos de innovación desde el interior del sistema de justicia es que “habitualmente no pensamos en nuestro destinatario principal, que son los ciudadanos y no los abogados fiscales y jueces”.
Por eso, el trabajo de ayer consistió en “pensar los problemas desde la gente, encontrar una solución y finalmente plantear ideas que cambien el servicio de justicia”. Aunque el taller “debería resultar más largo e intenso, lo comprimimos en una jornada para que sus participantes conozcan el método y puedan aplicarlo” en encuentros futuros.
La función principal de la justicia es “resolver conflictos y pacificar la sociedad. Pero si la ciudadanía no nos reconoce ni legitima, la conflictividad social continuará y, probablemente, se acrecentará”.
Para hacer un diagnóstico de situación, en Mendoza implementaron hace unos meses una encuesta entre ciudadanos y ciudadanas. El resultado no podía ser peor: el 92 por ciento de los encuestados tiene una mirada absolutamente negativa de la justicia. “Solo el 8 por ciento de las personas cree que somos eficientes y apenas un 9% considera que somos trasparentes”, contó.
Sin embargo, “confirmar que todo el sistema está en crisis también significa que tenemos una oportunidad de cambiar. Es decir, no podemos seguir haciendo lo mismo que hasta ahora”, advirtió. Las mayores demandas y cuestionamientos de las personas hacia el servicio de justicia están vinculadas “ a la eficiencia y la transparencia”.
Construir e innovar.
Según Adaro, “ la innovación tecnológica es una herramienta valiosa para alcanzar mayor transparencia y eficiencia, pero también sería necesario implementar modelos estructurales que no sean jerárquicos sino de colaboración”. En este contexto, “hay provincias que ensayaron experiencias muy interesantes, como el funcionamiento de gestores de justicia en barrios y territorios, el juicio por jurados, incorporación de la justicia a las escuelas y talleres como éste que estamos haciendo hoy en Santa Rosa”.
El juez reconoció que “actualmente la justicia de Mendoza tiene un nivel deslegitimación similar al que padece todo el sistema político, pero al igual que La Pampa hemos iniciado caminos de innovación, aplicamos mayor tecnología y experimentamos cambios, entre ellos la implementación del juicio por jurados, creación del colegio de jueces y una mejora importante en la comunicación”.
Además, utilizaron los pésimos resultados de la encuesta “como insumo para pensar modelos de innovación”. En este marco, “el viernes pasado culminamos un concurso de innovación destinado a operadores judiciales, para el que se presentaron 49 equipos con sus ideas”. El plan es hacer una preselección para que “al menos cinco iniciativas puedan ser desarrolladas con un presupuesto que ya fue asignado”.
En definitiva, la innovación de la justicia más que una posibilidad resulta una necesidad imperiosa. “El mundo se vuelve cada vez más complejo y la justicia no podrá dar respuesta a todo, por lo cual debemos construir e innovar para que la ciudadanía entienda que puede resolver conflictos en otros espacios que no pertenecen al poder judicial”, concluyó.
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