Realizaron segunda travesía a remo
Un viejo grupo de amigos autodenominado "Defensores de Chumbita" cumplió con el objetivo propuesto el año pasado y cruzó algo más de 160 kilómetros navegando el río Colorado, límite sur de provincia de La Pampa. Lo hicieron desde el extremo más occidental, el denominado 'punto cuatrifinio', hasta la zona conocida como Jagüel de los Machos, cerca de la cola del lago Casa de Piedra.
En esta oportunidad, los "Defensores de Chumbita" fueron Maximiliano Galmes, Pedro Arballo, Federico Frank, Julio Merino, Roberto Maldonado, Gustavo "Miki" Fiol, Fabián González, Víctor González y Martín Buss Jacob.
El viaje se inició a primera hora del miércoles 25 de enero con la partida desde la ciudad de Santa Rosa, para llegar con las primeras luces del día al límite con la provincia de Mendoza. Allí, pasando el extremo de la ruta provincial 20, a pocos centenares de metros del límite cuatrifinio que une La Pampa con Río Negro, Neuquén y Mendoza y en el puesto "El Solariego", con el sol apenas asomando, se embarcaron y partieron aguas abajo.
La charla previa con los habitantes del paraje los anotició sobre lo que iba a ser una constante observación del grupo a lo largo del periplo: el bajo caudal del rio y el constante uso de sus aguas. Aquellos habitantes comentaron sus dudas, sus miedos y sus observaciones: un creciente número de captaciones o tomas de agua para la industria hidrocarburífera, que parece excesivo a la luz de un río que trae cada vez menos agua.
Paisajes imponentes.
Comenzó la aventura y el río en estos sitios no se mostró tan manso como parece. Remansos y piedras, remolinos y correntadas pusieron a prueba la pericia de los navegantes. El bajo caudal poco ayudó: debieron buscar continuamente la "corredera" para evitar encallar. "A poco de andar, un brazo del río se desprende hacia el sur indicando el inicio de la Isla Grande o Isla Cevasco, isla pampeana habitada por pampeanos pero hasta ahora sin acceso desde La Pampa. Otro recodo más de nuestra geografía sin reconocer", comentaron los viajeros.
"En este primer tramo los paisajes son imponentes. El río se recuesta sobre la costa pampeana, que ofrece un murallón vertical de lavas volcánicas de interminable belleza. Nos preguntamos cómo se podría hacer para que todos pudiesen llegar hasta estos sitios para disfrutarlos. Solo el paraje casi extinto de Gobernador Ayala interrumpe esta muralla mostrándonos la existencia de producciones bajo riego en esas lejanas geografías", añadieron.
Luego pasaron el Rincón Grande y llegaron al Puesto de Valenzuela, donde fueron recibidos con una sonrisa y les permitieron acampar en su patio, cobijándolos del ruido del camión regador que baja a ese lugar sistemáticamente durante toda la noche y el día a buscar agua para regar la ruta provincial 20. "Nos preguntamos por qué regamos caminos con agua dulce", fue la reflexión de los viajeros.
Al día siguiente y cuando el sol empezó a picar en la piel, el grupo ya estaba nuevamente en el agua. Las coladas de lava basáltica se alternan ahora con cerrillos verdes, rojos y ocres. El paisaje sigue maravillándolos.
El tramo debe recortarse antes de llegar al dique Punto Unido: no hay facilidades para la navegación y el desembarco. Utilizaron el brazo de El Sauzal para llegar al grupo de apoyo que por tierra los esperaba con las camionetas para subir los kayaks y seguir el periplo del otro lado de esta importante obra civil, estratégica para el desarrollo pampeano por cuanto permite captar el agua que se usa para regar la zona de 25 de Mayo.
"Acampamos río abajo de la ciudad de 25 de Mayo, que además de no tener un sitio propicio para esto, supimos luego que se estarían vertiendo los líquidos cloacales al río. Tarde nos dimos cuenta, qué mal hicimos", comentaron.
Máquinas y captaciones.
El tercer día de remada mostró un río diferente: aguas abajo de Punto Unido el río disminuye su velocidad, pega la vuelta, vuelve sobre sus pasos, vuelve a girar, parece que se estanca. Repentinamente se ha convertido en un río de llanura. Solo la gran cantidad de aves rompe la monotonía del lugar. Y las máquinas trabajando sobre sus costas.
Entre captaciones y canales derivadores, pasaron la ciudad de Catriel, provincia de Río Negro, y costearon Colonia Chica, provincia de La Pampa, por el brazo oriental disfrutando de la vegetación en sus márgenes. Se internaron de lleno en zona petrolera y no es difícil darse cuenta de ello: las instalaciones de un lado y otro del río llegan hasta sus costas.
Llegaron a los 40 kilómetros y el día se termina. Cruzaron por debajo de la mítica y clausurada pasarela, y fueron recibidos en el puesto Los Tamariscos por los descendientes de la familia Morales, que sin dudar les permitieron acampar, cocinar y conversar.
Luego vino el último día de travesía para llegar hasta Jagüel de los Machos, en el puesto El Corralito, de la familia Sánchez. Partieron no sin antes repetir el rito diario de los mates y el protector solar que no alcanza y debe ser reforzado con gorros, trapos y prendas largas. El río sigue su parsimonia de curvas y vueltas largas.
"Medio centenar de jotes descansando en un islote y un canal que se abre hacia la provincia de Río Negro nos da la idea de que algo anda y huele mal... Pocos metros después las sospechas se confirman: emprendimientos agrícolas que generan desechos orgánicos a la vera del río no es un cuento con final feliz", explicaron tras la travesía.
"El río parece tranquilo pero el hombre altera sus márgenes tratando de defender sus conquistas. Los remolinos que provocan estas defensas detienen en seco la marcha de los botes y hacen naufragar compañeros. Los sustos se transforman en risas y tras rescatar los bártulos correspondientes la marcha continúa", destacaron en una especie de "diario de viaje" que redactaron tras la travesía.
Bello pero vulnerable.
"Quedan los últimos kilómetros y la parsimonia del río permite disfrutar de algunos chapuzones. Las charlas empiezan a buscar profundidad y nos damos cuenta del privilegio que estamos viviendo. No es un río al que todos pueden acceder. No existen medios de comunicación prácticamente para siquiera acercarse al río a excepción del escueto logro de la ciudad de 25 de Mayo. Las condiciones no están dadas para su aprovechamiento con fines de esparcimiento, turísticos o deportivos, al menos en este tramo", consideraron los viajeros.
"Decidimos entonces que tenemos que seguir difundiendo sus cualidades y su potencial, pero también su alta vulnerabilidad: los bajos caudales deberían ser suficientes para poner freno y evaluar la magnitud e importancia del uso de sus aguas con fines industriales", acotaron.
"Llegamos al final sanos y salvos y eso nos empuja a soñar, proyectar y discutir. El grupo los "Defensores de Chumbita" se anima y hace planes. Vuelve con la cabeza en alto y se propone regresar el año siguiente. La próxima temporada estaremos ahí reivindicando como esta vez más amistades y más ríos", señalaron finalmente.
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