Domingo 18 de mayo 2025

Crece el mercado "negro" de alimentos

Redacción 16/11/2009 - 01.46.hs

La venta de alimentos a granel se está volviendo a imponer. La diferencia de precio, con relación a productos de marca, va del 40 al 60 por ciento. Provienen de Buenos Aires, Capital, Córdoba y Mendoza.
JUAN JOSE REYES
De acuerdo a datos aportados por las principales distribuidores locales de alimentos, en Santa Rosa, General Pico y Eduardo Castex están ingresando mensualmente en "negro" unos 100.000 litros de aceite de mesa fraccionado, 90.000 kilos de azúcar, 70.000 kilos de harina y más de 35.000 kilos de fideos sueltos (farináceos varios). Ni que hablar de los productos de limpieza, champúes y otros.
Gran parte de esa distribución marginal ingresa desde la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y el territorio bonaerense sin emisión de facturas y vulnerando todo tipo de controles bromatológicos. Esta competencia desigual afecta tanto a distribuidoras como a mayoristas locales. Ocurre que los efectos de la crisis y la inflación han generado que despensas y almacenes volvieran a vender alimentos fraccionados.
Pero no sólo se venden aceites, azúcares, harinas, polentas y fideos sueltos. También se comercializan a granel artículos de limpieza, champúes, elementos de perfumerías y ahora que se vienen las fiestas, el cotillón, los juguetes y los fuegos artificiales.
El mercadeo y la distribución mayorista en negro se ha visto acrecentado significativamente a partir del desmejoramiento de la economía pampeana por efectos de la sequía y la inflación. Los volúmenes arriba indicados por las distribuidoras -que obviamente tienen intereses en el tema- lleva a preguntarse: ¿cómo puede ser que enormes camiones de distribución de aceites de mesa (lo hacen en furgones de combustible), azúcares y harinas pasen los puestos camineros de ingreso a la provincia sin que nadie los detecte? ¿Y los controles sanitarios y bromatológicos de las comunas?

 

Pocos decomisos de AFIP.
En los últimos meses, la Administración Federal de Ingresos Públicos ha decomisado una ínfima parte de esta cadena de productos a granel cuando ingresan a la provincia; muy poco frente a la magnitud de la comercialización de productos de primera necesidad fraccionados.
Las principales usinas distribuidoras provienen desde la Provincia de Buenos Aires, Capital Federal y Córdoba, aunque desde Mendoza y San Luis también se ha detectado el ingreso de alimentos no perecederos, productos de limpieza y perfumería. Las cifras y volúmenes dadas a conocer extraoficialmente por las industrias, distribuidoras y mayoristas locales son enormes, y a medida que la inflación carcome los salarios, millones de pesos que se gastan en éstos productos de la canasta básica terminan desalentando a la economía regional.
Aunque los propios mayoristas locales dicen no conocer los nombres de las empresas, en el ambiente comercial es vox populi quiénes son los capitalistas que manejan los productos a granel. La complicidad de muchos comerciantes y distribuidores es también palpable cuando prefieren comprar productos sin normas de calidad, sellos de producción. sin línea de frío y, en algunos casos, sin siquiera envases ni marcas.
Según pudo establecerse, la diferencia de precios entre los productos envasados con marca y otros a granel sin marca es de entre el 40 y el 60 por ciento para la gente; pero la compra en "negro" para las distribuidoras de alimentos es todavía mayor, alrededor del 75 por ciento en promedio. Por ejemplo, un litro de aceite mezcla se comercializa en la góndola de un supermercado entre 4 y 5,6 pesos el litro, mientras que estas grandes empresas 'fantasmas' lo venden a 3,10, dejando un gran margen de ganancia a quién vende al por mayor y menor. Lo mismo sucede con el azúcar, la yerba, la harina, los fideos y las galletitas.

 

¿Todo suelto otra vez?
Si bien los niveles no son los de la crisis de 2001, muchos pampeanos volvieron a cambiar el changuito del supermercado por la bolsa de los mandados, donde se acomodan botellas de plástico que se recargan con el fraccionamiento de los productos de limpieza y perfumería (detergente, lavandina, champú, suavizante para la ropa y otros) en las despensas. Además de artículos de limpieza, la gente compra al menudeo aceites y algunos alimentos, como arroz, polenta, harina y yerba en varios locales de Santa Rosa y General Pico. Esta modalidad de consumo resulta ideal para familias numerosas que están bajo la línea de pobreza o la indigencia, donde un kilo de arroz o un litro de detergente se consume en cuestión de días.
Al igual que hace ocho años, la población de escasos recursos no le tiene miedo a las marcas desconocidas. La venta de productos sueltos es la fórmula que encontraron para hacerle frente a la crisis. Pero siempre hay que tener en cuenta que se deben adquirir productos secos (legumbres, frutas secas, etc.) solamente en comercios habilitados. Hay que evitar la compra en la vía pública y verificar que los alimentos se encuentren debidamente protegidos, contenidos en vitrinas y/o anaqueles cerrados y en su envase original rotulado.
Además es necesario constatar la fecha de vencimiento del producto, la higiene y el orden del local y del personal que manipula los alimentos. Productos como arroz, azúcar, fideos secos y aceite deben estar exhibidos en sus envases de origen. El fraccionamiento debe realizarse a la vista del público, desde ese envase.
Más rápido de los que muchos imaginaban, la venta de alimentos a granel, una forma de comercialización tradicional en los almacenes en las décadas del '70 y '80, se perfila para transformarse en el nuevo hábito del consumidor. Si bien el resurgimiento de los almacenes y del "todo suelto" no pone en peligro a los supermercados, adonde los clientes sólo llevan lo necesario para el día, los pedidos mensuales o quincenales dejaron de ser el principal ingreso de los supermercados, que antes tenían sus mayores ventas durante el 1 y el 15 de cada mes.
Sin embargo, la tendencia del "todo suelto" se puede apreciar en las grandes marcas, que ya comenzaron a vender sus productos en envases más chicos y, por lo tanto, más económicos. El Código Alimentario establece requisitos para el fraccionamiento de alimentos. A los locales habilitados como despensas o mercados, por ejemplo, les permite la venta fraccionada de fiambres y embutidos siempre y cuando tengan máquina y balanza de precisión, además de mantener la cadena de frío, un dato imprescindible para saber donde comprar productos sueltos con confianza y seguridad. Pero es importante aclarar que, una cosa es la comercialización de productos fraccionados (algunos permitidos por ley) y otra es la venta a granel en "negro" que están practicando.

 


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