Entre huesos y garrones
Un modismo popular habla de “ir al hueso” para decir que alguien quiere llegar al centro de una cuestión sin mayores rodeos. Se cree que esta expresión proviene del ámbito del tango argentino. "Ir al hueso" hace referencia a tocar las cuerdas más profundas y esenciales de una situación, como cuando se llega al hueso al cortar una carne.
En lenguaje coloquial, ir hasta el hueso haría referencia al objetivo de ir hasta el fondo de las causas, sin hacer distinción alguna al momento de buscar, juzgar y en su caso condenar a los generadores de determinada situación.
La cita viene a cuento porque durante esta semana se volvió a hablar del tema de los huesos, vinculados a la “barrera sanitaria” que ahora parece que podría tener una especie de flexibilización, con lo que quedaría habilitado el paso de los costillares al sur del río Colorado.
Un poco de libertad.
En medio de esta discusión, La Pampa sigue sin ser convocada al debate, como si no fuera una protagonista importante en la cuestión. Nuestra provincia se transformaría en la principal proveedora, pero se ve que el nuevo permiso afecta demasiados intereses en el resto de las provincias patagónicas.
El punto es que desde el gobierno nacional hablan de una libertad que en los hechos no existe. Pregonan que lo mejor es no intervenir en el mercado, quitar trabas y barreras, pero hacen todo lo contrario.
Primero anunciaron un levantamiento que en realidad era un verdadero chantaje para conseguir votos y torcer voluntades en el Congreso nacional. Lo consiguieron a cambio de una postergación de 90 días. Después, en ese tiempo se debería haber conformado una “mesa de trabajo” con participación de todos los involucrados para terminar consensuando una fórmula de entendimiento.
Pero hasta ahora el resultado final parece ser un permiso provisorio para que pasen solamente los cortes con hueso de los costillares para asado. Esto se daría siempre y cuando los mercados externos no presentarán objeciones. ¿Y la decisión soberana?: “Te la debo”.
¿Bajarán los precios?
Se supone que el levantamiento parcial de la barrera debería mejorar no solo la calidad del producto que se ofrece en el sur sino por sobre todas las cuestiones el precio para el consumidor. El tiempo nos dará las respuestas. Si es por el valor al que se vende el vacío, por citar apenas un ejemplo de un corte para asar que no tiene hueso, el modelo no estaría dando el resultado esperado.
Es lo mismo que pasa con los autos, las motos, los celulares y los televisores. Dicen que les sacan impuestos para abaratarlos y de este modo dar un mayor acceso a los argentinos, pero eso no estaría sucediendo. ¿Alguien tiene un conocido que haya hecho un gran negocio comprando alguno de estos bienes a un precio notoriamente inferior?
Con el combustible y con el dólar pasa algo parecido. Las naftas bajaron un ínfimo 1 por ciento anunciado con bombos y platillos pero imperceptible en los bolsillos. Y luego lo volvieron a subir, en un porcentaje superior. Con la divisa extranjera ocurrió otro tanto: anunciaron que no había más cepo, bajaron la cotización durante dos días y luego se volvió al valor que tenía antes. ¿Alguien conoce a algún vecino de clase media que haya pasado todos sus ahorros a dólares porque podía y le convenía?
La prueba es clara y no necesita de ninguna estadística. Si el ministro de Economía -el “Messi” de los números según el presidente- está pidiendo que la gente saque del colchón sus ahorros en billetes extranjeros para gastarlos es porque sus cuentas no andan para nada bien. Si el FMI le dio una parva de billetes, como cuando fue ministro de Macri y fracasó, y ni siquiera con eso le alcanza, quiere decir que algo está fallando.
Y tampoco pueden hacer mucho hincapié en la declamada baja de la inflación. ¿O hay que creer en el índice oficial? Que vayan al supermercado y ahí se van a dar cuenta que otra vez se quedaron cortos. Que se acerquen a la góndola del sector de carnes, con o sin hueso, y vean si los cortes están apenas 2,8 por ciento más caros que el mes pasado.
A los manotazos.
Solo hay anuncios que parecen manotazos de ahogado, que no terminan de dar el resultado esperado. Con los costillares al sur parece que pasará lo mismo. Seguramente, habrá alguna rebaja inicial y después cada uno se encargará de acomodar los precios a sus conveniencias.
Tampoco le va mejor al gobierno nacional con el reconocimiento de deudas con las provincias. Le ofrecieron un pago a Córdoba, con mediación de la Corte, de apenas una cuarta parte de lo que corresponde. Se supone que la idea es mostrar un “caso testigo” para disciplinar al resto. Entre esas provincias acreedoras está La Pampa, pero la actitud firme de un distrito ordenado, pero con un modelo que está en las antípodas, les molesta demasiado como para sentarse a negociar. De todos modos, que asuman sus incumplimientos con la Suprema Corte de Justicia como mediadora, no deja de ser un paso adelante.
Así siguen emparchando, sin mostrar que exista un plan ordenado que marque un camino hacia el futuro. Tal vez las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muestren un rumbo para lo que viene. El resultado puede dar para que nos cuenten las costillas, para que nos comamos otro garrón o bien para que el ajuste llegue hasta el hueso. La barrera, en este caso, estará a cargo del electorado.
DANIEL ESPOSITO
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