Comenzó el juicio contra el policía Luis Castillo
(General Pico) - La primera audiencia por el fallecimiento de los motociclistas Alexander Viera y Mauro Quispe, que duró más de cuatro horas, se desarrolló ayer a sala llena en los tribunales piquenses. A través de los testimonios y las preguntas realizadas por fiscalía y la defensa del imputado -el policía José Luis Castillo acusado por doble homicidio- se dejaron ver las principales dudas que plantea el caso en cuanto a la velocidad de los vehículos, el uso de la sirena y las balizas de la patrulla, la capacidad visual del joven Viera y otros factores.
El abogado Armando Agüero se sentó junto con su defendido, Castillo, a la derecha. En el centro estaba el tribunal conformado por los jueces Florentino Rubio, Alfredo Alonso y Federico Pellegrino. A la izquierda se ubicó la fiscala Ana Laura Ruffini y el abogado que representa a la querella, Pablo Rodríguez Salto.
Desde las 9 se dieron a conocer las pruebas y testimonios que serán tenidos en cuenta en la causa. Casi 20 personas aportarán su versión de los hechos con diferentes detalles sobre el trágico accidente ocurrido en la madrugada del domingo 6 de marzo de 2011. Esa madrugada Viera y Quispe fueron arrollados por el patrullero, cuando cruzaban la ruta 1 en moto.
Además, dentro de la documentación se consideraron croquis del lugar donde ocurrió el siniestro, informes sobre las condiciones meteorológicas de esa noche, certificados de salud, fotografías de las pericias policiales, resultados de las autopsias, registros de actividad del Comando Radioeléctrico y la Comisaría Segunda, dosajes de alcohol, antecedentes por infracciones de tránsito y otros elementos aportados por la querella y la defensa.
"No me acuerdo".
Rodríguez Salto y la fiscala Ruffini pretenden demostrar la no existencia de una emergencia que justificase el exceso de velocidad, más de 100 kilómetros, que llevaba el móvil policial y la falta de uso de las balizas y las sirenas. Mientras que la defensa, trató de instalar la idea que el vehículo de servicios públicos tiene prioridad de paso y que la conducta de la víctima, en este caso el conductor era Viera, fue imprudente.
La ronda de testigos de ayer comenzó con la presencia de Javier Aragonés, el policía que tomó las llamadas de la primera presencia en el barrio Indios Ranqueles, lugar hacia el cual iba el patrullero cuando chocó la motocicleta, y el resto de las comunicaciones vinculadas. Muchas de sus respuestas fueron "no se" y "no recuerdo". La segunda testigo, Laura Prieto, no se presentó porque tiene una hija enferma y su declaración fue reprogramada.
El siguiente testigo fue el subcomisario Alfredo Rebichini, segundo jefe de la Comisaría Primera. En tercer lugar declaró el policía Juan Díaz Echeverría, quien iba en el asiento del acompañante de la patrulla. Su relato sirvió para establecer las diferentes paradas durante el patrullaje, la elección de la ruta para asistir al llamado en el barrio Ranqueles y evitar las calles más transitadas y un perfil de Castillo como conductor, que fue descrito como "estricto". Además, no pudo precisar la velocidad a la que iban, aseguró que las balizas estaban prendidas y que los jóvenes aparecieron "de golpe" frente al automóvil.
De los testimonios policiales se pudo entrever que el uso de la sirena no es utilizado en todas las presencias. Por ejemplo, explicaron que si hay un robo no se ponen porque eso alertaría al ladrón para huir.
Más tarde, ingresó a la sala el playero de la estación de servicio que funciona en la ruta provincial 1 y la calle 26, a pocos metros del lugar de la colisión. Carlos Benentino escuchó el ruido del impacto mientras estaba trabajando, corrió al lugar y observó la situación pero como ya había otras personas ayudando regresó a su puesto. Según sus palabras no escuchó ninguna sirena ni vio luces de la patrulla. Su participación fue fugaz y ante algunos cuestionamientos contestó: "No recuerdo bien".
"Manchón blanco".
Los dos amigos que iban en la otra motocicleta y que habían salido esa noche con Viera y Quispe testimoniaron por separado. Primero entró Daniel Solarino, que según dejó entrever mantiene el contacto con las familias de los fallecidos. Luego ingresó Jonathan Cossio.
Ambos contaron su versión de los hechos desde el momento en que se encontraron con sus amigos ese fatal domingo. Las coincidencias entre los dos jóvenes fueron en cuanto a la habitual conducta prudente de Viera, quien usaba siempre el casco y llevaba puesto lentes de aumento.
También explicaron que en esa ocasión Alexander hizo, al circular por las calles de tierra, maniobras como coleadas, aceleradas e incluso tuvo una caída. Eso fue una especie de juego para asustar a Quispe y, por otro lado, la consecuencia del terreno que estaba arenoso. Solarino y Cossio definieron al patrullero como "un manchón blanco" porque eso fue lo único que vieron antes del impacto, lo reconocieron como un móvil policial cuando ya se había detenido. No escucharon ninguna sirena ni vieron las balizas funcionando. Según sus testimonios, ambas motocicletas no venían a mucha velocidad al llegar a la intersección de la ruta y la calle 24, porque iban hablando entre ellos.
Lentes.
La sorpresa de la audiencia fueron que los registros policiales escritos no se correspondieron con los tres testimonios de los representantes del comando y las comisarías. Había detalles sobre quienes habían respondido a los llamados que no coincidieron.
Por otro lado, la fiscalía explicó que se enteró que Viera usaba lentes a principios de esta semana, siendo que la capacidad visual del joven para manejar es uno de los argumentos que cuestiona la defensa al citar a dos oftalmólogos como testigos.
Llamativamente, ambos profesionales se excusaron de comparecer el 17 de abril por diferentes motivos. Recién ayer se pudo saber por la declaración de Solarino que el abuelo de Alexander encontró los lentes de su nieto cuando volvió al lugar del accidente luego del rastrillaje que hizo la policía. Hoy la audiencia se retomará desde las 9 para seguir con la ronda de testimonios.
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