Inédito sendero para el turismo de montaña que recorre la cordillera
La provincia de Mendoza dio un paso histórico en materia de turismo de montaña con la presentación del Sendero de Gran Recorrido (SGR) de los Andes, también denominado Sendero de los Confines, lo que representa una ambiciosa iniciativa que propone crear el primer sendero de cordillera que en unos 500 kilómetros recorre de norte a sur la Cordillera de los Andes.
Investigadores del CONICET relevaron las áreas de la Cordillera de los Andes con el fin de identificar y proteger sitios arqueológicos en el marco del proyecto Sendero de Gran Recorrido de los Andes, una iniciativa del Ente Mendoza Turismo (Emetur) con el objetivo de unir los extremos norte y sur de la provincia integrando naturaleza, patrimonio e historia, a lo largo de más de 500 kilómetros de paisajes andinos, y que involucra la participación de organismos públicos y privados. Esta es una primera etapa del trabajo ya que la segunda comenzaría en 2026 y se documentaron decenas de sitios inéditos y se elaboraron recomendaciones para su conservación.
El proyecto contempla un trayecto que unirá el Aconcagua, en el departamento de Las Heras, con el Paso Pehuenche, en Malargüe, atravesando algunos de los paisajes más imponentes, remotos y valiosos de la cordillera mendocina. Con una fuerte impronta de turismo de naturaleza responsable, gestión del riesgo y conservación ambiental, el SGR se desarrollará por etapas e incluirá señalización, equipamiento, cartografía digital y capacitación, con el objetivo de posicionar a la provincia como un destino de trekking de nivel internacional.
El recorrido atraviesa siete departamentos -Las Heras, Luján de Cuyo, Tupungato, Tunuyán, San Carlos, San Rafael y Malargüe- y cinco áreas naturales protegidas, entre ellas el Parque Provincial Aconcagua, el Cordón del Plata y la Laguna del Diamante.
El origen del Sendero de los Confines se remonta a más de dos décadas atrás y nace del espíritu explorador de un grupo de montañistas mendocinos. Entre ellos, Juan Martín Schiappa De Azevedo, guía instructor y uno de los impulsores de la iniciativa.
“Cuando hicimos la travesía completa entendimos que no era solo una experiencia deportiva, sino algo que podía transformarse en un producto turístico”, explicó Schiappa De Azevedo a Diario UNO. Y destacó que en 2022 el proyecto fue seleccionado por el Consejo Económico, Social y Empresario de Mendoza, lo que permitió su posterior articulación con el Gobierno provincial.
“Cuando tenés un sendero evaluado y homologado, el riesgo está mucho mejor gestionado que cuando alguien se interna solo en la montaña”, subrayó Schiappa De Azevedo.
El tramo sur
El equipo del IDEVEA registró once sitios arqueológicos en un recorrido de aproximadamente 200 kilómetros. Los trabajos incluyeron la georreferenciación y caracterización de cada sitio, lo que permitirá obtener información sobre las tecnologías utilizadas, las redes de intercambio y los circuitos de movilidad de los grupos humanos que habitaron la cordillera.
“Algunos de los sitios hallados son de gran relevancia, dado que se conoce muy poco acerca de la forma de vida de los grupos humanos en ambientes por encima de los 2.200 metros sobre el nivel del mar”, señaló Nuria Sugrañes, investigadora del CONICET en el IDEVEA. Uno de los sitios incluye estructuras habitacionales, un tipo de asentamiento poco documentado hasta el momento en esa región.
Cuando los sitios arqueológicos coinciden con el trazado previsto para el sendero, los investigadores proponen ajustar el recorrido para evitar afectarlos. Si se los considera viables para incorporarlos como parte del atractivo turístico, se desarrollan estudios más detallados y se elabora un plan de manejo que contemple su preservación. “El trabajo implica seleccionar algunos de ellos para que puedan ser mostrados al público complementando el interés paisajístico del sendero con el arqueológico”, explica Sugrañes, quien, además, subraya que estas investigaciones contribuyen a minimizar el impacto de los proyectos turísticos sobre el paisaje natural y cultural y a generar conocimiento que de otro modo podría perderse.
El tramo norte
Las campañas de relevamiento del ICB en el tramo norte del sendero, permitieron identificar nuevos sitios arqueológicos y registrar con precisión distintas intervenciones humanas en el paisaje de alta montaña.
Asimismo, la participación en la travesía posibilitó identificar decenas de sitios y áreas arqueológicas: “El reconocimiento de nuevos espacios de ocupación y tránsito por la cordillera aporta conocimiento sobre la prehistoria regional y la construcción del paisaje en tiempos prehistóricos, a la vez que enriquece el valor cultural del sendero”, afirma, María Sol Zárate, becaria postdoctoral del CONICET en el ICB.
Durante el recorrido, el equipo relevó campamentos antiguos, mojones, aleros acondicionados, estructuras de origen incaico y construcciones históricas vinculadas al Ejército. Uno de los sectores más relevantes es la caldera del Diamante, que presenta evidencias de ocupación desde hace 2,600 años y más de cuarenta estructuras vinculadas al Tawantinsuyu (Imperio inca), entre ellas una plataforma ceremonial (ushnu).
“El relevamiento arqueológico del sendero representó un gran desafío en cuanto a que la campaña de demarcación se hizo al mismo tiempo que la expedición de investigación arqueológica. No obstante, se pudo realizar un diagnóstico inicial del potencial patrimonial del sendero, hipotetizar sobre la historicidad del mismo y planificar acciones de gestión, conservación, puesta en valor y divulgación, mediante distintas intervenciones interdisciplinarias como rescates, monitoreos y planes de manejo”, detalla Alejandra Gasco, investigadora del CONICET en el ICB.
La ciencia, un valor agregado fundamental
La presidenta del Ente Mendoza Turismo, Gabriela Testa se expresó en relación al trabajo de los científicos: “El CONICET, cuenta con una mirada objetiva y metódica y el reconocimiento tanto de la institución como de sus profesionales, lo que aporta un valor agregado fundamental en la elaboración de un producto turístico o en la puesta en valor de en atractivo”. Además, se está trabajando en los estudios, análisis y prospección del sendero troncal de la red de senderos para la manifestación de impacto ambiental que permita su apertura turística.
“El capital humano de Mendoza, la presencia de universidades y centros de investigación con prestigio internacional, permiten a la provincia llevar adelante este proyecto con bases científicas sólidas que aseguren la consolidación del desarrollo turístico sostenible de las montañas”, afirmó la funcionaria. Como ejemplo, la presidenta del Emetur recordó que para la formulación inicial del Plan Estratégico de Alta Montaña (PEAM), se contó con el aporte científico del IADIZA, que llevó adelante el análisis del Sistema Territorial para poder plantear la prospección turística establecida estratégicamente sobre los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).
A través de la vinculación entre el CONICET, el Emetur y el resto de los participantes del proyecto, se generan datos fundamentales para la protección del patrimonio arqueológico, se fortalecen los procesos de gestión cultural y se favorece una relación más equilibrada entre ciencia, turismo y conservación.
La información recuperada por los científicos del CONICET permitió generar informes sobre el potencial arqueológico del sendero, eventuales inconvenientes de conservación asociados y recomendaciones sobre políticas de gestión y divulgación. El Sendero de Gran Recorrido de los Andes tiene prevista una segunda etapa del proyecto que permitirá profundizar estos estudios y ampliar el conocimiento sobre el pasado humano en la cordillera de Mendoza.
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