No aclare, que oscurece
En su afán de defender lo indefendible el viceintendente y presidente del Concejo Deliberante municipal ha terminado por chocar, y no demasiado sutilmente, con colegas de su propio bloque, al tiempo que ha provocado más de un ceño fruncido en los niveles directivos de la agrupación política en que milita.
Es que las aclaraciones del viceintendente han venido a corroborar, al menos en parte, lo cierto de que a veces "es peor la enmienda que el soneto", haciendo un pastiche con la función social de las radios barriales, el destino de la publicidad que se les otorga desde el Concejo, justificativo y costo de la misma (que minimizó comparándolo con "unos caramelitos diarios"), su personal interpretación en cuanto a la vigencia de la Ley de Medios Audiovisuales y la justificación de la evidente desigualdad que hay entre quienes cumplen con la norma y quienes no. Tan singular interpretación, que no hubieran despreciado como argumento los grandes medios oligopólicos de la información opositores al gobierno nacional, la reforzó con la opinión de que las emisoras, aún las que ocupan frecuencias indebidas, "viven sin molestar a nadie".
Esa curiosa simplificación de la realidad es un poncho tan amplio que hasta justifica el pago de auspicios publicitarios santarroseños a difundir en otras localidades. La afirmación por parte del funcionario de que "no hay algo muy específico que dictamine a quién le tengo que dar una pauta publicitaria" es muy discutible y el "algo específico" que no debe estar ausente en ningún acto de gobierno puede ser el sentido común algo que, ya se sabe, no abunda por estas latitudes.
Sea por su carácter o el consejo de sus asesores al exponer y contestar ante sus pares (a quienes les había endilgado "no entender nada") el ex juez de paz se mostró desafiante y evidenciando una terquedad que obligó a sus propios compañeros de bloque a caer en consideraciones y preguntas que, con un poco de humildad, acaso se hubieran evitado.
Después de la encendida defensa de su propio accionar, las explícitas palabras del viceintendente pueden interpretarse como que los únicos requisitos que deben tener las radios para recibir pautas publicitarias son estar inscriptos en AFIP y figurar como proveedores del Estado; lo demás, al parecer, ni cuenta, al menos en el ámbito del Concejo Ddeliberante santarroseño. En el conjunto de las más de 200 emisoras existentes (la cifra es del funcionario) es de imaginar el ánimo con que será recibida esta afirmación, tanto por los que tienen su situación regularizada según la ley vigente como por los que hacen caso omiso de ella.
El empeño del viceintendente en no reconocer -y aún justificar- su error ya ha provocado algunas derivaciones curiosas que han trascendido en voz baja a la prensa. Así, algún pícaro que seguramente recordaría los relatos de "Pago Chico", el inolvidable libro de Roberto Payró, trajo a colación las barrabasadas del comisario Barraba, singular personaje de aquella obra. La invitación al juego de palabras era un paso tan corto que no faltó quien lo diera y las redes sociales ya comenzaron a hablar de "Baraybar y sus baraybaridades".
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