Domingo 18 de mayo 2025

Ajustar o no ajustar, esa parece ser la cuestión

Redacción 19/04/2015 - 03.04.hs

Emilio Marín - En tiempos electorales los candidatos neoliberales ocultan algunas de sus recetas favoritas. Pero sus economistas de cabecera dicen lo que aquellos callan. Lo bueno es que estos debates se cuelan en la campaña.
Los dos principales candidatos de la derecha opositora, esto es Mauricio Macri y Sergio Massa, en ese orden de prioridades según los sondeos electorales, buscan disimular lo esencial de sus proyectos políticos o maquillarlos para que oculten arrugas y deformidades.
El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se hace el componedor en la interna de sus dos candidatos a sucederlo y puso paños fríos en el debate de Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti. ¿Dónde fue? Donde tenía que ser, en A dos voces que en realidad son una sola, la de Héctor Magnetto.
El referente del PRO quiere disimular su porteñismo extremo y viaja a Santa Fe y Mendoza, para probar el malbec de sus alianzas con el radicalismo y donde hoy aparentemente se alzarían con una "pole position" que amengüe el triunfo kirchnerista del domingo anterior en Salta.
Por su parte el diputado con poca asistencia a las sesiones, que viene de Tigre, en vez de ir allí como sería su obligación de trabajar, va con cajas al Senado, a verse con su aliado radical Gerardo Morales y entregar unas cajas que, dice, contendrían 2 millones de firmas contra la postulación de Roberto Carlés a un puesto en la Corte Suprema.
Demagogo a rabiar, incluso al punto de reclamar mano dura en contra de los puntos de vista del Papa Francisco, Massa corre por derecha a todo el mundo en el tema seguridad. Obvio para él los delincuentes son sólo y exclusivamente los ladrones y motochorros, de menor cuantía; los banqueros del HSBC que evadieron y fugaron 3.500 millones de dólares a la sucursal Ginebra no entran en esa triste categoría.
Más aún, Gabriel Martino, el directivo de ese banco británico denunciado por la AFIP compartieron con Massa y Macri -también con Daniel Scioli, bueno es recordarlo- la cena del Cippec con lo más granado del empresariado. En ese evento el candidato del Frente Renovador anduvo a los abrazos con Héctor Méndez, presidente de la UIA, y enemigo frontal de la existencia de las paritarias. Los aumentos salariales no deben superar el 20 por ciento, tronó Méndez. Ninguno de esos tres candidatos presidenciales le dijo ni mu.

 

Los ajustes.
Lo interesante es que cena va y cena viene con empresarios, reportajes con medios amigos y debates de campaña, que se va instalando bastante antes de las PASO de agosto, ciertos debates cruciales empiezan a salir a la superficie. Y eso es bueno para que la población tome nota y saque sus conclusiones.
Aparte de ese encuentro de empresarios top organizado por Cippec hubo una presentación de tres economistas orgánicos del establishment, como Broda, Melconián y Espert, que compitieron entre sí para ver quién era el más gurka o recalcitrante neoliberal.
Todos recomendaron ajuste, devaluación en más o menos tiempo, contención del gasto público, limitación salarial y búsqueda de acuerdos con los organismos financieros internacionales y el capital financiero mundial (léase pagar a los "fondos buitres" y míster Paul Singer).
Melconián suena como ministro de Economía de Macri y aclaró que se iba a contener en algunas opiniones económicas por ese deber partidario. Eso confirmó lo dicho al comienzo: los presidenciables de la derecha tratan de disimular su programa de shock y ajuste siguiendo la lógica menemista de que "si decía lo que iba a hacer no me votaban".
Para el cronista esa carrera por el andarivel derecho lo ganó Espert, con su definición de que las paritarias son fascistas porque el Estado no debe intervenir y por su propuesta de despedir empleados públicos acusándolos de ser de La Cámpora.
Consultado sobre esas recetas ortodoxas, Axel Kicillof contestó desde Washington a Daniel Toglietti, de Radio del Plata, que esos economistas no pegaron ni una en sus pronósticos agoreros de doce años.
El otro evento de los empresarios fue en el Cicyp presidido por el ubicuo Eduardo Eurnekian. Otra vez los mismos ejemplares de la fauna monopólica representante de grandes empresas nacionales y extranjeras deseosas de un nuevo ciclo político luego de 2015. Quieren seguir ganando fortunas como hasta hoy, pero con mayores márgenes de ganancias, sin cepo ni controles, y sobre todo sin ese "populismo industrial" que quiérase o no deja márgenes para que los obreros reclamen no sólo mejores salarios sino un lugar políticamente más destacado.
Uno de esos ejecutivos, de Pan American Energy, propuso brindar por el capitalismo. Brindaron. A algunos les pareció un poco mucho ese gesto tan de ricachones sin problemas de conciencia, pero es bueno saber que los CEO de las grandes firmas se preparan para un nuevo ciclo. En parte son los que pagaron sin inconvenientes 50.000 pesos para un cubierto en la cena de Macri en la Sociedad Rural, semanas atrás. Ellos comen y brindan de esa manera pero después se indignan, y lo hacen saber por medio de sus controladas Radio Mitre, el 13 y TN, con "los negros que van a un acto K por el choripán".

 

Que la traigan de afuera.
Esos empresarios que claman por competitividad y de hecho lo asocian a una devaluación de la moneda, y que empujan para abajo los salarios (y si pudieran, eliminarían las paritarias), son los que se niegan al pedido de la UOM para un aumento del 32 por ciento en los salarios metalúrgicos.
Dijo bien el secretario de ese gremio, Antonio Caló, que esa cifra parece mucho pero llevaría el salario mínimo a 8.500 pesos que con los descuentos sería de 7.700, que no es mucho. Tal cual. Y como hasta ahora no hay acuerdo, la UOM ha decretado un paro para el 23 de abril que será contra los empresarios, no contra el gobierno, como puntualizó el dirigente.
La presidenta de la Nación también intervino en este debate de lo que viene en el plano económico-social. En Campana, en un acto en Honda, reconvino a los empresarios y les reclamó que para poder volver a crecer ellos tienen que bajar un poquito la alta rentabilidad para invertir o bien traer parte de la plata que tienen afuera.
Si de alta rentabilidad se trata, el podio es de los banqueros, que ganaron en 2014 el 56 por ciento más que en 2013, algo así como 46.000 millones de pesos.
Si es por traer parte de la plata de afuera, se estima que los argentinos tienen depositados en el exterior entre 250.000 y 400.000 millones de dólares; la imprecisión tiene que ver con que la mayor parte del dinero no está declarado y los bancos y paraísos fiscales no son muy amigos de comprometer a sus clientes.

 

Nisman vendía humo.
Hablando de dólares no declarados en cuentas extranjeras, el que está fulminado por esa conducta poco legal es el finado Alberto Nisman. Por fin después de varias inasistencias, llegó a la fiscalía de Viviana Fein la madre del fiscal, Sara Garfunkel. Ella confirmó la existencia de esa cuenta en el Merril Lynch, cuyos papeles firmó en blanco a pedido de su hijo, así como papeles de una propiedad en Uruguay, que como aquella cuenta tampoco estaba declarada por Nisman.
Garfunkel admitió que su hijo había dejado un arma en su casa, que fue secuestrada en un allanamiento inmediatamente posterior a su declaración. Esa pistola puso en crisis a Sandra Arroyo Salgado, quien declaró que con ese hallazgo "cambia todo". Se derrumba su tesis de que el fiscal era un hombre ajeno a las armas de fuego. La realidad va confirmando que no era ajeno a eso como tampoco a las modelos VIP, a los exámenes de conducta en la embajada norteamericana, a la falsificación de declaraciones juradas y otras inconductas.
Ahora falta que se corrobore que lo suyo fue un suicidio y todo indica que se llegará a esa conclusión. Hasta un defensor a ultranzas de Nisman, sobre todo desde su condición de pluma de Magnetto, como Joaquín Morales Solá, escribió el miércoles 15, descorazonado: "el caso Nisman en cualquiera de sus variantes, que escandalizó el verano de miles de argentinos, se apaga sin remedio. Con la denuncia contra la Presidenta a punto de morir, no puede negarse que toda la saga del caso Nisman está en franca decadencia".
Es así. En buena hora que así sea. Así, despejada la situación de falsas denuncias como la de Nisman, que vendía humo y lo cobraba muy bien, el debate nacional se puede concentrar en que planes económicos y qué políticas conviene a los argentinos.

 

Nada les viene bien.
Con todos sus errores y límites, el gobierno nacional insiste en sus propuestas de fomentar el consumo y la demanda, para que la economía no decaiga más de lo que cayó por efectos nacionales y también internacionales, procurando que el empleo y el salario no se vengan abajo.
Ese fue el sentido de la referida intervención de CFK en la fábrica Honda y también unos días antes al comentar la inversión de Nissan-Renault. El sentido de esa política es positivo, en cuanto a mantener el empleo, pero erróneo porque supone ratificar alianzas con multinacionales automotrices que trabajan con 30 por ciento de piezas nacionales. Con las 13 terminales extranjeras nucleadas en Adefa no se compondrá un modelo industrial-agrario-científico independiente.
La presidenta también está preocupada, y hace bien en buscar soluciones, para superar las limitaciones energéticas que son mucho menores que los de gobiernos anteriores. Y con ese objetivo va en estos días a Moscú, para negociar con Vladimir Putin créditos rusos para construir la quinta central nuclear. No hay caso. Ese viaje fue cañoneado por la división ex
secretarios de Energía, de la fuerza neoliberal, que cuestionó todo antes de saber qué se firmará en Rusia. Igual hicieron antes con los acuerdos con China para construir las dos centrales hidroeléctricas en Santa Cruz.
Palos porque bogas y palos porque no bogas.
Lo interesante de las polémicas es que ponen sobre la mesa si tiene que haber ajustes o no, y en todo caso, a quiénes ajustar: a los empresarios y banqueros reunidos en Cippec y Cicyp, o si a los metalúrgicos de Avellaneda y Villa Constitución.

 


'
'