La fe religiosa de Nación no alcanza en La Pampa
I - La Pampa siguió en la semana dando pelea por la coparticipación federal y por el cumplimiento de las obligaciones previsionales de la Nación en un tira y afloje que incluyó duras declaraciones de reclamo pero también el voto positivo de los pampeanos para el dictamen de la ley de aprobación del acuerdo del macrismo con los fondos buitres como gesto de buena voluntad. Más allá de la buena relación formal que parece trasuntar de las frecuentes reuniones con que los funcionarios de Nación capean el temporal de reclamos del Interior, en La Pampa hay quienes opinan que allí reina la desorientación y no terminan de decir claramente cómo van a compensar la eliminación de retenciones e impuestos que las provincias recibían como coparticipación. Esta merma fue calculada por el gobernador pampeano como de un seis por ciento del volumen total de ingresos provinciales, suma que contrastó con el tres por ciento que se quiere compensar este año desde la Nación a La Pampa. El monto total de las acreencias pampeanas al Estado nacional asciende a ochenta mil millones, esto es, varios presupuestos anuales de esta provincia. (Esta indefinición del macrismo y su voluntarismo sin resultados concretos tuvo en la semana su definición más brutal de boca de un integrante del Partido Renovador, Felipe Solá, quien se mostró cansado de la "huevadas de budismo zen" que se alegan desde el gobierno contra la inflación que sigue galopante. En La Pampa hay quienes desconfían de esta fe religiosa del macrismo en que el acuerdo con los buitres operará milagros en la economía. Recuerdan que algo parecido creía en enero de 2001 el ex presidente Fernando de la Rúa con el megacanje que, en cambio, nos hundió aun más en la crisis de la deuda).
II - En la semana el panorama de la construcción mostró toda la dimensión de la crisis que se avecina si no se toman medidas urgentes para paliarla. A la decisión del gobierno provincial de ralentizar la obra pública se sumó la paralización de las obras viales nacionales que, se supo, tienen un atraso de 400 millones para su conclusión. Las empresas viales locales han comenzado a despedir trabajadores y las constructoras anticipan que lo harán en dos meses. En las pocas obras en construcción que subsisten en el ámbito público y privado se ha vuelto a ver, como hacía años no se veía, a trabajadores de oficio ofrecer sus servicios. Esta crisis del empleo no solo afecta a los que quedan sin trabajo sino que, además, presiona a la baja las remuneraciones de los que consiguen alguna changa. La llave de la solución, más que en el ámbito provincial, está hoy en la solución que el gobierno nacional imponga a la relación con la provincia y el flujo de fondos que se necesita para activar ese área clave de la economía provincial.
III - La semana que concluyó dejó en evidencia las razones inconfensables del ocultamiento sistemático en el que incurre el Ministerio de Seguridad de la provincia de los hechos policiales en los que interviene. Dos episodios, el vuelco de un patrullero conducido presuntamente por el propio ministro en la persecución de un ciclomotor que puso en riesgo a transeúntes y conductores que se lo cruzaron, y la bochornosa incursión de su secretario privado en una noche de alcohol en un boliche santarroseño, dejaron en evidencia que no hay razones de Estado en la omisión informativa sino solo y mezquinamente personales. Pero de una u otra forma la información busca siempre salir a la luz y dejar al descubierto los hechos y sus connotaciones. Lo que aparece con claridad es que el funcionario que ha impuesto el secreto como arma de actuación pública tiene razones personales para insistir en esa práctica ilegal. Hace treinta años salió airoso de un turbio episodio que logró quedar oculto pese a los esfuerzos periodísticos y legislativos. Nunca respondió por aquél hecho ni ante la justicia ni ante la sociedad pero parece haber sacado como conclusión que ocultar es una forma de hacer desaparecer las cosas y eludir sus consecuencias. Ahora, que hace compaña en el tránsito y contra los desvíos de la nocturnidad, quiso ocultar que tenía en su entorno a un conductor irresponsable y a un alborotador alcohólico nocturno. Fue, como se tituló, el típico caso de quien es adicto a ver la paja en el ojo ajeno y deja en evidencia que en el suyo tiene una viga. Obligado por el gobernador, a quién también le ocultó la información, tuvo que despedir a su mano derecha el miércoles, cinco días después de los episodios de esa noche fatídicamente reveladora para la ciudadanía pampeana. No sale indemne del trance. Ni hacia dentro del gobierno, ni hacia la sociedad. Que haga "conferencias de prensa" sin periodistas confirma la fragilidad de su relato. (LVS)
Artículos relacionados