Viernes 27 de junio 2025

Golpe a la soberanía nacional en Diputados

Redacción 17/03/2016 - 04.58.hs

Tenía que llegar un gobierno neoliberal para que los fondos buitre pudieran ir a fondo y torcerle el brazo a la Argentina. Después de años de negociaciones, de no ceder ante la extorsión de esos usureros de las finanzas globales que compran bonos "defaulteados" para litigar en tribunales amigos y desangrar a países endeudados, se dieron las condiciones políticas para que obtuvieran su botín. Ahora avanzaron significativamente en su objetivo de alzarse con una fortuna incalculable, varias veces superior a lo que "invirtieron" -aunque a la Argentina no le prestaron un dólar- y, también, muy superior a la inmensa mayoría, casi el 93 por ciento, de los que entraron en el canje de deuda de 2005 y 2010.
Esta derrota de la soberanía nacional en la Cámara de Diputados se dio en nombre de un falso "retorno al mundo". Y la hizo más ignominiosa el hecho de haber obtenido en la ONU un respaldo contundente -136 votos a favor y solo seis en contra- a la posición que elevó nuestro país para establecer un régimen internacional de negociaciones de deudas soberanas.
Ninguno de los adalides de este acuerdo con sabor a claudicación puede dar seguridad de que nuestro país quedará libre de nuevos ataques especulativos. El procurador del Tesoro fue muy elocuente cuando se negó a firmar un dictamen sobre este punto clave.
La votación en la Cámara de Diputados, en donde una amplia mayoría de las manos se levantó para convalidar este arreglo, trajo recuerdos de otras jornadas bochornosas como cuando -también bajo la presión de los acreedores externos- los legisladores aprobaron y festejaron el remate de las empresas públicas durante el menemismo o, más tarde, se convalidó la flexibilización de las leyes laborales o mecanismos de endeudamiento usurarios durante el delarruísmo. Para mayor similitud y escarnio, hoy también se vuelve a aceptar el pago de siderales honorarios a los abogados de nuestros verdugos.
Ahora deberán actuar los senadores para convalidar o rechazar esta decisión. A pesar de que el kirchnerismo tiene mayor peso relativo, pocas esperanzas pueden abrigar los argentinos de que en ese recinto se defiendan mejor los intereses nacionales. Los mensajes extorsivos del gobierno nacional -"acuerdo o caos", que también traen remembranzas de otros tiempos de claudicaciones- parecen haber calado hondo en las provincias. Muchos gobernadores están con serios problemas en sus administraciones y creen ver en esta salida una solución a sus necesidades económicas inmediatas, por lo que se descuenta que los senadores van a obrar en consecuencia. Esa visión de corto plazo no es privativa de los gobernadores; es un mal extendido en toda la clase política. Los gobernantes piensan, cuanto mucho, en un horizonte de cuatro años. Después, que arregle el que venga.
Los efectos económicos de estas decisiones se van a notar más temprano que tarde. Sobre todo con un gobierno que puso todas sus fichas al endeudamiento externo, al desfinanciar el Estado eliminando retenciones e impuestos a los sectores más poderosos. Nunca, en la historia argentina, el endeudamiento externo le sirvió al país. Solo a intereses minoritarios.

 

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