CPE: evaluar, informar y actuar

El derrumbe de una losa en la sede central de la Cooperativa Popular de Electricidad provocó conmoción entre los directivos, empleados y asociados de la entidad. No es para menos, el techo del sector frontal del amplio salón de atención al público colapsó el domingo por la mañana, mientras se abatía sobre la ciudad un fuerte temporal de viento y agua, y los grandes escombros esparcidos por el lugar se reproducían en las imágenes que distribuían los medios de comunicación locales y las redes sociales.

Ese lugar, durante los días hábiles, es transitado por infinidad de personas, por lo general usuarios que van a realizar trámites, abonar facturas o realizar consultas sobre los múltiples servicios que presta la institución. Por eso muchos hablaron de “desgracia con suerte”, pues el colapso de la estructura tuvo lugar un día feriado. Si el accidente hubiera ocurrido con la atención al público habilitada seguramente las consecuencias habrían sido muy diferentes. Provoca escalofríos el solo pensarlo.

De acuerdo a lo informado por el presidente de la CPE esa estructura había sido objeto de inspecciones desde hace algunos años e incluso se habían instalado puntales, pero los técnicos y profesionales que intervinieron en esas tareas consideraron que no había peligro para los usuarios de esas instalaciones. También se hizo saber que ese techo había sido instalado hace unos cincuenta años, con técnicas y materiales que ya quedaron superados por los avances tecnológicos en la industria de la construcción, y que por estas horas se están realizando tareas de evaluación, de recolección de datos y de documentación con el propósito de analizar los pasos a seguir.

La gravedad de lo sucedido amerita que el consejo de administración y el cuerpo de delegados no ahorren esfuerzos en, primero, averiguar en profundidad las razones de un grave accidente que podría haberle costado mucho más caro tanto a los usuarios y empleados de la institución. Se impone una investigación exhaustiva, con participación de expertos en la materia, que elaboren un informe claro y preciso sobre lo ocurrido. Esa documentación deberá ser analizada con espíritu crítico para determinar los pasos a seguir y para informar a los asociados. Deberán establecerse también los niveles de responsabilidad para adoptar las medidas que sean necesarias, tanto en el plano administrativo como el judicial si así llegara a determinarse.

Las sucesivas conducciones de la CPE, en las últimas décadas, han sabido ganarse la confianza de los asociados de Santa Rosa y las localidades interconectadas merced a gestiones que se caracterizaron por la transparencia y por informar periódicamente sobre la marcha de la institución. Por estas horas es menester honrar esa memoria apelando a las mismas pautas de comunicar y adoptar medidas que persigan el objetivo supremo de proteger la credibilidad y el prestigio de la institución. Consejeros y delegados tienen ante sí una tarea delicada que seguramente será asumida con la misma seriedad y responsabilidad que han venido demostrando hasta ahora.