Desagradables rastros en veredas santarroseñas
Son justificadas las pretensiones que tiene Santa Rosa de “ciudad turística”, de paso al menos dada su estratégica ubicación en el centro del país. También porque poco a poco se han ido desarrollando condiciones laterales a la actividad -hotelería, educación, aspectos humanos relacionados con un turismo no estrictamente estético…- que potencian esa pretensión.
Sin embargo, hay un detalle que ha escapado a quienes promueven la actividad turística, detalle que los visitantes remarcan, con sorna a veces, pero que aparece como innegable. La referencia es para con los excrementos de animales, perros fundamentalmente, que se encuentran en las veredas de la ciudad, una circunstancia a la que no escapa la zona céntrica, donde muy a menudo aparecen los desagradables rastros de pisadas descuidadas.
En el pecado está la culpa de la mayoría de los santarroseños, que salen a pasear sus animales sin prevención alguna para con esta necesidad natural. La solución sería la misma que en tantas otras ciudades del mundo desarrollado: quien pasea una mascota debe ir munido con los elementos necesarios a su higiene.
¿No sería tiempo ya que los munícipes se abocaran a reglamentar y controlar el tema?
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