Jueves 03 de julio 2025

En Venezuela ganó Nicolás Maduro

Redacción 28/08/2024 - 00.43.hs

Aunque EEUU y la derecha regional y mundial gritan “fraude”, el máximo órgano judicial venezolano confirmó los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE). El doble rasero de la OEA y la ONU pide en Venezuela lo que jamás exigieron en otros países.

 

IRINA SANTESTEBAN

 

Desde antes de las elecciones del 28 de julio, el coro de la oposición de derecha de María Corina Machado y el candidato de la Plataforma de Unidad Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia, anunciaba “fraude” si ganaba el presidente Maduro.

 

El sistema electoral venezolano es de los más eficientes y transparentes del mundo, reconocido hasta por el propio Centro Carter, cuando era conducido por el ex presidente norteamericano. Actualmente esta institución está en manos de la USAID (la Agencia de USA para el “Desarrollo” en América Latina), una usina de golpes blandos en la región.

 

Actas “truchas”.

 

El 28 de julio el CNE (conformado por tres miembros del gobierno y dos de la oposición), con el 80 por ciento de las mesas escrutadas, en medio de un ataque informático descomunal que retrasó la transmisión de los datos que enviaban las mesas electorales y que provocó la caída de los sistemas de varias dependencias del gobierno, informó que el ganador era Nicolás Maduro.

 

Machado y su séquito de aliados en la región, como el presidente Javier Milei, comenzaron a denunciar el supuesto fraude y a exigir que se publicaran las actas electorales. Estas son el resultado de la votación de cada mesa, expedidas por las máquinas que reciben el voto electrónico de cada ciudadano o ciudadana, quien certifica su identidad con la huella digital. Las actas son entregadas a todos los representantes de los partidos presentes en cada centro de votación, por lo que esa documentación se encuentra en poder de esos partidos.

 

Machado y el PUD dijeron que ellos habían publicado el 100 por ciento de las actas en un sitio web y que de las mismas surgía el triunfo del candidato González Urrutia por casi un 70 por ciento de los votos. Pero varios intentos de ingresar a ese sitio web para confirmar esos resultados, dieron errores. El más grosero de todos es que en todas esas actas, de los diferentes centros electorales de todas las regiones de Venezuela, el resultado era el mismo: 70 por ciento para el PUD y el 30 por ciento para el Gran Polo Patriótico que llevaba como candidato a Maduro.

 

En ninguna elección de ninguna parte del mundo, los resultados son iguales por región. Sin embargo, la oposición venezolana pretende (y lo ha conseguido) que se crea que esas son las actas que valen.

 

La OEA, esa cosa tan fea.

 

Que la Organización de Estados Americanos, entidad pronorteamericana que conduce el uruguayo Luis Almagro, desconozca el resultado de las elecciones venezolanas, no debe sorprender a nadie. “Esa cosa tan fea”, como la cantaba el cubano Carlos Puebla, hace años perdió toda autoridad para calificar procesos en América Latina.

 

En 2019, la OEA también dijo que había “fraude” en las elecciones en Bolivia, que había ganado Evo Morales, dando lugar al golpe que lo derrocó, asumiendo el gobierno la usurpadora Jeanine Áñez, hoy presa por los crímenes cometidos en aquellas jornadas luctuosas.

 

Hasta las Naciones Unidas han avalado las denuncias de la oposición, dando por ciertas las actas partidarias que dice tener en un sitio no oficial.

 

Comtencioso.

 

Ante esas denuncias, Maduro recurrió al Tribunal Supremo del país para que investigue y analice el procedimiento llevado a cabo por el CNE. La Sala Electoral de este tribunal emitió sentencia el pasado 22 de agosto, confirmando los resultados que dieron como ganador al actual presidente chavista.

 

Previo a ello, los jueces habían citado a todos los partidos para que acompañen las actas que tienen en su poder, y compararlas con las que utilizó el CNE. Todos los candidatos comparecieron menos González Urrutia, quien le negó competencia al Tribunal Supremo en esta cuestión. Sin embargo, el procedimiento se ajusta a la Constitución de Venezuela, y es similar al que han utilizado varios países de la región.

 

Doble rasero.

 

En 2021 en Perú, la candidata Keiko Fujimori denunció fraude en las elecciones que dieron por ganador al maestro Pedro Castillo. En esa controversia electoral actuó el Tribunal Nacional Electoral, que desestimó la denuncia un mes después y consagró presidente a Castillo. En diciembre de 2022 fue destituido por un golpe encabezado por su vicepresidenta Dina Boluarte, quien encarceló a Castillo. La OEA no dijo ni mu.

 

En 2022 en Brasil, Jair Bolsonaro también denunció fraude en las elecciones que dieron por ganador a Lula Da Silva. También intervino el Tribunal Superior Electoral dando por ganador a Lula e inhabilitó a Bolsonaro por enturbiar el proceso. En Paraguay en 2023 intervino el Tribunal Superior Electoral para confirmar la victoria de Sebastián Peña. Y lo mismo sucedió este año en Guatemala y México.

 

¿Por qué entonces se cuestiona el procedimiento contencioso electoral en Venezuela, cuando es aceptado y acatado en otros países de la región?

 

Petróleo.

 

El origen de los problemas en Venezuela se halla en sus abundantes recursos naturales, en particular el petróleo, pues es la máxima reserva de ese combustible fósil del mundo con 303.800 millones de barriles de crudo, superando a Arabia Saudita. EEUU necesita ese petróleo, máxime con las restricciones producidas por la guerra en Ucrania.

 

Y también se trata de escarmentar a un gobierno que no se somete a los dictados de Washington, que sigue considerando a América Latina como su “patio trasero”.

 

Primero con Hugo Chávez y ahora con Maduro, el imperialismo norteamericano se entromete en los asuntos de un país cuyo gobierno, desde hace 25 años, ha tomado medidas muy favorables al pueblo, como la construcción de 5.1 millones de viviendas populares, la soberanía alimentaria, las comunas, la educación, la salud, etcétera.

 

Y todo ello a pesar de la crisis económica que vive desde hace años, por el bloqueo y las 932 sanciones económicas impuestas por EEUU, que al igual que Cuba, dificultan enormemente el comercio internacional.

 

El colmo de esas medidas fue el robo de sus reservas en oro, que se encontraban en el Banco de Londres y que ascienden a 2 mil millones de dólares. Así, Inglaterra en alianza con EEUU, confirma su histórico rol de piratería de los recursos de los países del Tercer Mundo.

 

Y lo que más duele a esa derecha y a los EEUU es que a pesar de todos los golpes, aún de gobiernos que deberían ser amigos, como Colombia, Brasil y Chile, Venezuela está saliendo de la gran crisis que soportó, disminuyendo la inflación, su economía crece y su proceso bolivariano se fortalece.

 

El domingo pasado tuvo lugar la Segunda Consulta Comunal, que abarca los proyectos que cada comuna vota para implementar diferentes obras con apoyo del Estado, así como los presupuestos asignados a cada emprendimiento. Así se fortalece la participación popular en la gestión de gobierno, a pesar de los golpes y la acción de la derecha golpista.

 

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