Martes 23 de abril 2024

¿Es democrática la derecha argentina?

Redacción 31/08/2022 - 08.25.hs

Las provocaciones de la Policía Metropolitana instalando vallas para aislar la casa de Cristina Kirchner, filmando desde balcones y terrazas a los manifestantes y protagonizando episodios de violencia frente a una multitud pacífica muestran a las claras su orientación represiva. Nadie había solicitado aquel cerrojo en el domicilio de la Vicepresidenta, el cual, en todo caso, debería haber estado a cargo de alguna de las fuerzas de seguridad nacionales, tal como lo señaló el juez Roberto Gallardo cuando ordenó el cese de las actividades de custodia que se había arrogado la Metropolitana.

 

La reacción del intendente porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no se hizo esperar; desafiando la decisión del magistrado anunció que mantendría el operativo de la policía bajo su mando y acusó al kirchnerismo de "incitar a la violencia".

 

Imposible encontrar un ejemplo más acabado de vocación antidemocrática: se acatan las decisiones judiciales solo cuando conviene políticamente hacerlo, y se redobla la apuesta por la violencia represiva aunque, eso sí, acusando al adversario de promoverla. La doble vara a todo vapor. A esta altura ya no debe extrañar a nadie pues es la marca registrada de la derecha macrista, la que exhibió a manos llenas cuando ejerció el gobierno y tuvo a Patricia Bullrich al frente de las fuerzas de seguridad nacionales a las que convirtió en máquinas de violencia estatal con escaso o nulo apego a la legislación vigente. Las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel fueron solo las más conocidas entre muchas otras; y la exaltación del policía homicida Luis Chocobar la demostración cabal de la ideología que sostiene.

 

Otra muestra de la naturaleza violenta y escasamente comprometida con las ideas de la democracia del macrismo se pudo observar en el debate que se instaló entre sus figuras más prominentes. La mayor preocupación de esa dirigencia pareciera ser quién muestra menos escrúpulos a la hora de promover acciones represivas contra manifestaciones políticas pacíficas por parte de las fuerzas de seguridad. Ese corrimiento de la derecha hacia la ultraderecha viene registrándose desde hace un tiempo y parece obedecer al afán por alcanzar y superar a esperpentos tales como Javier Milei o José Luis Espert, quienes ni siquiera se preocupan por disimular sus tendencias autoritarias filofascistas.

 

El espionaje que practica la Policía Metropolitana en la vía pública tampoco debería sorprender. Con la llegada del PRO y sus aliados a la Casa Rosada se organizó el mayor dispositivo de espionaje ilegal desde el Estado bajo un gobierno constitucional. Nunca antes, salvo bajo las dictaduras, se había desplegado tan denso entramado de vigilancia fuera de la ley contra dirigentes políticos, sociales y sindicales opositores (aunque también oficialistas). El Poder Judicial no fue ajeno al accionar de esos "sótanos de la democracia", y hasta se prestó para darle a la persecución política la rueda de auxilio jurídica, con lo cual el "lawfare" alcanzó en Argentina niveles de derroche. Las grandes movilizaciones de estos días son, precisamente, una reacción popular en contra de esos mecanismos que degradan la democracia.

 

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