Fracasos evidentes
El presidente Javier Milei, que se destaca por sus intemperancias verbales, en la semana que pasó no ha ganado para rabietas. A los tres cachetazos que recibió en el Congreso, demostrativos de la escasa solidez de su bloque legislativo, se agregaron otros golpes muy duros que hacen a la sustentabilidad de la teoría y la práctica de la concepción ultraliberal que sostiene Milei. Las amenazas de veto por parte del mandatario no han hecho otra cosa que resquebrajar la pretendida estabilidad de la gente de su bloque, al punto de provocar renuncias en las bancas y poner en aprietos a su gabinete al revelar planes y objetivos repudiables que permanecían en las sombras.
El primero de ellos, encuadrado en la tremenda crisis económica que vive el país y que rebasa en las encuestas (a las que presta tanta atención el Presidente), es el anuncio de una de las grandes cadenas de supermercados que ha decidido levantar campamento de la Argentina y trasladar todas sus sucursales al exterior. El motivo es irrecusable: la contracción en el consumo que esa y otras firmas vienen sufriendo desde hace al menos tres meses en las cadenas regionales.
Un análisis somero de la situación no precisa demasiadas explicaciones. “Ya no hay más para recortar”, dicen los titulares de esa clase de negocios, mientras esperan con marcado escepticismo una anunciada reactivación del consumo que no se produce. La retracción económica afecta directamente a los supermercados, que son la principal fuente de provisión de los artículos de consumo más populares. Y si hubiera necesidad de alguna evidencia irrefutable para con la situación, allí está esa alternativa reciente de algunas cadenas supermercadistas que empezaron a ofrecer el pago de mercadería en dólares debido a la fuerte caída en ventas. En ese marco reclaman al gobierno medidas para reactivar el consumo, junto con presión fiscal.
Por similares motivos -disminución en las ventas y una perspectiva negativa en cuanto al futuro económico del país-, una muy conocida y promocionada línea de productos para aseo personal también ha decidido irse.
Pero lo que más ha sacudido la estructura política y económica del gobierno es, sin dudas, un anuncio de la misma índole, pero por parte nada menos que del banco HSBC, con más de tres lustros de actividad en el país y una de las entidades más grandes del mundo en su tipo. La noticia –un baldazo de agua fría para esta gestión— no fue tan sorpresiva para el ámbito de las altas finanzas, donde también ya se siente la crisis que castiga a la Argentina. Los rumores abundaban, especialmente a la luz de las estadísticas bancarias.
Esta anunciada emigración financiera no le resta importancia a las antes mencionadas, pero aparece como mucho más trascendente porque golpea en el corazón mismo de la doctrina económica impuesta al país y que hace a un ultraliberalismo a cargo de la entidades privadas y sin acción alguna –inexistencia podría decirse— del Estado.
Con semejantes noticias (y los rumores más o menos sombríos que predicen una continuación de la tendencia) queda en evidencia que Javier Milei (titular de una jerarquía doctoral no reconocida por las entidades autorizadas), especialista en crecimiento económico, según sus propias palabras (aunque es Presidente del único país que no tiene crecimiento en Sudamérica) transita un camino de fracasos ya muy evidentes, refrendado por los movimientos financieros, que empiezan a dejar el país por la falta de dinámica económica y política, donde lo inadecuado de los decretos de necesidad y urgencia han quebrado alianzas externas e internas de su propio bloque, ya incapaz de soportar las bases que promueven esa acciones.
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