Domingo 21 de abril 2024

Un modelo difícil de copiar

Redacción 17/09/2023 - 17.21.hs

Las recientes nuevas victorias de nuestro seleccionado campeón del mundo volvieron a poner en el debate la comparación entre deporte y política.

 

Una vez más, como ocurrió luego de la consagración del último diciembre en Qatar, más de un analista se vio tentado en mostrar el ejemplo futbolístico y lamentar que nuestros dirigentes no se vean reflejados en ese espejo para copiar ese modelo y trasladarlo a la política local.

 

Fue así como, tras las victorias ante Ecuador y Bolivia, resurgieron los comentarios en los que se volvió a tocar la cuestión de política y fútbol, como campos diferentes, pero entre los que se pueden trazar algunas analogías, sobre todo en cuanto a la importancia de la estrategia y la táctica.

 

“El de la Selección, que arrancó de la mejor manera las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026, es un muy buen ejemplo de la senda que, en la búsqueda del bienestar general, deberían tomar también los jugadores de la política nacional: la del compromiso, los acuerdos, las metas comunes. La Scaloneta a la que hoy todos le rendimos honores nos está enseñando cómo atravesar los desafíos por más duros y difíciles que se presenten: jugando bien, con solidaridad, con valores, con la pausa justa, inteligente, reflexiva; con la pelota al piso, la cabeza erguida y la mirada clavada, decididamente, en el futuro, en nuestro porvenir”, sostuvo por ejemplo el periodista Facundo Martínez, en una columna publicada durante esta semana en Página 12.

 

Un gran problema.

 

La cuestión no parece tan simple. Hay que pensar que cuando se inició la gestión de Scaloni, hace algo más de cinco años, tuvo una gran resistencia. Le achacaron falta de experiencia, errores tácticos y estratégicos, tardanzas en los cambios y un montón de cuestionamientos más. Hasta en pleno mundial, después de la derrota inicial con Arabia, le seguían cayendo críticas. Solamente el éxito en los resultados logró el apoyo total.

 

Trasladar ese proceso a la política asoma como un poco más complicado. Antes que nada, hay otros intereses en juego. En este caso, no todos quieren que el pueblo sea feliz como con el fútbol.

 

Por eso, aparecen modelos con propuestas para nuestro equipo que sinceramente no invitan a entusiasmarse. Uno postula directamente achicar nuestro cuerpo técnico y –si pudiera- hasta vender el corazón y las vísceras de nuestros jugadores al mejor postor. Otros quieren “jugar al achique”, dejar al plantel con escaso presupuesto, sin atención médica de calidad y mandarlos de viaje al exterior en una aerolínea traspasada a una multinacional.

 

Máquinas de impedir.

 

En medio de esas alocadas propuestas, solamente se ve un modelo que intenta sacarnos de una crisis, como la que atravesaba la selección antes de transformarse en “Scaloneta”. Esta semana, ese equipo que dirige Sergio Massa metió goles contra Ganancias y contra el IVA. Hay que ver si le alcanza, porque enfrente tiene rivales que son verdaderas máquinas de impedir. Primero dijeron públicamente que apoyaban esas iniciativas, después apostaron a que no se animaba a presentar los proyectos y luego de que fueran anunciados, finalmente informaron que se los van a rechazar. Así, es más difícil que jugar 90 minutos en la altura de La Paz.

 

En consecuencia, no queda otra alternativa que pensar con algo de sentido común y preguntarse qué candidato impulsa proyectos para favorecer a trabajadores y jubilados y quiénes no. Porque de un lado hay dolarización, motosierra y contradicciones. Y en otro hay una propuesta de recortes en salud y en educación, y más contradicciones. En los dos hay negacionismo y “mano dura” para reprimir manifestaciones populares. Como si fuera poco, quieren avanzar contra conquistas sociales y derechos laborales. Lo bueno es que ya no ocultan sus intenciones. Tratan de maquillarlas y explicar que las harán en forma gradual y a largo plazo, pero quedan serias dudas sobre esas declaraciones, más aún cuando ya han dado marcha atrás en más de una ocasión. Entre todo eso, solo un candidato demostró que está dispuesto a tomar medidas a favor del pueblo, con un Estado presente. Si lo hizo demasiado tarde, solo el tiempo tiene la respuesta.

 

Por todas estas cosas, las comparaciones entre el fútbol y la política no son tan fáciles de trazar. La diferencia a favor es que en este caso el que elegirá al nuevo “director técnico” será el pueblo. Veremos el 22 de octubre qué quiere nuestra gente. Está difícil, pero no hay que perder las esperanzas. Pese a todo, hay unos cuantos muchachos que se quieren volver a ilusionar.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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