Lunes 22 de abril 2024

Se aplican, cada año, 4 millones de litros de glifosato

Redacción 26/08/2017 - 01.29.hs

Según la empresa Fertilizar y datos aportados por el Ministerio de Agroindustria de Nación, la soja transgénica resistente al herbicida de amplio espectro denominado glifosato, es utilizada en la actual campaña en 420 mil hectáreas de La Pampa. El cálculo es que se consumen 4 millones de litros por año.
Juan José Reyes *
A razón de 5,4 dólares el litro promedio, fácil es ver que el mercado cautivo que tiene Monsanto, sólo con el glifosato en nuestra provincia, es de 21 millones de dólares anuales, es decir casi 370 millones de pesos anuales. Un fenomenal negocio que está en tela de juicio por organizaciones ambientalistas y la propia Organización Mundial de la salud, con respecto a sus efectos en la salud del ser humano y de los suelos.
Aunque el glifosato existía antes que los transgénicos, éstos aumentaron brutalmente su uso y riesgos. Ahora que causaron decenas de malezas resistentes al glifosato, las transnacionales presionan para liberar transgénicos con tóxicos aún peores. Lo cierto es que el uso intensivo de este agrotóxico es un formidable mercado de insumos estratégicos, que creció en forma geométrica con los cultivos de soja, maíz, girasol y maní en la provincia, pero casi en la totalidad de las hectáreas sembradas con soja que están en el cuadrángulo noroeste donde se lo utiliza.
Solo en un año se vende suficiente como para rociar medio kilo sobre cada hectárea cultivada del planeta. Los ecologistas lo tienen en el punto de mira. Sus protestas por su uso y abusos son encendidas y continuadas. Hay 4 empresas con el equipamiento como para producir glifosato ácido (dos de ellas son norteamericanas y otras 2 locales). Existen además 14 firmas con equipamiento para realizar formulaciones del fertilizante. Es empleado en 140 países y en nuestra región comenzó a utilizarse hace 35 años por lo que está registrado en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

 

Deuda impagable.
Según la empresa Fertilizar, entre junio de 2016 y el mismo mes de 2017 el sector agrícola del país demandó 5.108.519 toneladas de fertilizantes, de las cuales 3.484.577 correspondieron a nitrogenados; 1.123.942 a fosfatados y 500 mil al resto. Durante la década del ´90 se produjo en La Pampa una explosión en la demanda de agroquímicos, que elevó el consumo de este insumo de 15.000 toneladas en 1991 a casi 400 mil toneladas el año anterior. En otras palabras, casi el 85% de la tierra agrícola provincial es fertilizada y de ella unas 350 mil hectáreas sembradas con soja reciben anualmente 4 millones de litros de glifosato.
La utilización de agroquímicos en La Pampa está estimada en 730.000 hectáreas (las 400 mil de soja pertenecen a los departamentos Chapaleufú, Maracó, Quemú Quemú, Realicó y Catriló) generando una inversión/gasto para los productores de 35 millones de dólares al año, de los cuales 21 de ellos se van en glifosato.
Entre 1997 y 2017 el crecimiento en la utilización de glifosato pasó de 5 millones en 1980 a los 21 millones de dólares en la actualidad.
Sin dudas, este insumo se ha convertido en elemento clave para la agricultura moderna, más allá de su toxicidad. La utilización de sistemas mixtos de producción integrada, tanto en cultivos agrícolas como en la reposición ganadera y el alto uso de herbicidas como el glifosato, ocasionan una profunda y persistente extracción de nutrientes de los suelos. El déficit en el balance nitrogenado, junto con la merma de otros nutrientes básicos como el fósforo y el potasio, implican una deuda muy difícil de cancelar entre el productor y con sus campos.

 

Secuelas.
Tras 25 años de aplicación indiscriminada, la agricultura intensiva basada en el uso de agroquímicos y semillas transgénicas está mostrando sus enromes secuelas. Por el uso intensivo del glifosato sobre el campo pampeano, una docena de malezas se han hecho inmunes a este herbicida. Ante esta situación, los productores agropecuarios comenzaron a utilizar mayores dosis de otro herbicida muchísimo más toxico: el 2,4D.
Aquel fue diseñado por la compañía Dow Chemical en 1946, es varias veces más tóxico que el glifosato de Monsanto; fue un componente del letal "Agente Naranja" con el cual el ejército de Estados Unidos fumigó durante años Vietnam y cuyas secuelas en la población aún laten. Lo concreto es que el glifosato, que ha permitido la geométrica expansión granaria en el campo pampeano (en 20 años se paso de 1,5 a 5 millones de toneladas) es el herbicida más utilizado no solo en La Pampa sino en el en el mundo, pero también el más polémico. Todos los herbicidas de Roundup(r) contienen glifosato como ingrediente activo y fueron desarrollados para controlar una amplia variedad de malezas. Es un herbicida no selectivo, lo que significa que tiene efectos sobre la mayor parte de las especies de plantas verdes. Por ello hay que tener cuidado en su uso, protegiendo a las plantas deseables. Además de los 3 ingredientes identificados, algunas formulaciones de Roundup(r) pueden tener ingredientes activos adicionales. También hay muchos productos con base de glifosato con otros nombres de marca, tanto de Monsanto como de otros fabricantes. Pero su uso es una cuestión que va más allá de lo estrictamente científico y tiene profundas ramificaciones sociales, políticas y económicas en el campo pampeano.

 

Un herbicida maldito
El glifosato es un herbicida no selectivo de amplio espectro, se destaca por su eficacia para controlar diversos tipos de plantas, ya sean gramíneas anuales, perennes y latifoliadas. Se trata de un descubrimiento de la multinacional Monsanto cuyo primer registro data de 1971. No obstante su participación en el mercado crece de manera exponencial a partir de la campaña 96-97 con la irrupción de la soja RR resistente al glifosato. En el último ciclo (2016/17) con un record de superficie ocupada con la oleaginosa, 23.400.000 hectáreas, se emplearon entre los 150 y 170.000.000 de litros. De ese total, aproximadamente un 40% es expendido por Monsanto en sus diferentes formulaciones (Roundup Full II y el glifosato Panzer Gold). Más allá de lo excesos de su uso en La Pampa, la Ley de Agroquímicos (1.173) regula la comercialización y aplicación de estos productos, pero no hay contralor. La utilización fitosanitaria adecuada ha venido fortaleciendo al productor provincial, involucrando enormes sumas de dinero en estos insumos básicos. La utilización de herbicidas selectivos se dan en la soja y el maíz, aunque también el trigo (más de la mitad del área sembrada lo tiene) y el girasol lo utilizan (J.J.R.).

 

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