Jueves 10 de julio 2025

A clase con el bebé

Redacción 15/08/2012 - 03.52.hs
Ser adolescente, quedar embarazada y convertirse en madre es una barrera para seguir en el colegio, pero un grupo de alumnas del Liceo Informático cursa junto a sus hijos y pelea por un futuro mejor.
Mi beba se crió acá en el aula; si hasta cuando rompí bolsa estaba en clase. Ella es una más y estamos re adaptadas". Yamila tiene 17 años, cursa 1er. año y "ella" es Shaira, su hija de 14 meses con quien asiste diariamente al Liceo Informático. Allí, entre tizas, pizarrones y adolescentes que cursan el secundario, buscan retomar un camino que cambió de dirección bruscamente y que es común a decenas de chicas cada año.
Al igual que Yamila, son varias las madres que cursan los estudios junto a sus hijos. Son parte del programa institucional "Empecinadas" que el Liceo Informático puso en marcha hace unos años y que tiene como objetivo primordial integrar y respaldar a las jóvenes que atraviesan esa situación tan particular.
"A mí el colegio me apoyó siempre. Como el parto se adelantó y la beba nació a los seis meses, se me complicó para venir, pero siempre estuvieron conmigo y me pasaban las tareas. Incluso las profesoras iban a la clínica donde estaba internada y me daban clases para que no me atrasara tanto respecto del resto", contó Yamila.
Según la docente Erica Riboyra, el objetivo del proyecto es que las estudiantes no abandonen el colegio, por eso las chicas que quedan embarazadas y luego son madres tienen un régimen especial de faltas (nunca quedan libres por inasistencias), solo pagan 50 pesos mensuales como seguro por ellas y sus hijos y reciben el apoyo necesario para avanzar con el programa curricular.
"Yo tengo dos hijos y en su momento no pude seguir con el colegio, pero siempre me puse como objetivo terminarlo. Hoy en cualquier lado, hasta para trabajar en limpieza, te piden el título, entonces es clave continuar estudiando", aseguró Jimena (24), madre de Morena (3) y Franco (un año y 9 meses).
No todas las chicas que asisten a la institución llevan a sus hijos al aula, pero en un curso se juntan hasta seis niños, y todos brindan su ayuda para el cuidado. "Sobre todo cuando son más chiquitos van pasando de brazo en brazo, incluso los docentes te los tienen para que vos puedas completar lo que estás haciendo. En ese sentido la predisposición es la mejor y eso es importante para poder seguir adelante", contó Jimena.
A contramano de lo que se puede pensar, la presencia de los niños actúa como un sedante, como un freno hasta para los más revoltosos. "Cuando hay algún bebé en el aula, sobre todo si está durmiendo, pasa que todos se quedan mucho más tranquilos y callados, nadie quiere quedar como el culpable de despertarlo", se ríe Sofía que tiene en brazos a Zoe, de dos años y medio de edad.
Brindar una oportunidad, otorgar las herramientas necesarias y apoyar a quien lo necesita es lo que se propone la iniciativa, siempre con la idea de que la deserción escolar no sea una opción obligada para las mamás adolescentes. "Yo estoy sola porque el padre de la beba no está, y mi mamá también está sola. Entonces tengo que buscar un futuro para mi hija, esforzarme para que ella tenga lo mejor, y sin el estudio es muy difícil lograr algo", explicó Yamila, que se ilusiona con el curso de croupier que realiza y que puede darle una chance laboral en el Casino.
Entre tantas mujeres también hay lugar para un varón. Jonathan tiene 18 años y es papá de Ramiro, de 16 meses. Si bien no necesita llevarlo al colegio, sí está siempre pendiente de su hijo, algo que el resto destaca "por no ser lo más habitual".
"Yo a la mañana trabajo y a la tarde vengo a cursar. El nene se queda con la mamá pero yo no lo desatiendo nunca, y no tendría problemas en que esté en el aula", afirmó.
Florencia (17) tuvo a Ian Bautista hace 18 meses, y no encontró otros establecimientos educativos que permitieran asistir con su hijo a clase. "Sé que en algunos lugares permiten que la madre le dé la teta y listo. En mi caso al bebé lo cuidan en la familia, pero está bueno tener la oportunidad de seguir estudiando sin desatenderlo, saber que si lo necesitás podés traerlo y estar con él", expresó.
¿Cómo es la convivencia con los varones? ¿Se saben manejar con un bebé?
"Sí, se re portan. Incluso son mimosos y re pegotes, pero también ingenuos o no miden porque no saben", cuenta entre risas Yamila. Y recuerda una anécdota: "Cuando Shaira tenía nueve meses uno de los chicos la agarró en brazos, la apoyó en el piso y preguntó si caminaba y la soltó. Obviamente la nena cayó para el costado, no pasó nada, pero la cara de susto de él no me la olvido más".
María José (18) es la mamá de Angelina, que en poco tiempo cumplirá dos años. Ella reconoce que con un régimen normal de faltas ya hubiese quedado libre, sobre todo porque su hija sufre de asma y cuando tiene problemas de salud debe faltar seguido a clase.
"Cuando tiene ataques no puedo venir, pero en ese caso en el colegio están pendientes y me pasan lo que se hace en el aula. Yo quiero terminar así que el esfuerzo vale la pena", manifestó María José que, al igual que muchas otras, decidió tomar la oportunidad y presentar pelea en una lucha que no parece fácil pero que, al menos, enfrentan acompañadas.

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