Miércoles 24 de abril 2024

Lautaro, el pequeño gran jinete

Redaccion Avances 08/01/2023 - 13.00.hs

Cuenta con cuatro profesionales que lo acompañan en su vida académica: dos maestras integradoras, una fonoaudióloga y una psicóloga.

 

Los días patrios son para disfrutar de tradiciones, de la cultura argentina, de la bandera celeste y blanca, del Himno Nacional, y ni hablar de los desfiles criollos, con jinetes montados en caballos vestidos de bombacha, camisa y boina. Todo eso sucedió el Día de la Independencia, pero nadie esperaba la presencia de Lautaro Videla, un pequeño de 11 años que deslumbró a todas y todos los espectadores que lo conocían porque es un ejemplo de luchador de la vida y obviamente por amar a todos los animales, en especial a los caballos.

 

Maestras, compañeros, compañeras, familiares, médicos, médicas y público en general arengaban al niño al grito de “¡Lautaro!, ¡Lautaro!”. ¿Pero qué estaba pasando si tan solo era uno más del montón de personas que iban a desfilar el sábado 9 de julio? Es que todos sabían lo que le había costado al niño estar ahí.

 

Lautaro nació hace 11 años en nuestra ciudad de manera prematura a los seis meses, pero su situación se agravó porque sufrió hidrocefalia y derrame cerebral. Es seismesino porque cuando estaba en la panza sufrió un pre-infarto y no había otra opción que sacarlo de allí. Pesaba tan solo 970 gramos y luego bajó a 700, por lo que todo el personal médico se encargó de que recupere como mínimo 150 gramos para operarlo y trasladarlo a Río Cuarto.

 

La familia estuvo muchos meses en la ciudad cordobesa, pasó por muchas operaciones y cuatro paros cardiorrespiratorios. “Pero él la peleó y hoy está acá”, afirmó su mamá Anabella. Esa lucha fue día a día, porque según contó la mujer a La Arena, los médicos le habían asegurado que “no iba a caminar y que iba a quedar en estado vegetativo”. Pero “como toda mamá me propuse que él iba a caminar”.

 

Pese al panorama adverso, Lautaro creció con el apoyo fundamental de su vida. La motivación y el estímulo cumplieron un papel importante para que pueda progresar e interesarse no solo en los caballos sino también en la escuela. “Mi hijo tiene que salir”, se dijo Anabella y aseguró que todo fuera paso a paso. “Lo ayudábamos de a poco. Empezó a caminar a los cuatro años cuando ingresaba al jardín y recién este año empezó a hablar”, relató.

 

“Le quedó como un retraso madurativo. Tiene once años y aparenta ser uno de cinco”, explicó y añadió que el pequeño asiste a la escuela 25 y a la de Irregulares Motores. “Le va muy bien. Los compañeros lo adaptan; ha pasado que algunos nenes no quieren incluirlo porque ‘tiene problemas’ y él les responde: ‘Yo soy normal’”, expresó entre risas.

 

 

Amor por los animales.

 

Lautaro tiene tres hermanos más. Con el mayor son muy unidos y también cuida de sus dos pequeñas hermanas. Pero desde siempre amó los animales. A muy temprana edad sintió un cariño especial por los caballos, de todas las razas y sin importar si estaban domados o no.

 

Fue un amigo de la familia quien les ofreció que todos los fines de semana Lautaro se acerque a su campo para andar a caballo. Y así fue y así sigue siendo. Le resultó muy fácil aprender y en ese contexto, Anabella remarcó que “él anda solo, se maneja como si toda la vida hubiera andado a caballo”.

 

Cuando le preguntaron por el desfile, la mamá no dudó un momento ya que contaban con la ropa necesaria: alpargatas, bombacha y boina. Lautaro “estaba muy sorprendido y nervioso porque no se imaginada participar”.

 

Pero eso no fue todo, porque había muchas personas conocidas, entre personal de salud que lo atiende desde pequeño, hasta maestras y compañeros que cuando lo vieron lo aplaudieron y lo arengaron al grito de “¡Lautaro!, ¡Lautaro!”.

 

La cabalgata es una actividad fundamental en la vida de Lautaro porque “es lo único que lo tranquiliza”. Su mamá hizo hincapié en que cuando van un día de fin de semana al campo, él pasea por unas horas y luego regresan en el auto, “se duerme, lo relaja totalmente”.

 

En ese contexto, Anabella remarcó que “es espectacular que los nenes que tienen discapacidad anden a caballo. Lautaro es muy hiperactivo, le agarran nervios y no lo podemos calmar, solo el animal lo hace”.

 

 

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