Martes 15 de julio 2025

Anguil: un lugar en La Pampa

Redacción 04/10/2009 - 01.47.hs
Fue fundado en el año 1906, pero hubo una población previa en la zona de al menos veinte años. Un fragmento como adelanto del libro que lleva como título: "Senderos que cuentan historia", escrito para su centenario.

La fundación de Anguil responde a un proceso de escala regional, vinculado al repoblamiento y la puesta en producción de tierras que habían sido ocupadas por distintas comunidades lideradas por Pincén. El caso de la localidad, no es aislado ni fortuito, responde a un modelo de alcances regionales, que fue seguido por la mayor parte de los pueblos fundados en el este de La Pampa durante las primeras décadas del siglo XX. En consecuencia, nuestro análisis debe recuperar las particularidades y matices de lo local a partir de su inserción en un contexto de dimensiones más amplias.
Una vez finalizada la campaña contra los aborígenes, se puso en marcha un proceso de ocupación de un nuevo espacio productivo en el Territorio Nacional de La Pampa. La puesta en funcionamiento de la economía rural en el este pampeano, tuvo como impronta principal una asimetría en la disponibilidad de factores productivos, señala Sergio Maluendres. La tierra fue el factor más abundante durante los primeros tiempos, mientras que fueron escasos la mano de obra y el capital para invertir. Esta particularidad es una condición sustancial para explicar la conformación de las múltiples relaciones entre economía y sociedad durante la etapa territoriana.
En este proceso de repoblamiento debe incluirse también a los miembros de las comunidades aborígenes, cuya trayectoria y presencia han marcado la memoria y la sociedad de la localidad. Una de las primeras formas de control y dominación sobre estos grupos después de la conquista se llevó a cabo a partir de la instalación de un fortín, denominado "El Solitario", que se había instalado en 1885 en las cercanías de la futura localidad y formaba parte de un conjunto de cinco emplazamientos ubicados en una línea que iba desde Lonquinay hasta Toay.

Propietarios.
Con respecto a la disponibilidad y distribución de las tierras, las investigaciones de Julio Colombato, dan cuenta de una concentración de las propiedades en el territorio y un mercado de tierras que comenzó a activarse rápidamente después de la conquista. La compra y venta de tierras se convirtió entonces en una empresa de carácter especulativo, sustentada en la creciente valoración de las mismas.
En el caso de los fundadores de la localidad de Anguil, la familia Castex, se tiene conocimiento de que adquiere una parte de sus tierras en la Sección II del Territorio por la ley 947; es decir, Ley de Empréstito de 1878. Luis y Eduardo Castex figuran como dueños de 40.000 y 5.000 hectáreas, respectivamente, en dicha sección. Cada uno de los suscriptores del empréstito había oblado la suma de 400 pesos fuertes la legua cuadrada (2.500 hectáreas), es decir 0,16 (dieciséis centavos) la hectárea, indica Colombato.
La comercialización de las tierras se activó a partir de ese momento inicial, y una prueba de ello la constituyen tempranos registros de operaciones de compra-venta de propiedades inmuebles en el área por parte de la familia de los fundadores de la localidad. Según consta en fuentes notariales, en 1885 Eduardo Castex vendió una fracción de las mismas en Sección II, lote 15, Fracción D. A partir de los estudios de Elpidio Pérez, se conoce que los Castex, realizaron de manera simultánea, otras operatorias de tierras en el área del Segundo Departamento, en las inmediaciones de Uriburu y Colonia Barón.

 

Ocupación.
Durante la veintena de años transcurridos hasta la fundación en 1906, se inició una etapa de ocupación del espacio, precedente a la constitución del pueblo. Para ello se hizo necesaria la reorganización de las vías de comunicación y transporte. De manera mayoritaria, se utilizan las rastrilladas como vías de circulación y transporte, éstas fueron reutilizadas por los primeros servicios de mensajerías.
Las mensajerías fueron reemplazadas a partir de la instalación de un nuevo medio de transporte: el ferrocarril. El tramo Trenque Lauquen-Santa Rosa del ramal del Ferrocarril Oeste se construyó en 1897. Al año siguiente se crea una media estación, identificada como Km. 578 y un tanque de almacenaje de agua con el fin de abastecer las locomotoras. La fundación de la estación -en octubre de 1906- respondía a la demanda de una población creciente y al aumento de las actividades productivas en el área.
En los comienzos de la década de 1900, algunos lotes del futuro pueblo comenzaron a venderse. Varios terrenos se habrían ocupado en la práctica en una etapa anterior al remate. En el registro de la propiedad se hallaron asentadas algunas escrituras de venta de terrenos urbanos para el año 1902. Según estos documentos, los primeros vecinos de la localidad, propietarios dentro del casco urbano, fueron Depetris J. y Bouza, ambos adquirieron dos solares en las manzanas 90 y 91; situación que demuestra que el loteo y el fraccionamiento de las tierras estaba trazado y se había iniciado por lo menos cuatro años antes de la fundación, con moradores permanentes en el área. Además, es necesario mencionar un grupo de propietarios rurales que aparecen registrados en épocas tempranas, también antes de la fundación del pueblo, entre otros, se citaban los apellidos Migoni, Castex, Albertini y Blanco.
Al mismo tiempo se instalaron los primeros comercios con el objetivo de abastecer al incipiente núcleo poblacional que se estaba gestando y a la población rural radicada recientemente en la zona. Los almacenes de ramos generales, como la "Casa Evangelista" y el de Felipe Yarza, fueron los encargados de aprovisionar a esos pobladores recientemente instalados en los alrededores de la futura Estación de Anguil.

 

En los albores.
La rápida valorización de las tierras en esos años fue la resultante de una serie de factores que actuaron de manera conjunta. Por un lado, la presencia de una población creciente, conformada de manera mayoritaria en un primer momento por migrantes internos, a los que se les sumaron contingentes internacionales con una presencia mayor a medida que avanzaba la primera década del siglo Por otro lado, el incremento de las actividades comerciales y agropecuarias, derivó en la apertura de la estación ferroviaria. Este proceso tuvo como corolario, la organización de un remate en el que se pusieron a la venta los terrenos subdivididos por los hermanos Castex, en una operación que adquirió carácter fundacional.
La fundación del pueblo se llevó a cabo el 2 de diciembre de 1906, el encargado de la organización del acto y remate fue el agrimensor y martillero Eduardo de Chapeaurouge. Los propietarios de las tierras, Eduardo y Alberto Castex enviaron notas de invitación para asistir a la ceremonia de colocación de la piedra fundamental a quien era la máxima autoridad territoriana: el gobernador Diego González. Ese día estaba previsto compartir un almuerzo con los funcionarios en el comedor del ferrocarril. Es posible afirmar entonces que el remate de los terrenos se efectivizó cuando el negocio inmobiliario estaba garantizado por un poblamiento precedente, al que se le sumaron nuevos interesados en un contexto de instalación de comunidades migrantes. Ello aseguraba una demanda ágil para los nuevos lotes que saldrían a la venta.
En la operatoria se pusieron a la venta 15.000 hectáreas de tierra, que comprendían los terrenos de la planta urbana del municipio y de áreas rurales circundantes, espacio ubicado en la Sección 2da, mitad oeste del lote 6 y todo 7, letra D. Las negociaciones debieron ser arduas, pues duraban varios días. Se toma el dos diciembre como la fecha en que se iniciaron las operaciones y se procedió al acto fundacional, sin embargo, las actividades se extendieron a las jornadas subsiguientes. Las tierras se lotearon diferenciadas en tres tipos: solares, quintas (de 5 has- 10 has) y chacras con una superficie de 22, 44 y 88 has, propiedades que estaban por debajo de la unidad productiva, que oscilaba entre las 250 y las 400 has para la franja este del Territorio, señala Sergio Maluendres. Esta subdivisión de lotes, que dio origen a la futura colonia, responde a una lógica que proyectaba a futuro el lugar como conjunto de múltiples quintas, cuya producción tendría como destino principal el abastecimiento de los centros urbanos mayores.

 

Valores.
Los valores de los terrenos urbanos variaban de acuerdo con la ubicación, tenían una base mayor aquellos que eran esquinas linderas del boulevard principal, la plaza y la estación ferroviaria. Las tierras se debían pagar de la siguiente forma: un 12% al contado el día del remate y el resto podía pagarse en plazos que oscilaban en los dos y tres años, dependiendo de la extensión de la parcela, con un interés del 6% anual. Se hace evidente entonces la necesidad de acumular un capital previo mínimo para la adquisición de la parcela, que permitiera hacer frente a esa inversión. Situación que podría vincularse al hecho de que muchos de los colonos que adquirieron tierras en esta primera época habían tenido experiencias previas vinculadas a la explotación agropecuaria en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.
La rápida valorización de las tierras y el crecimiento poblacional experimentado en el territorio hicieron que se montaran verdaderas empresas encargadas de parcelar y vender las tierras ante una demanda en aumento. Una fracción de las tierras, donde después se va a emplazar el pueblo, pertenecía a la Compañía inglesa "The Buenos Aires Western Railway Limited" propietaria de la línea ferroviaria- fue valuada en 20 pesos la hectárea en el año 1904. Dos años después, la hectárea en ese área fue vendida en 60 pesos, para las chacras, y hasta 155 pesos, para las quintas de las inmediaciones de la localidad, valores que se multiplicaban para los lotes del futuro casco urbano.
Los periódicos de tirada en el territorio pampeano fueron uno de los medios utilizados para publicitar los remates de tierras. En "La Capital" aparecieron, de manera recurrente, avisos de los mencionados remates de la localidad.

 

Remate.
El encargado de rematar las tierras del nuevo pueblo fue Eduardo de Chapeaurouge, agente inmobiliario que disponía de personal en Buenos Aires y Trenque Lauquen, que hacía de nexo con los futuros interesados en las propiedades. El mismo tenía agentes en la estación de Anguil, que eran responsables de publicitar las tierras. Los compradores llegaron el día de la subasta desde distintos puntos: arribaron en tren desde la Capital Federal, y desde de Santa Rosa y Toay, se habilitó entonces una línea especial de ferrocarril con el objeto de facilitar el traslado de los futuros compradores.
Los resultados económicos de la operación inmobiliaria fueron exitosos, a pesar de que las condiciones climáticas no auguraban un buen año agrícola. Las cosechas se habían visto perjudicadas por avatares climáticos, tormentas de granizo y sequías, a los que debe sumársele la presencia de mangas de langostas.
Eduardo de Chapeaurouge, después de su participación como rematador en la primera subasta de tierras en 1906, terminó como propietario de numerosos lotes, y procedió a la venta de los mismos en un segundo remate de tierras, llevado a cabo el 26 de mayo de 1918 en el "Bar Florida" de Santa Rosa. El encargado de esta nueva operación fue el Sr. V. Lamela. En esa oportunidad se vendieron distintos chacras y quintas con dimensiones que variaban entre 22, 150 y 300 hectáreas, se trataba mayoritariamente de pequeños solares próximos al área más urbanizada de la localidad.

 

Avatares.
En un principio -tal como apareció en los periódicos- la fecha fundacional estaba prevista para el mes de noviembre. El remate inaugural fue publicitado para los días 25, 26 y 27 de este mes; pero, por razones que se desconocen, la venta de tierras se pospuso para el 2 de diciembre. Según consta en los periódicos de esa semana, un viento huracanado derrumbó la casa de comercio que tenía Felipe Yarza, detrás de la estación del ferrocarril. Es de destacar como algo anecdótico que un fenómeno climático similar se vivió cien años más tarde, el 1º de diciembre de 2006, cuando un fuerte viento, arrasó con algunos de los escenarios, la carpa de los festejos y postergó la realización de algunas de las actividades previstas para conmemorar el centenario.
La modificación, a último momento, de la fecha de fundación de la localidad llevó a que quedara en muchos registros el mes de noviembre como fecha fundacional. Tales evidencias hicieron que el pueblo, durante mucho tiempo, festejara sus aniversarios en una fecha inexacta. Un acontecimiento fortuito llevó a que se tomara conocimiento del momento en que efectivamente se sucedieron los hechos: obreros municipales encontraron en las inmediaciones de la que fuera la "Plaza Luis Migoni", una de las medallas que se repartieron durante los actos de la jornada fundacional, material que tenía labrado en su reverso la fecha del evento. Ese hallazgo hizo que se cambiara el día del aniversario de la localidad para el 2 de diciembre.

 


María Lanzillotta y Mariana Requejo
Historiadoras UNLPam
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