Jueves 02 de mayo 2024

Fantasmas en los ojos

Redaccion Avances 23/07/2023 - 06.00.hs

En su nuevo libro, donde trabaja la extrañeza, la autora Francisca Mauas nos entrega pequeñas historias con argumentos originales y sólidos.

 

María Evangelina Vázquez *

 

Cuentos que turban, personajes que sorprenden, finales que nos desconciertan. La prosa de Francisca Mauas es sin dudas, cautivante. Los seres que habitan sus cuentos, muy logrados, quedarán en nuestra mente luego de leer Fantasmas en los ojos, su nuevo libro publicado por La luna tiene agua.

 

En esta entrevista la autora nos habla de su rutina de escritura, la extrañeza en sus textos, la construcción de los personajes, la intensidad de un remate, las cualidades de un buen narrador, la observación permanente de su entorno y su gusto por las descripciones sintéticas pero contundentes.

 

 

- ¿Es tu intención que los lectores se encuentren con alguna sorpresa al finalizar los

 

cuentos?

 

No pienso tanto en los lectores cuando escribo. Un poco sí porque es lo natural me parece, pero no demasiado. Quizás trato de sorprenderme a mí misma con algo que toma otro camino que el imaginado al principio. No siempre es igual el proceso de cada cuento. Uno imagina una historia a veces sin final y se hace camino al andar. Otras veces tenemos el desenlace, pero después cambia. Es difícil que se mantenga el recorrido que habíamos pensado cuando arrancamos. Pero volviendo a la pregunta inicial, me gustan las sorpresas, tratar de no ser predecible siempre y cuando no defraude al lector.

 

 

- ¿Qué pensás que debe tener un buen remate de un cuento?

 

No creo tener la fórmula, pero entiendo que un remate tiene conexión directa con el principio. Tanto el comienzo como el final se aprecian más cuando se unen, cuando cierran una misma idea.

 

 

- ¿Te parece que tu libro pone de relieve lo vincular?

 

Puede ser y eso espero, porque las relaciones son algo que me atrae, interesa y divierte. Nunca terminamos de entender del todo los vínculos y por eso también creo que escribimos: para poder comprender, aunque sea algo de eso tan complejo y misterioso que son los lazos con otros.

 

 

- Hay como una sensación de incompletitud en algunos finales, ¿te parece que es bueno que el lector se quede con algunas dudas?

 

No sé si es algo bueno, tal vez hay quienes se desilusionan un poco. Es difícil saber cuándo cerrar, cuándo seguir. En mi caso corto cuando ya creo haber dicho lo que quería decir. Prefiero que el lector se quede con dudas y no con certezas. La literatura pasa por la “incompletitud” antes que por la certidumbre.

 

 

- Para pensar un personaje, ¿primero te basás en personas que conocés?

 

No siempre de forma consciente, pero es probable que sean producto de observaciones, de estudiar a quienes me rodean, a quienes me cruzo, a quienes quiero y no quiero. Son mezclas, fusiones, tomo alguna cosa por aquí y otra por allá e invento mi propio Frankenstein.

 

 

- ¿Buscás que un personaje sea coherente consigo mismo?

 

No, para nada. Me gustan los personajes contradictorios, fieles a su condición de humanos. Me atraen los que se pelean con ellos mismos, los conflictivos, los imperfectos, los que no pueden resolver, los que traicionan, los que tienen buenas intenciones, pero fallan, los que tratan de entender por qué les pasa lo que les pasa.

 

 

- Me parece que tus personajes son muy humanos, muy creíbles y también queribles, ¿cuál es tu trabajo con el perfil psicológico de cada uno?

 

Creo que, al igual que el actor, el escritor hace un trabajo de observación constante. Yo no me pierdo una, estoy siempre con el ojo en los gestos, en las palabras que usan las personas, en lo que hacen y dicen. En especial observo a la gente que no conozco mucho e intento “leerlos”, decodificarlos, imaginar más de sus vidas, de sus amores, de sus deseos. Son ejercicios que ayudan mucho a la hora de escribir. Y, al igual que el actor, el escritor vive un rato la vida de sus personajes. Juega. Escribir es un juego.

 

 

- ¿Te parece que tus cuentos conservan un registro coloquial?

 

En general escribo de la forma más natural que puedo, al menos por el momento. Complicarse o querer ser elevado no siempre resulta bien. Voy con cuidado porque coloquial tampoco es sinónimo de fácil. Elegir cada palabra, en especial cuando habla un personaje en primera persona, me parece fundamental. No sé si me sale bien, pero le pongo trabajo porque creo que el lenguaje es lo que nos define como personas. La forma en la que decimos las cosas nos refleja fielmente.

 

 

- ¿Cuáles son las pasiones o emociones que pensás habitan este libro?

 

Escribo sobre lo que me gusta leer, que es sobre el amor, el fin del amor, la familia, el día a día, los viajes, la suerte, el destino, las mochilas que cargamos, el pasado que añoramos o al que no queremos volver. Me gusta jugar con las malas decisiones, con los arrepentimientos, con el deseo, con las búsquedas, con la locura.

 

 

- ¿Cuáles son las cualidades que debe tener un buen narrador, según tu criterio?

 

Ante todo ganas y entusiasmo. Supongo que cualquiera que escriba lo hace para comunicarse con el mundo. Lo que yo disfruto son las historias bien contadas, que tienen trabajo, que se nota que fueron pulidas y corregidas. Me gusta que un narrador tenga sentido del humor, que no tenga miedo, que se atreva a dar asco, que no sea correcto, que no quiera quedar bien con dios y con el diablo, y sobre todo que tenga imaginación, que te haga preguntarte cómo se le ocurrió semejante cosa.

 

 

- Tus cuentos parecen netamente realistas, pero existe en algunos cierta cuota de extrañeza que hace pensar en lo fantástico. ¿Qué pensás?

 

Es que lo cotidiano se vuelve mágico, como dice la canción. Y ya que estoy con las citas, recuerdo un verso de Porchia, que dice que quien no llena su mundo de fantasmas se queda solo. Y yo creo que esos fantasmas, a los que también hago referencia en el título del libro, son parte de nuestra fantasía del día a día, son creaciones de la mente pero que nos habitan más que las personas reales. También las cosas, los objetos, ni hablar de la naturaleza, de la ciencia. Es magia. Vivimos buscando la magia y la tenemos frente a los ojos.

 

 

- La editora del libro, María Staudenmann, dice “La ilusión de Mauas consiste en adulterar lo cotidiano de manera apenas perceptible”. ¿Cómo lográs este efecto?

 

La belleza está en los ojos del que mira, así que en esta ocasión voy a aprovechar a halagar a mi editora, que ve lo que ni siquiera veo yo de mis propios textos. María Staudenmann es la que percibe lo imperceptible, es la lectora que con su mirada embellece lo que lee y lo potencia. Y todo lector debe encontrar lo que falta, completar, crear con lo que tiene enfrente.

 

 

- ¿Cómo trabajás las descripciones en tu libro, que son muy nítidas y precisas?

 

Como no me gustan las descripciones largas, trato de ir al hueso, de decir con una sola pincelada lo que creo importante. Encuentro tedioso leer que una casa está pintada de verde si no tiene nada que ver con la historia. Un poco está bien si tiene un sentido más estético o para abrir la imaginación o para caracterizar, por ejemplo: tenía bigote y sombrero. Así, simple y conciso me parece mejor. Pero cuestión de gustos, como todo.

 

 

- ¿El título Fantasmas en los ojos tiene que ver con esa extrañeza de algunos de los cuentos?

 

Sí, con la extrañeza de lo cotidiano, absolutamente. Un poco repito lo que ya dije: veo que convivimos más con fantasmas que con personas o cosas reales. Vivimos de la fantasía, vivimos en nuestra mente. Y también quise en el título jugar con que cada uno tiene su propia mirada, que no es nunca igual a la de otro. Cada uno con sus propios fantasmas.

 

 

- ¿Hay una apuesta en tu escritura por lo sintético, lo compacto? Decir mucho con pocas palabras o acciones.

 

Sí, sin duda eso intento y eso me enseñó mi gran profe Diego Paszkowski: menos es más.

 

 

- ¿Provenís de familia de lectores y escritores? ¿Cómo fue tu incursión en la literatura?

 

Sí, en mi casa siempre se leyó mucho y nos inculcaron a mis hermanos y a mí el hábito de la lectura y de la escritura. Es algo que siempre les agradezco.

 

 

- En 2018 fundaste la editorial Azul Francia. ¿Qué nos podés decir de este emprendimiento editorial? ¿Cuántos títulos llevan publicados?

 

La editorial me hace muy feliz. Aprendí mucho del oficio, de colegas, de los autores. Ya llevamos más de cien libros publicados entre narrativa y poesía. No es sencillo llevarla adelante pero lo hacemos con esfuerzo y absoluta alegría.

 

 

- ¿Tenés alguna rutina o método a la hora de sentarte a escribir?

 

Las fui cambiando con los años. Antes escribía por la noche, con mucha asiduidad y de forma más espontánea. Ahora escribo menos (y un poco mejor, creo). Me cuesta sentarme porque la editorial me ocupa mucho tiempo y sobre todo tiempo de lectura, entonces cuando quiero escribir ya estoy cansada, pero sigo intentando.

 

 

- ¿Cómo ha evolucionado tu escritura desde tus libros anteriores?

 

Mucho. Ser más grande ayuda. Crecer, madurar, ver más mundo, conocer más cosas, aprender de otros.

 

 

* Escritora. Colaboradora

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?