Sabado 04 de mayo 2024

Sumersión en Dante

Redaccion Avances 24/09/2023 - 09.00.hs

En este artículo conocemos la historia de Dante Alighieri, desde su infancia y sus amores hasta su trabajo literario más famoso, la Divina Comedia.

 

Gisela Colombo *

 

Dante Alighieri nació en Florencia durante el siglo XIII. Se cree que en el año 1265.

 

Era “Durante”, pero fácilmente se convirtió en “Dante”, el Padre de la lengua italiana, aunque también su mayor exponente literario.

 

A los doce años estaba ya comprometido con una joven de la sociedad con quien se casó a los 21. Sin embargo, el amor corría por otro carril.

 

En un libro llamado “Vita Nuova” Dante hace la biografía poética de su encuentro con Beatriz Portinari, una coterránea con la que se topa en la calle a los nueve años y queda extasiado.

 

Nueve años después la encuentra azarosamente también y decide dedicarle sus poemas. Inspirado por la poesía provenzal de los primeros siglos de la Edad Media, se alista en la tradición del “amor cortés”.

 

El “Amor cortés” es un tópico y un estilo de la historia literaria; la visión nueva caracterizada por un concepto de la mujer diferente a la del mundo anterior. Y es que la figura de la Virgen María, que logra en ese momento el punto más alto de devoción, indirectamente enaltece a la fémina en su condición. Si ella, en su cuerpo gestante, puede albergar al mismo Dios encarnado significa que el cuerpo femenino es más digno de lo pensado. Su espíritu, por otra parte, es merecedor de la comunicación con el Creador desde la Anunciación: una evolución respecto a la figura de Eva, que no es interlocutora de Dios. La misma Santa María recibe al ángel que le revela lo que Dios le pide, pero es ella quien debe, desde su libre albedrío, dar su consentimiento. De tal modo el relato bíblico pone en un sitio diferente a la mujer y de eso se hace eco la tradición medieval.

 

El efecto que también genera es un alejamiento de la percepción sensual, mientras gana en la poesía una especie de idealización según la cual se convierten en íconos las figuras. Los personajes se tornan un signo. La dama cantada pasa a ser emblema de la feminidad ideal. Casi una santa a quien dedicarle todos los triunfos y el honor conquistado. El amor ideal, desprovisto de materia, estará hecho de espíritu contemplativo, de admiración, no por la mujer real sino por su Belleza, manifestación de la obra divina.

 

Beatriz Portinari muere en plena juventud. Dante, amén de no haber llegado a confesarle su amor, comprende que no podrá amarla más que como a un ángel protector. Y acaba por aceptar que ella será la mentora de su destino. Beatriz, desde su naturaleza angélica. Leerá en su corazón sin secretos. Este mismo hecho será el que haga lamentar a Dante el estado de su alma. Es éste el mejor estímulo que encuentra el penitente para purificarse.

 

Al principio de La Divina Comedia, el personaje, que es autor y protagonista a la vez, se encuentra en “una selva oscura” que representa el pecado. Es la misma Beatriz ángel quien abandona su sitio en el Paraíso por promover el camino de purificación que le permitirá el camino místico, la ascensión en vida. Ella será quien descienda hasta el limbo para convencer al poeta más admirado para Alighieri, el gran Virgilio de que lo acompañe.

 

 

El guía.

 

Virgilio acepta y en la misma selva oscura lo recoge y lo tranquiliza. Desde entonces será su guía. ¿Qué implica la guía? Dante Alighieri admiraba profundamente a Virgilio, poeta latino del siglo I a C. El artista admirado se torna un personaje de la obra. Virgilio es creador de un texto inspirador para él: La Eneida. Se trata de la historia de Eneas, un héroe troyano que ya ha hecho un tránsito similar al que emprenderá Dante. Es que si existe el camino místico mediante la creación literaria - convicción de un grupo grande de artistas órficos que atraviesan la historia-, Virgilio hombre ya lo había hecho y por eso se convierte en el conductor.

 

La primera región que recorren juntos es el embudo del Infierno. La “catábasis” tradicional.

 

Esta palabra griega significa descenso. El descenso al inframundo es un tópico literario que representa un viaje hacia la verdad. Así lo vive el Ulises que construye Homero, quien va allí a buscar al adivino Tiresias que le revelará el camino a casa. Así será para Eneas, y del mismo modo lo reeditará Dante, aunque claro, desde una perspectiva cristiana. Es un viaje que consiste en sumergirse en el inframundo literalmente, pero detrás de ese descenso hay un propósito de ir hacia las raíces propias, de descender a la propia miseria. Esta travesía está ligada a la purificación de los malos hábitos, a la aceptación de los aspectos vergonzantes de la personalidad, las faltas del pasado…

 

En el Infierno Dante y Virgilio ven cientos de personajes que representan esas conductas. Y Dante ordena sus apariciones en la arquitectura del Infierno yendo de los pecados más leves a los más graves, de modo tal que ubica la boca estrecha del embudo subterráneo justo en el centro de la tierra.

 

Los conceptos teológicos que contiene el relato parten del conocimiento profundo de la Summa Theológica de Santo Tomás de Aquino. Literariamente, serán Homero y Virgilio los lazarillos del escritor. De fondo, también la política de Florencia, y su relación con otros principados de la región itálica se consignan. Contemporáneos de Dante y personajes históricos son ubicados estratégicamente por expresar la censura que despiertan en el poeta. Como si la ficción fuera la licencia concedida a un bufón. Varias enemistades nacen de esta actitud. Pero Dante no se arrepiente: cree correcta toda impugnación a quien traiciona su pueblo o religión.

 

Luego habrá de ir al Purgatorio donde presenciará escenas muy parecidas literalmente a las del inframundo pero animadas por otro espíritu. Mientras los sufrimientos del Infierno son circulares y eternos, los del Purgatorio, montaña de ascensión que purifica, tienen sentido. Se ordenan a algo venidero mucho mejor. En suma, la diferencia es la transformación que lograrán sus penitentes. Ese sufrir con sentido equivale a la Esperanza.

 

Más tarde remontará vuelo desde el Paraíso terrenal y ahora, guiado por la misma Beatriz, atravesará los cielos. Pero para ello deberá superar las últimas llamas: acallar el deseo de varón, que lo ha movido por el afán de consumar el romance. En cambio, debe ver a su amada como ángel, una alegoría del saber teológico, la sabiduría que él mismo llama “Madonna Inteligenza”. Así visita los planetas que albergan a quienes merecieron estar allí por sus obras.

 

El viaje se ha cumplido, Dante llega a ver a los santos, a los coros celestiales, a la Rosa Mística con Santa María en el centro, e incluso se asoma a la Santísima Trinidad, con su enorme misterio. Es la visión beatífica que sólo un puñado de almas podrán ver.

 

Si los antiguos romanos nominaban “Tragedia” a lo que tenía un final aciago y “Comedia”, a las historias que acababan bien, Dante tomará seriamente esas categorías. La obra será “Divina” porque trata lo relativo a Dios, y será “Comedia” en virtud del más feliz de los destinos al que aspiraban tanto poeta como Creador.

 

* Escritora y docente

 

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