Jueves 18 de abril 2024

"Ojo de Agua": arte y sabor pampeano

Redacción 21/04/2018 - 00.53.hs

Cecilia Oses y Ariel Lell juntaron el licor y la cerámica y así nació "Ojo de Agua", una pyme que fabrica botellas de colección con un producto hecho en la provincia y con un mensaje que busca realzar el sello de lo autóctono.
La mujer mira la botella, en realidad una obra artística hecha en cerámica, y saca cuentas. Observa otra y asegura que le falta en su colección. Elige una y promete volver para llevarse las que aún no tiene. Como un chico que busca las figuritas para el álbum del Mundial, los productos de Ojo de Agua generan en algunos clientes esa devoción que es tan común aunque parezca extraña. Porque el contenido de esas botellitas tiene sabor, color y aroma a menta, a mandarina, a limón, a frambuesa. A licor.
"Nos pasa mucho esto de generar un vínculo, nos damos cuenta cuando vienen acá. La gente nos apoya y por ahí te piden que no rompas el molde tal o cual porque les falta la botellita para la colección, así que esa respuesta que tenemos nos impulsa a seguir", cuenta Cecilia Oses (33), la mitad de un todo que desde hace poco más de cinco años lleva adelante Ojo de Agua, la fábrica de licor artesanal que nació en el barrio de Villa Alonso y hoy ya tiene su local en pleno centro santarroseño.
La otra mitad de la firma comercial la compone Ariel Lell (39) y juntos, con la compañía del pequeño Nilo (3), se dedican a un rubro que apunta al ojo turístico, ese que quiere llevarse algo representativo de la provincia y por eso cada colección o botella hace alusión al reclamo por el río Atuel, al caldén, al venadito de las pampas o a la poesía de Bustriazo Ortiz.
"A nosotros nos encanta viajar. Cuando empezamos teníamos un fondo que iba para los viajes, hasta que a ese fondo lo destinamos al emprendimiento. Hoy los que viajan son nuestros licores y nuestras botellas: hay en Suiza, en Australia, en España. Sabemos de un montón de lugares a los que fueron. También llegaron a manos de Víctor Hugo Morales, de artistas de nuestro país y también de Brasil, de dirigentes de la AFA, de políticos como Margarita Stolbizer, de empresarios. Y todo tiene un sello de lo que se hace en La Pampa", explica Ariel.
Los dos se conocían por amigos en común y ella fue a las clases de fotografía de él, que también trabaja en el Centro Municipal de Cultura y ahí fue la cerámica la que los unió. Armaron la vida de a dos y de uno de los viajes trajeron un licor de regalo. "Me preguntó si me animaba a hacer algo de ese tipo y le dije que sí, la idea inicial también fue darle una identidad pampeana. Vivíamos en un monoambiente y empezamos con un molde y unas botellitas. No teníamos nada de nada y empezamos a probar. Yo con la cerámica y Ariel con el licor", recordó Cecilia, que antes del primer paso de Ojo de Agua obtuvo su diploma de ceramista.
Secretos.
La pareja aprendió "sobre la marcha", el éxito entre los amigos los impulsó a más y perfeccionaron todos los pasos hasta lograr el mejor licor. "Una vez que vimos que salía bien empezamos el trámite bromatológico, se trata de un alimento así que hay que cumplir todos los pasos. Al principio me salían de colores muy fuertes así que en un viaje a Mendoza fuimos a un pueblito muy chiquito, a Jaime Prats, a una chacra donde hacen licores y la familia nos mostró su trabajo. No sabíamos si teníamos que hacer la destilación con un alambique o no. Ahí aprendimos algunos secretos", resalta Ariel sobre un trabajo de elaboración enteramente artesanal.
¿Cómo es el proceso para llegar a un buen licor?
"La elección de la fruta o de la hierba es clave. Nosotros hacemos por maceración, no es por fermentación, el alcohol absorbe el sabor, el aroma y el color. Lo filtrás y queda un alcohol con color y sabor pero sin las partes orgánicas. De ahí armas una buena receta para las proporciones y con un jarabe de agua, que es destilada porque no tiene sales y le da un sabor más real a la fruta o a la hierba, y azúcar. Después viene todo un proceso de controles, es una parte de muchos pasos hasta que llega al mostrador, pero está bueno porque así lleva todas las garantías".
La apuesta de Ojo de Agua es trabajar ellos mismos la mayor parte del proceso, por eso plantaron plantas de menta y de frambuesa. "Eso le da un valor agregado y así tenemos un producto íntegramente pampeano, con una identidad de acá porque todas las botellas hablan de La Pampa. Y las cosas que tercerizamos, como las cajas de madera, las hacemos con pymes locales como una de La Gloria que trabaja la madera", destacó Ariel.
Ojo de Agua participó en las últimas dos Expo Pymes y acude a las ferias de emprendedores que se realizan en distintos puntos de la provincia. Cuando el proyecto creció, un crédito les dio la posibilidad de tener una herramienta fundamental para la cerámica: el horno.
"En un principio hacíamos la botella en barro, nos íbamos con el autito cargadísimo a Toay, a lo de Eva López, una ceramista, y ahí utilizábamos el horno. Estuvimos dos años así hasta que conseguimos un crédito de la Provincia para poder comprar el horno", destacó Cecilia sobre un emprendimiento que, como la mayoría, sabe mucho de sacrificios. "Para poder abrir el local del centro tuvimos que vender el auto, así que eso nos frenó el reparto en las bodegas de la ciudad donde venden el licor", apuntó Ariel.
La empresa tiene su negocio inicial en Victoria y Pampa, en Villa Alonso, donde también se fabrica el licor, y su local céntrico en la calle Hilario Lagos. Allí ingresan coleccionistas pero sobre todo quien quiere regalar o tener un producto con sello local.
"Nosotros vendemos trabajo, tierra trabajada, es todo fabricación artesanal con valor agregado. Hoy funciona mucho la onda de regalar cosas pampeanas, está en auge el trabajo pampeano, con una identidad. Para el Día de la Mujer un organismo provincial nos compró 340 botellas, trabajamos a full y pudimos cumplir, pero ya necesitamos sumar más gente porque hacemos todo nosotros y realmente es mucho. Tenemos el plan de llevar las botellas a distintos puntos turísticos del país. La idea es mostrar y vender un producto autóctono, de la tierra pampeana".
Un fernet pampeano
A Cecilia y Ariel les sobran ganas, capacidad y planes. Están en trámites para obtener el certificado de envase nacional ("eso nos habilita no solo para fabricar nuestros propios envases sino también para hacerlos para otras empresas"), planean una colección con forma de libro para destacar a autores pampeanos y, luego, una de pintores.
"Queremos contar cosas de La Pampa y lo que es nuestro, ya hablamos de la ausencia del Atuel y de los que nos identifica como el caldén, el molino, el venadito. También del diente de león que representaba nuestra expansión cuando nació Nilo. Hay mucho por contar: los atardeceres pampeanos, los caracoles, cosas para mostrar".
Y otro proyecto que genera atención ya está en camino: un fernet pampeano. "Hicimos un prototipo y nuestros amigos arrasaron, así que seguimos. Está hecho con hierbas de la región y lleva muchos meses de maceración. En realidad es un biter (una bebida alcohólica aromatizada con esencias de hierbas y que tiene un sabor amargo) y por eso se va a tomar con agua tónica y no con cola como el tradicional".

 

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