Domingo 07 de septiembre 2025

Rocca amenza con despidos masivos

Redaccion 07/09/2025 - 01.15.hs

El lunes 1º de septiembre, mientras se conmemoraba el Día de la Industria Argentina, el alto horno de Ternium, símbolo de la siderurgia argentina desde la época de la Somisa estatal, derramaba su última colada e iniciaba el proceso de apagado. Su paralización fue una respuesta del empresario Paolo Rocca a la provocación de Federico Sturzenegger, que días antes, durante la cena anual de la Universidad de San Andrés dijo: “Perdón Paolo, abrimos la importación y el acero cayó entre un 40 y 50%”.
Según un informe publicado por El Destape, la infortunada frase del ministro de Desregulación incubaba el huevo de una disputa que trasciende la coyuntura económica: el empresario que financió la campaña presidencial de Javier Milei sufría en carne propia las humillaciones del gobierno libertario. Pero, a diferencia de jubilados, docentes, personas con discapacidad y científicos, Rocca cuenta con suficiente poder bélico para responder esas bravuconadas, y el lunes ordenó su primer ataque, justo en vísperas de una elección decisiva.

 

Pérdida salarial y despidos.
El apagado del alto horno coincidió con 220 despidos en empresas contratistas y la amenaza de otros 150 en Tenaris Siderca, de Campana, una decisión que no responde a ninguna crisis empresarial, sino a una estrategia de reconversión pergeñada por Rocca. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) conducida por Abel Furlán, interpretó rápidamente esta maniobra: “frente a la voracidad de Paolo Rocca y el ajuste de Ternium y Tenaris, los metalúrgicos decimos basta. Perdimos 30 por ciento de nuestro poder adquisitivo mientras Techint se enriquece a costa de nuestros salarios”, denunció.
Las cifras son terminantes: en la última década los obreros siderúrgicos perdieron un tercio de poder adquisitivo, mientras Techint acumulaba ganancias calculadas en “unos 50 millones de pesos por trabajador”. Según Furlán, “hay trabajadores de empresas contratistas que no llegan a 800 mil pesos por mes: eso quiere pagar el principal industrial de Argentina”, añadió Furlán.
Una masiva movilización desarrollada el jueves desde las instalaciones de Ternium a la Plaza Mitre, reflejó el impacto social provocado por la crisis industrial, y el paro obrero por tiempo indeterminado en 52 empresas contratistas, que ya lleva más de dos semanas, es otra prueba de la angustia económica padecida por trabajadores que, hasta hace poco, pagaban Ganancias por sus elevados ingresos.
El Movimiento Derecho al Futuro (MDF) de San Nicolás, que acompañó la protesta, trazó una línea de continuidad histórica con la década del ‘90: “fueron (esas políticas menemistas) las que le permitieron a Rocca comprar la planta por monedas, dejando en la calle a los trabajadores y hundiendo a San Nicolás y su zona en la miseria”, recordó.
La estrategia implementada por Rocca pone en riesgo 7.000 empleos directos e indirectos y amenaza con detener la producción de dos millones de toneladas anuales de acero plano, un insumo esencial para la industria nacional. 

 

Apagón político.
El momento no resulta casual: hace mucho que Techint amenazaba con apagar el horno de la ex Somisa e importarse a sí mismo desde México y Brasil para reorientar la compañía hacia desarrollos mineros y energéticos. La provocación de Sturzenegger facilitó una excusa ideal para avanzar en esa dirección, pero el apagado del alto horno de Ternium resulta un proceso harto complejo que necesitó ser planificado desde mucho antes de la cena con Sturzenegger.
Mientras tanto, el empresario estimuló el conflicto gremial para acelerar una reconversión productiva que prioriza la importación por sobre la integración de la industria local. Rocca, aportante entusiasta del experimento libertario argentino, ahora cuestiona al gobierno porque no sostiene sostenga las protecciones arancelarias que lo convirtieron en quién es.
La víctima principal de su batalla con el núcleo duro libertario es el colectivo de operarios siderúrgicos. “Aspiramos a tener una vida digna, mandar a nuestros hijos al colegio, educarlos, vestirlos y garantizarles un esparcimiento”, planteó Furlán. Sin embargo, “Paolo Rocca muestra una actitud intransigente, estirando la resolución del conflicto y forzando una rescisión de contrato para echar a 220 trabajadores de Loberaz, una empresa de montajes industriales” que cesó su vinculación con Ternium.
La UOM también denunció el sometimiento de sus paritarias “a la no homologación” por parte de Julio Cordero, ex responsable del área laboral de Techint y actual secretario de Trabajo de la Nación, muestra viva de la articulación entre gobierno y poder económico para disciplinar reclamos salariales.
Pero esta batalla dejó al descubierto un efecto colateral muy particular: el gobierno que pasó una motosierra sobre los sectores más vulnerables ya no satisface ni a la élite que lo incubó.
(El Destape)

 

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