Martes 06 de mayo 2025

El sabor de ser dueña

Redacción 03/08/2024 - 00.17.hs

Verónica Vega abrió “El Tonel” en 2006, una vinoteca que desde hace unos días se expandió con un local propio en el que también se harán eventos y otras actividades. Un emprendimiento familiar que crece gracias al trabajo y a la mejor atención.

 

“Ah, una cosa más. En septiembre voy a ir a ver a Eric Clapton a la cancha de Vélez, creo que voy a llevar un cartel que diga ‘¡Hola, vos estuviste en mi negocio!’”, se ríe Verónica al recordar esa anécdota de hace casi 20 años que parece increíble: a pocos días de abrir su negocio, un hombre alto y de rostro serio que hablaba en inglés ingresó a elegir un buen tinto argentino y mantuvo una larga charla con la dueña del local que, al principio, no supo quién era. Y ese hombre, acompañado por otro que hacía de traductor y que compró algunas botellas, era uno de los guitarristas más emblemáticos del rock mundial y, en 2006, había llegado a La Pampa para practicar la caza deportiva.

 

De ese negocio inicial en la calle Quintana del centro santarroseño, El Tonel pasó luego a la esquina de avenida Uruguay y Cervantes donde se mantiene hasta la actualidad. Y además, desde el domingo pasado agregó un nuevo, amplio y cómodo lugar sobre la avenida Perón 2261, a metros de la rotonda del gas.

 

“Estamos muy contentos, pudimos concretar algo que estuvimos planeando desde hace mucho tiempo. El objetivo principal es que nuestra clientela se sienta cómoda, que tenga más espacio, con nuevas etiquetas y nuevos productos. Además este lugar nos permite organizar eventos, degustaciones, reuniones sociales. Es todo un combo que, por supuesto, también resalta porque es propio”, resume Verónica (52) en su nuevo espacio poblado de estantes con distintas marcas y botellas y con barricas de madera hechas especialmente como decorado.

 

“En 2018 conseguimos el terreno y la idea inicial era construir principalmente el depósito que era algo que nos faltaba. Empezamos en 2019 con la edificación pero después vino la pandemia y se planchó todo. Cuando retomamos ya teníamos la idea de agregarle el salón de ventas y, después de mucho esfuerzo, pudimos abrir”.

 

La esquina de Uruguay y Cervantes sigue abierta aunque en ese local quien está al frente desde hace un tiempo es Lautaro (24), uno de los hijos de Verónica. “Que él se metiera de lleno en el negocio después de hacer especializaciones, cursos con sommeliers y un montón de cuestiones vinculadas a la vinoteca también nos llevó a la apertura del nuevo negocio, nos permitió el desarrollo familiar porque lo que me planteé fue: ‘Si mi hijo se suma de manera completa, se puede tener los dos locales’. Vamos y venimos entre las dos direcciones porque eso también es importante para el cliente, que vea la familiaridad que tiene El Tonel”.

 

Asociativismo.

 

Otra de las novedades que tiene el flamante local es que sumó distintos productos por fuera de los vinos y otras bebidas. “Tenemos café, también unos tallarines especiales y vamos a traer quesos de Santa Lucía. Se genera un asociativismo porque vas generando una red, en este caso gastronómica, que te permite vender lo de otros y esos otros venden lo tuyo. También tenemos snacks y otras cosas porque fuera de todas las etiquetas de vinos hoy se vende mucho el gin y el whisky. Además, hay chocolates y una gran variedad de regalería”.

 

En ese punto Verónica hace especial hincapié en las promociones que ofrece el Banco de La Pampa, ya sea con las tarjetas a través de descuentos y cuotas como la chance de realizar canjes a través de la suma de puntos.

 

“Las tarjetas del Pampa son fundamentales, a nosotros nos da mucha salida de ventas y se nota mucho el movimiento cuando hacen las promociones, por ejemplo la de ahora de lunes y miércoles del 25 % con un tope de descuento de $ 10.000 semanal. Es una ayuda muy importante, tanto para el cliente como para el comercio, al igual que los canjes, porque vos con los puntos que vas acumulando podés hacer una buena compra, un regalo, lo que sea”.

 

En el nuevo negocio también hay un espacio denominado “Góndola Pampeana” que ofrece vinos de las distintas bodegas pampeanas, una industria que está en pleno crecimiento y que va sumando nuevas etiquetas y emprendimientos en diferentes zonas geográficas de La Pampa.

 

“Es muy importante que la clientela tenga distintas posibilidades de compra y financiamiento, sobre todo en épocas como la actual donde la crisis genera menos plata en el bolsillo, entonces en el caso del vino no es que se consume menos sino que se baja la calidad del producto que se compra porque no queda otra que achicarse. Más allá de que el vino significa felicidad y compartir momentos, es algo que se recorta cuando el dinero escasea”, analiza la titular de El Tonel en una charla con LA ARENA.

 

Cambio de rumbo.

 

Verónica es oriunda de Necochea y su vinculación a las vinotecas comenzó desde muy temprano porque su madre tenía un negocio de ese rubro. “A Santa Rosa llegué en el ’97 porque mi marido es de esta ciudad. Al principio vendía ropa, me dediqué durante cinco años a la venta, andaba por todos lados y me iba muy bien, pero en ese momento mi pareja se enfermó y tuve que modificar todo lo que hacía. Entonces mi mamá me recomendó abrir una vinoteca y cuando me decidí, en mi familia me ayudaron un montón para arrancar”, resalta.

 

Verónica y su familia tienen un claro perfil emprendedor, un lugar que ella ocupa con comodidad porque, según afirma, disfruta lo que hace. “Me encanta lo que hago y eso es muchísimo. Creo que hay que ser consciente porque no siempre se da esa oportunidad, y creo que si se siente de esa forma en lo interno, también se transmite a los clientes”.

 

“Siempre hay que estar atentos a la demanda y tratar de conseguir lo que piden. En una vinoteca es vital brindar servicio y asesoramiento. Acá se dedica tiempo y conocimiento que es lo que la mayor parte de los clientes buscan. Y eso a mí me gusta mucho”, dice con una amplia sonrisa quien también sabe mucho de luchas y esfuerzos para salir adelante. Quien con su trabajo incansable llegó al sabor de tener un espacio propio que hoy disfruta. Como una buena copa de vino. O como un buen acorde de Clapton.

 

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