Trayectoria en claridad
“Ferretería Quintana” es uno de los comercios más tradicionales de la ciudad y hoy va por su segunda generación de propietarios. La empresa de origen familiar fabrica cloro de marca propia y ofrece el mejor asesoramiento para cuidar las piletas. También diversificó su producción.
Cuando una minipyme o emprendimiento familiar acumula varias décadas de camino recorrido, las distintas etapas de crecimiento y de momentos complicados suelen repetirse. Porque si se toma en cuenta lo estrictamente económico, la gravedad de los obstáculos es diferente pero siempre deja huella. “Llegamos a tener tres sucursales, con muchos empleados, pero vino 2001…”, dice Eduardo con un gesto de resignación al recordar ese momento del país en el que todo eclosionó y hubo que reformularse y tratar de salir a flote.
“El local céntrico de Quintana y Pico quedó para los empleados, cerramos la sucursal de la calle Unanue y nos quedamos con este negocio actual, con Gastón como empleado que hace 27 años que está con nosotros. No hubo otra que reinventarse para sobrevivir”, agrega Eduardo Schaab (46) al resumir uno de los momentos fundamentales en la trayectoria de Ferretería Quintana, uno de los negocios del rubro más tradicionales de la ciudad y que sigue en su dirección de avenida Luro 1355 (el WhatsApp para consultas es el 2954 – 428421).
“Mi papá repartía gas en garrafa a domicilio y cuando vio los cambios que se venían, con el gas natural en los hogares, buscó distintas alternativas y por eso mis viejos tuvieron un negocio como mayorista de papel, luego uno de golosinas, también una rotisería. Distintos emprendimientos hasta que vendió una camioneta y como le pagaron con productos de ferretería arrancó con ese rubro en el local original de Quintana 155, frente a lo que era la confitería San Pedro”, recuerda con precisión Eduardo en la charla con LA ARENA.
Carlos Schaab y Aurora Ramos fueron los creadores del emprendimiento, y Eduardo y Bárbara los hijos que, con el tiempo, se hicieron cargo del emprendimiento.
“Mi papá murió hace ocho años y mi hermana se desligó en los últimos años así que quedé al frente del negocio. En mi caso cuando terminé el secundario me fui a Córdoba a estudiar Ingeniería Electrónica. Trabajé muchos años en General Electric, también estudié una carrera vinculada a Administración de Empresas y en 2010 volví a Santa Rosa, donde también estudié Despachante de Aduanas”, presenta Eduardo su currículum.
Cloro.
Cuando la charla avanzaba apareció Aurora (75) y se sumó a los recuerdos que desgranaba Eduardo respecto a los casi 50 años de vida de ‘Ferretería Quintana’.
“Yo ya no trabajo en la empresa, me dedico a cocinarle a mis nietos cuando vienen de la escuela”, cuenta Aurora con una sonrisa de satisfacción y en una pausa de los tallarines y el tuco casero que esperan para saltar a la olla del mediodía.
“En una época vendíamos unos blisters con cosas chicas de ferretería, yo salía a todos lados a vender y en un momento que buscábamos reinventarnos, en el gimnasio al que iba conozco a una chica que era ingeniera y vendía productos químicos. La invité a venir y empezaron a hablar de cloro, así que ese fue el germen de Quintaclor”, detalla Aurora al contar el origen de la marca propia de cloro, entre otros productos para el cuidado y mantenimiento de piletas y piscinas que desarrolló y vende Ferretería Quintana.
“Empezamos a trabajar productos químicos para las piletas y es algo que anda muy bien, que se desarrolló en La Pampa teniendo en cuenta las distintas aguas que hay en la provincia. Hablamos con muchos pileteros, nos asesoramos, nos informamos e investigamos con especialistas y luego lo largamos al mercado. Con el tiempo nos convertimos en proveedores de muchos municipios (con las piletas comunales de grandes dimensiones además de otros lugares como el Parque Luro), y siempre teniendo en cuenta los distintos tipos de agua porque existe una diversidad muy importante. Y nosotros, además, tratamos de hacer docencia en el cuidado, que la gente entienda que no podemos tirar el agua sin sentido, entonces nuestro trabajo también es asesorar en todo lo que podemos para que el agua de la pileta se conserve todo el año”, explica Eduardo justo en el momento previo al arranque de la temporada de verano.
“Además económicamente es rentable, y es sencillo mantener el agua y te podés evitar de limpiar y de pintar cada año. Nuestra planta de producción la tenemos en el Parque industrial de Toay y con Quintaclor hacemos el cloro granulado, que es de triple acción, y ofrece un buen mantenimiento preventivo de todos los cuidados que podés tener en la pileta. Ahora, si el agua está turbia y se presentan otros inconvenientes, proponemos otro producto, pero nuestra premisa siempre es el mayor rendimiento con la menor cantidad de productos, no es vender por vender. También hacemos alguicidas, precipitantes, y en toda la cuenta global de lo que elaboramos tenemos una producción de 8 a 10 toneladas al año”, agregó el responsable de la firma.
Diversificación.
Además de los productos propios para la utilización en piletas, en “Quintana” también venden artículos de aire libre y camping y, en el último tiempo, se especializaron en otro rubro. “Tenemos un taller de recarga comercial de munición, es el tercero en el país y por supuesto que todo aprobado con la Anmac (Agencia Nacional de Materiales Controlados), y además producimos munición metálica. El año pasado viajamos a Buenos Aires y con la Universidad del Ejército nos habilitaron 12 calibres más. Somos los únicos en el país en fabricar armas largas, como fusil y carabina, y la idea es salir con esa venta en 2026. Y en ese contexto también tenemos nuestro taller de reparación de armas de fuego y venta de armería al público”, remarcó Eduardo sobre otro de los perfiles de la minipyme familiar que en dos años cumplirá cinco décadas de una trayectoria con historia propia. De caer y levantarse. De reinventarse y apostar a la innovación para adaptarse y seguir.
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