El arte de transformar lo sólido en líquido
El industrial Jorge Rodríguez transcurre su vida entre dos pasiones: la docencia y la actividad de transformar los materiales sólidos a líquidos. El hombre es el propietario de "Metales JK", una pequeña y mediana empresa santarroseña, ubicada en la esquina de México y Santiago Alvarez, que se dedica a la confección de una interesante gama de productos vendidos en La Pampa y otras provincias.
Rodríguez nació un 17 de noviembre de 1955 en General Pico. Realizó los estudios primarios en la Escuela 66 de la segunda ciudad pampeana y los secundarios en la EPET 2 donde obtuvo el título de Técnico Mecánico Nacional.
"Cuando cursaba el sexto año, existía un sistema en la escuela que nos permitía poder empezar a realizar los primeros trabajos en alguna empresa del medio", recuerda. Y agrega que su primera oportunidad la tuvo en una pequeña firma de fundición de plomos para el balanceo de las ruedas de los automóviles.
Docente.
Luego, Jorge comenzó a trabajar en una empresa, también dedicada a la fundición de diversos materiales, llamada "Industria no ferrosa", durante ocho años, hasta que recibió la oferta que cambiaría su destino.
"En ese momento, me llamaron de la EPET 1 de Santa Rosa, para comenzar a dictar clases de fundición y, de esta manera, empecé a dar mis primeros pasos en la docencia", rememora. Y amplía: "Por esta razón, me vine a trabajar en la escuela donde, hasta el día de hoy, continúo desempeñándome".
Sostiene que, en ese instante, comenzaron a aparecer algunos trabajos de diversos clientes de esta ciudad. "Me pedían que haga los modelos para que luego pudieran fundirse", añade.
Comenzó a desarrollar estos modelos y "por suerte", el pequeño taller, inaugurado en forma improvisada y como un "hobby", tomó forma por lo que tuvo que comprar el primer horno para llevar a cabo las fundiciones. "En una primera instancia, instalé el galpón en mi casa, hasta que en 1990, compré el taller donde trabajo en la actualidad", recuerda el industrial, para quien todo se dio en forma paulatina.
Fundición.
Por su parte, en estos momentos, "Metales JK", desarrolla fundiciones de metales no ferrosos, en aluminio y bronce, aunque años atrás también se disolvió cobre. Para el industrial, "acá se pueden hacer cualquier tipo de piezas aunque algunas llevan más o menos trabajo".
En la pequeña firma, se fabrican, sobre todo, puntas de rejas, placas recordatorias, piezas para automóviles antiguos y trofeos creados anteriormente por diversos artistas plásticos.
A su vez, Rodríguez y su equipo realizaron la figura en bronce, que pesa 120 kilos, del fundador del diario LA ARENA, Raúl Isidoro D'Atri, que fue previamente creada por el artista Pablo de Pian, y está colocada en el frente de la empresa de la calle Mitre.
De acuerdo con el entrevistado, fundir un material significa llevarlo del estado sólido al líquido. "Hoy, por ejemplo, llevar el bronce al líquido implica unos mil grados y el aluminio a unos 800º", especifica. Tras la fundición, los industriales introducen ese elemento en una cavidad, llamada molde, donde se solidifica y se crea el objeto buscado previamente.
Familiar.
Por su parte, para el proceso de fabricación, el industrial compra la materia prima en desarmaderos locales o en sitios especializados de Capital Federal. Para la fundición, señala el docente, existen dos sistemas: uno que se realiza mediante matrices y otro con moldeados a través de la utilización de la tierra, que la tiene ubicada en uno de los rincones del taller de la calle México."Realizamos un trabajo muy artesanal, contamos principalmente con un horno de fundición, que nos permite pasar el material de sólido a líquido, como así también pulidoras, agujereadoras, y todo tipo de máquinas manuales", dice.
El abanico de productos, realizados en la Pyme mencionada, es muy variado sin embargo, Jorge buscó perfeccionarse en las puntas de rejas ya que tiene más de 50 modelos distintos y todos con matrices debido a que hay clientes que encargan 100 o 150 moldes diferentes que no se pueden realizar de una vez. Para Rodríguez, en general no existe una fabricación que se desarrolle más que otra.
En la actualidad, la firma vende sus productos, no sólo en distintas localidades de La Pampa, sino también en empresas de Bahía Blanca, Salliqueló y Huinca Renancó. "Somos una empresa familiar, cuatro personas que todos los días le ponemos el hombro, aunque tenemos un empleado fijo que trabaja con nosotros", informa Jorge.
En el galpón, se trabaja de lunes a viernes, de 8 a 12 y de 15 a 19, y los sábados de 8 a 12. "Lo más importante que hicimos fueron las puntas de rejas y lo más curioso las placas recordatorias, son labores que hasta el día de hoy tenemos siempre presente", completa Rodríguez.
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