La Voz de Realicó: 83 años de vigencia
El Archivo Histórico Provincial trabaja en recuperar ejemplares de décadas anteriores, y en 2011 el taller y la técnica tipográfica de La Voz de Realicó fueron declarados Patrimonio Cultural Pampeano.
MARIO VEGA
La práctica del periodismo es verdaderamente cautivante, y quien se acerque a ella -si tiene la pasta y el convencimiento de que quiere ejercerlo- difícilmente podrá resistir embriagarse ante un mundo fantástico y distinto.
El nacimiento de muchos medios -a los escritos me refiero, diarios, periódicos, revistas- reconoce un origen parecido: esto es la vocación de algunas personas soñadoras que pretendieron hacer un aporte a la sociedad con su información y su opinión.
«Es fácil».
Alguien dijo alguna vez que «hacer un diario es fácil…». Y lo explicaba hace muchos años don Raúl D’Atri -fundador de LA ARENA-: «Es así… un joven que quería ser poeta requirió la opinión de un gran poeta que quería escribir poesía, y le expresó que la receta era sencilla: ‘Tomás varias líneas iguales, luego las colocás juntas, poniendo consonantes en las puntas… ¡Y ya está! ¡Es fácil!’. ‘¿Pero en el medio maestro?’, volvió a preguntar el joven. ‘¿En el medio -respondió el gran poeta-… en el medio hay que tener talento’. Y sí, hacer un diario es fácil», resumía don Raúl.
Los periódicos y los cambios.
En nuestra provincia hubo decenas de periódicos, diarios y también -aunque no tanto- revistas y, obviamente, no todas esas publicaciones resistieron el paso del tiempo y las dificultades que se les iban presentando. Algunas, pocas diría, lo consiguieron y allí están tratando de adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos.
En las últimas épocas el advenimiento de nuevas tecnologías obligó a cambios y se comenzó a generar -con las plataformas digitales- nuevas formas de comunicación. Pero también es verdad que esta posibilidad le dio lugar a muchos audaces y oportunistas que -apenas con una computadora, y poco más- «abrieron» sus propios portales en internet e iniciaron una tarea informativa que -no pocas veces- carece de rigurosidad en el tratamiento de la noticia. Algunos sí son vistos -por su inmediatez- como una posibilidad de rápido chequeo de lo que está sucediendo, aunque no sean los sitios que se eligen para verter una opinión o llevar adelante un debate público de ideas que finalmente puedan hacer el aporte que el periodismo tenía, y tiene, como su objetivo central en una sociedad. Esto es contribuir a realizar enfoques que permitan modificar la realidad cuando eso resulte necesario.
La Razón llegaba en tren.
En mi caso confieso que -más allá que, claro, visito los sitios web- siento una fuerte atracción por las publicaciones en papel. Es un rito cotidiano eso de inclinarse frente a la puerta de entrada y recoger LA ARENA para comenzar cada mañana. Es algo que conservo desde que -de niño- el diario llegaba a casa de mis padres.
También en forma vívida puedo recordar ese transitar habitual -después de mediodía (alrededor de las13.15)-, entre mi casa paterna y la estación de trenes. Era el momento de ir a buscar el diario La Razón (se publicaba vespertino por lo que a Santa Rosa llegaba el ejemplar que estaba a la venta la tarde del día anterior en Buenos Aires). Jacobo Regalado, de la distribuidora Outerelo -era comercio de librería y juguetería ubicado frente al Banco de La Pampa- me vendía La Razón al pie mismo del vagón que lo había traído de Capital Federal.
Después venía el lento regreso a casa leyendo con avidez lo que salía en la portada, las noticias que pudiera contener de «mi» River, y si tocaba «redondillas en el asfalto» (una suerte de popurrí donde se volcaba la conversación de dos presuntos dialoguistas).
La Voz de Realicó.
Por eso el diario, el diario de papel, ha sido en mi vida una costumbre que, seguramente, me viene de mis mayores. Sobre todo si se atiende a la circunstancia que mi padre (también Mario) fue imprentero toda su vida… de esos que paraban las letras de Gutemberg para armar un escrito de plomo que después se imprimía. Formaba parte de esa pléyade de verdaderos artistas que eran los tipógrafos de aquellos tiempos.
Pero no sólo La Razón y LA ARENA llegaban porque también La Capital era un diario que se leía. Y no me dejaba de llamar la atención que -cada tanto, por Correo- aparecía en mi casa un ejemplar de otro periódico: La Voz de Realicó.
Alguien me ha referido que en sus primeros tiempos apareció en tamaño sábana -esto es páginas enormes-, y que luego se transformó en tabloide, que era el que recibían mis padres. Seguramente una reminiscencia de cuando ambos vivían en Castex.
83 años de vigencia.
De eso hace décadas… Pero aún transcurrido tanto lo cierto es que La Voz de Realicó continúa saliendo -se vende por suscripción y en kioscos- con una persistencia que no puede menos que admirarse.
No faltará quien no sepa que así es, pero en diversos pueblos de la provincia germinaron emprendimientos parecidos, si bien no todos pudieron sostenerse. Por eso permanecer durante 83 años resulta toda una «hazaña» periodística, y ese es el caso de este periódico que los realiquenses deben tener como verdadero orgullo.
Fundado el 27 de julio de 1937 por José Marcos Lara y Domingo Riva, su rumbo fue el de ser vocero y acompañar el progreso de su pueblo.
Sago, aquel idealista.
Cuentan los que dicen saber de su historia -la hoy titular Gladys Sago y el escritor realiquense (ex intendente) Carlos Rodrigo- que junto a Lara y Riva -empleados del ferrocarril- empezó a caminar las calles realiquenses un joven idealista, amante de la música y la poesía. Alejandro Eduardo Sago, al regresar de cumplir con el servicio militar, se encontraría con que el destino le tenía preparada una sorpresa que lo cautivaría para siempre: iba a comprar La Voz de Realicó para empezar a ejercer el periodismo con una ética y vocación que serían ejemplo.
«Todo por mi pueblo y por mi Patria» fue el lema que rigió el derrotero de «La Voz» cuando Sago se transformó en su dueño y director, entre el 1 de enero de 1940 -él era menor de edad todavía- y hasta su fallecimiento acaecido el 27 de abril de 2002. En tanto su hermano Alberto en ese trayecto lo habría de acompañar desde la administración.
Las banderas de La Voz.
Hubo numerosas ideas y proyectos que tuvieron origen y respaldo en La Voz de Realicó, que los esgrimió como banderas para el progreso de su pueblo. El Hospital fue una de las propuestas que se iban a cristalizar; pero también impulsó la pavimentación de las rutas nacionales 188, a la que no pocos la conocieron como «la ruta de Sago» por su prédica constante para que se concretara. Si cuentan que el periodista hasta estuvo en la sesión del Congreso Nacional cuando se votó la partida para hacer la obra. Además abogó por la Ruta 1 a Falucho; la apertura de una sucursal del Banco de La Pampa; de la Escuela Comercial; y de algunos otros establecimientos educativos aunque no todas esas ideas llegaron a buen puerto; y estuvo impulsando la iniciativa comunal de los años ’60 para que se hiciera el pavimento urbano, el agua corriente y se colocara la luz a mercurio en Realicó.
La directora de hoy.
Desde 2002 hasta el presente el periódico es dirigido por Gladys Sago, hija del reconocido periodista fallecido precisamente ese año. Es hija de Eduardo y Josefa Ballari. «Soy nacida en Realicó y fui a la Escuela nº 34, y la secundaria la hice en el Comercial… hoy vivo en la misma casa donde viví siempre aquí en el pueblo», cuenta.
Terminado el secundario en 1970 cursó unos meses en la Escuela de Bellas Artes de Santa Rosa y al año siguiente se radicó en Buenos Aires para estudiar periodismo y diseño gráfico, además de otros cursos anexos como fotografía, «algún idioma que quedó inconcluso y en los años siguientes cursos y capacitaciones para el oficio de periodista».
En Buenos Aires.
Gladys agrega que fue la mejor alumna de la carrera de Periodismo en el Círculo de la Prensa y ganó la medalla de oro y el premio de la Fundación Pérez Companc. Después habría de cursar tres años de Ciencias Políticas en la Universidad del Salvador «cuando el Superior de la Compañía de Jesús era el cardenal Jorge Bergoglio», menciona al actual Papa Francisco.
En Capital Federal se sintió considerada «por gente que nunca pisó mi casa ni yo la de ellos e igual atesoro todavía amigos entrañables. Me tocó armar el área de Prensa de la Casa de La Pampa; presenté durante casi una década todos los actos culturales de pampeanos en Buenos Aires; también en la Feria del Libro… fui por supuesto corresponsal de La Voz de Realicó y del diario La Reforma, además de hacer colaboraciones en revistas diversas y programas de radio», sintetiza.
Gladys, la dibujante.
Gladys Sago expresa que aún cuando «tenía un problema de salud» que de alguna manera la condicionó, muy pronto empezó a dibujar, y a los 16 escribió sus primeras notas «sin firma».
Alguna vez le tocó pintar murales en algunos pueblos, y a los 17 ganó el primer premio en un concurso en el que los jurados eran el pintor Nicolás Toscano, el director del Museo Natural Reynaldo Orrego Aravena, y la profesora local Esther Arnaldi de Ponzio. «Esa vez hasta salió la foto en el diario Clarín», dice naturalmente orgullosa.
También en esa época dibujó la viñeta del primer libro de poemas del escritor Carlos Rodrigo, «y en la presentación de ‘Flores Marchitas’ armamos un par de poemas impresos en una ‘Minerva’ del periódico con los tipos movibles, que ilustré en tinta y acuarela. Dibujaba miniaturas en tinta y visitamos con mis viejos a Quinquela Martín que me alentó a seguir en ese camino porque dijo que había pocos miniaturistas en Argentina», rememora.
Qué Realicó queremos.
Gladys vivió 23 años en Buenos Aires «hasta que la vida dispuso por mí el regreso. Mi papá se enfermó y me hice cargo del periódico en 1994 como editora y directora desde su fallecimiento. Él le había impuesto la impronta a La Voz de Realicó y se la respeté, aunque apenas llegué inventé una columna para que los lectores opinen con nombre y apellido. Cuando se me terminaron los posibles entrevistados el titulado ‘Qué Realicó queremos’ terminó como editorial del periódico porque salvo las entrevistas a presidentes de instituciones o a políticos y funcionarios, aquí nadie quiere opinar explícitamente», resume.
El semanario de hoy.
Hoy en La Voz se vuelca «todo lo relacionado con Realicó y lo que atañe a la zona norte en especial; y también a la Provincia en relación al desarrollo productivo, a la cultura… porque los pampeanos no nos conocemos entre nosotros por esa cosa de la cercanía regional; además algunas poesías para graficar fechas especiales y poner belleza en las palabras», puntualiza.
Cabe decir que además de Gladys como redactora, también se desempeñan en el periódico Sebastián Boglietto, quien se dedica a la parte comercial y las suscripciones; colabora en Deportes Onecimo «Tito» Cabrera, y hace sus aportes culturales el poeta y escritor Carlos Rodrigo.
La perspectiva local.
Hoy la directora-propietaria de La Voz manifiesta sobre la actualidad: «Soy una convencida que hay que fortalecer el periodismo local en general, porque la inmediatez para acceder a una noticia globalizó de tal manera la información que, además de resultar imposible de ser chequeada por parte de quien es el receptor, hace perder la perspectiva local», razona.
Y tira de paso un palito: «Eso es lo que le pasa a la llamada ‘clase política’, muchas veces inmersa en un submundo y ajena a la realidad, aunque viva en el mismo lugar», reflexiona Gladys.
«Los pueblos y las ciudades como las pampeanas repiten en el tiempo las necesidades que la cotidianeidad impone y quieren verlas reflejadas en los medios. Cuando el pueblo ‘quiere saber de qué se trata’ no tiene otra manera de lograrlo que a través de los medios», refiere.
Redes «abstractas».
En su análisis la periodista agrega que «las redes sociales, útiles a veces y tan abstractas en otros muchos de sus enfoques, tienen un componente de anonimato que abruma al que quiere profundizar en un tema. Y esa es la diferencia con los que escribimos en los medios como es el caso de la gráfica… suscribimos y nos hacemos cargo de lo que sostenemos, y cualquiera puede ir a conocer el origen de la información», compara.
Gladys Sago sostiene que son estos los medios periodísticos que aún «siguen siendo los proveedores de información confiable y de calidad, contra plataformas tecnológicas globales donde pueden proliferar la desinformación y las noticias falsas».
Patrimonio histórico.
Afirma que en su periódico «no se publican anónimos ni crónicas policiales escabrosas»; y enseguida revaloriza como «una decisión de vida» su concepción republicana. «Creo que el periodismo debe ser crítico y a la vez acompañar cuando corresponde porque las obras también nos benefician como ciudadanos. Por supuesto se debe estar atento para que se concreten y que nadie se quede con los vueltos», alerta.
La Voz de Realicó fue declarada Patrimonio Histórico de la provincia. Una iniciativa que contó con el apoyo de un grupo de personas ligadas a la cultura de la localidad; también con el del Grupo Cultural Independiente, el de la Junta para la Recuperación de la Historia Realiquense, la Biblioteca Popular Presidente Avellaneda y el Ejecutivo Municipal.
El papel del periodismo.
El discurso constante de La Voz de Realicó a favor de la convivencia pueblerina, el apoyo a las grandes obras que pudieron concretarse, y la prédica inquebrantable en beneficio de su sociedad merecen sin dudas un reconocimiento. Porque obviamente se aceptan las redes sociales, los blogs, la digitalización… pero «el papel del periodismo» confiable lo siguen llevando adelante los que marcaron el rumbo, aunque hayan tenido que adaptarse a los nuevos tiempos.
Dos homenajes con ordenanza
Dos homenajes impuestos por ordenanza le reconocieron al periodista Alejandro Eduardo Sago el justo reconocimiento que su figura y su semanario merecía.
Primero fue en ocasión de celebrar el periódico su 50º aniversario, en el año 1987, que se le impuso el nombre de «La Voz de Realicó» a una calle del Barrio Sportivo. Posteriormente el 26 de mayo de 1993, por disposición de autoridades provinciales, locales y votación popular, se impuso el nombre de «Periodista Alejandro Eduardo Sago» al Barrio Fonavi de 30 viviendas que se inauguró ese mismo año. En los considerandos de la correspondiente ordenanza constaba que Sago «a través de 55 años de vida del periódico que dirige, ha sido un permanente luchador de las causas nobles y de los proyectos positivos que han servido para ir consolidando el progreso de Realicó».
El periodista supo combatir por las causas justas y sabía que el destino de los pueblos estaba en bregar por mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Sago era un visionario, y por eso -ante las dificultades de las distancias y los problemas de comunicación de otros tiempos- diseñó en los ’40 y ’50 una red de corresponsalías en el norte provincial, sur de Córdoba y oeste de provincia de Buenos Aires y armó un Informativo de La Voz de Realicó que era leído por la propaladora realiquense de la que también fue precursor. Eso se repetía una vez por semana en las propaladoras de quince poblaciones de la región, difundiendo noticias locales, provinciales y nacionales que buscaba y hasta generaba afanosamente.
Nacido en Jovita (sur de Córdoba) Sago fue un precursor y un militante de las mejores causas realiquenses.
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