A puro fuego y metal en la laguna
“Sometido a una temperatura de entre 800 y 900 grados, el acero se ablanda y adquiere una cualidad similar a la plastilina que permite moldearlo. Hay que usar herramientas especiales, tiene mayor complejidad por la alta temperatura y se moldea a martillazos, pero es una práctica artesanal y una disciplina artística como tantas otras”, dice Fabricio Irusta, referente de Club Forja Pampa.
Azotados por el viento y el ruido de los martillos, unos 35 forjadores cumplieron ayer la primera jornada del “Tercer Festival Forja Santa Rosa” que culminará hoy en el Parque Recreativo Don Tomás. El encuentro convocó a los cultores pampeanos y a visitantes llegados desde General Rodríguez, Grand Bourg, La Plata, Baradero, Córdoba, Santa Fe y Santa Cruz.
Acompañados por un reloj de sol que forjaron con rieles ferroviarios y algunas obras que exhibe José Pérez Arce, si el tiempo lo permite hoy seguirán trabajando al aire libre con sus fraguas, yunques y mazas. La entrada es libre y gratuita y resulta una inmejorable oportunidad para echar una mirada sobre el antiguo arte de los herreros.
Reloj y kultrum.
“La idea de generar encuentros con forjadores en distintas provincias surgió en 2016, durante un reunión celebrada en Buenos Aires. Acá somos muy pocos pero logramos conformar un club y ya vamos por el tercer encuentro”. Una idea que mantienen desde la primera edición es “elaborar una obra colectiva que entregamos a la comunidad para ser exhibida en algún espacio público”, recordó Fabricio. De esta manera crearon el Kultrum gigante instalado junto al Medasur y “Tiempo Natural”, un reloj de sol forjado el año pasado con material ferroviario, que todavía no encuentra emplazamiento.
“La forja colectiva es todo un desafío, implica organización y promueve prácticas de solidaridad y tolerancia”. Para elegir la obra que producirán, los santarroseños discuten “distintas ideas hasta llegar a un consenso que nos permita elegir la más realizable”. Resulta una tarea “colectiva desde el principio hasta el final, incluyendo la concepción del boceto y la realización del trabajo”.
Mientras tanto, los visitantes exhiben su destreza forjando otros trabajos ornamentales y realizando demostraciones de cuchillería artística, como una pareja de Baradero especializada en forja y colocación de herraduras que aquí está elaborando el escudo de su ciudad, o los porteños Gladys y Marcelo, “hermanos de fuego” de Fabricio, quienes estuvieron presentes en los tres encuentros.
“Una forma de vida”.
Fabricio creció en Zona Norte, donde su padre tenía un taller metalúrgico, y siempre se sintió atraído por las expresiones artísticas, aunque “tenía la cabeza en otras cosas y durante mucho tiempo me dediqué a la pintura de obras”. Hasta que, hace unos 10 años, “abandoné esa actividad y me fui a trabajar con mi padre”.
Fue en el taller donde se interesó por la forja. “Construí un yunque y una fragua, y aprendí buscando conocimientos en internet, porque todavía no emitían programas de televisión” vinculados a la herrería. “Decidí forjar un cuchillo criollo y resultó un trabajo muy difícil, pero pude lograrlo. Y sirvió para descubrir que con entrenamiento, paciencia y pasión podía darle al metal la forma que quisiera”.
Actualmente, Fabricio y Mayra, su pareja, están dedicados exclusivamente a la forja ornamental. “Es nuestra forma de vida. Cuesta ganarse el sustento y provoca ciertas limitaciones, pero hacemos lo que nos gusta y tenemos muchas otras satisfacciones”.
Al momento de la despedida, pidió incluir en la nota “un reconocimiento a la Dirección de Cultura del municipio, que nos acompañó con la infraestructura y la logística. También nos facilitaron albergues para los visitantes y el comedor del parque”. Ahí compartieron unos bifes a criolla, al mediodía, y por la noche, un asadito.
Hoy temprano arrancarán de nuevo, meta fragua, yunque y martillo en la laguna Don Tomás. En plena veda electoral, bien vale la pena hacerse un ratito para observar a estos herederos del arte de Vulcano.
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