Domingo 21 de septiembre 2025

Cuando el coraje derrumba barreras

Redacción 21/09/2025 - 00.11.hs

Si alguien quiere saber de qué se trata la resiliencia ahí tiene de ejemplo a un periodista. Osvaldo Pereyra tuvo la entereza y la capacidad para adaptarse a la adversidad que la vida le puso enfrente.

 

MARIO VEGA

 

El joven periodista se mete en el terreno y dialoga con protagonistas del partido de fútbol que acaba de terminar. Pregunta con tino, respetuosamente, y los entrevistados responden de buen grado. Es uno de los cronistas de campo de juego de una radio local, que desde hace un tiempo nos acostumbramos a ver en nuestras canchas.

 

El protagonista no es otro que Osvaldo Pereyra (36), que cumple esa función para La Radio del Deporte (FM 90.1). Cualquiera que vaya con frecuencia a nuestro fútbol podrá advertir la presencia –entre los bancos de los suplentes- del hombre que ya es una figura reconocida del ámbito periodístico.

 

Afrontando la vida.

 

Osvaldito es una persona que enfrentó las dificultades que la vida le puso por delante, y todos los días sale a pelearla con determinación y coraje. Desde muy pequeño sufre de artritis remautoidea, una cruel dolencia que lo afectó a partir del año y medio. Se trata de una enfermedad autoinmune crónica que le ha dejado algunas secuelas físicas. “Recién pude empezar a caminar cuando tenía 9 años, después de un tratamiento que hice en Neuquén”, cuenta ahora con naturalidad. Sin recurrir a la pregunta que podría surgirle a cualquier otra persona en la misma circunstancia: ¿Por qué a mí? “No, no lo hago para nada… es lo que tocó y hay que afrontarlo”, afirma Osvaldo.

 

Esas vallas.

 

Es sabido que las personas con discapacidad encuentran en la cotidianidad diversos problemas, que van desde las barreras físicas que se corporizan en veredas y calles en mal estado donde se les dificulta transitar; pasando por la actitud de quienes discriminan y estigmatizan. Y por supuesto existen otras vallas impuestas en la sociedad como encontrar trabas cuando se pretende acceder a un trabajo, y a veces también situaciones de abuso y exclusión.

 

Gente solidaria.

 

En el caso de Osvaldo Pereyra, él sostiene que afortunadamente no ha sido así. “No puedo decir que alguna vez me han discriminado, o que me hicieron bullying… por el contrario, en el colegio mis compañeros siempre me ayudaron, y cuando tenía que viajar a Buenos Aires a tratarme ellos estaban ahí para colaborar conmigo con las tareas. Por eso no me sentía mal… tal vez un poco de más grande se me daba por pensar un poco en esta situación, pero creo que lo superé, y ahora los colegas periodistas me tratan muy bien y me respetan. Me siento uno más”, se alegra.

 

La familia.

 

Tiene a su lado una familia de fierro y la valora. “Es que me acompaña todo el tiempo y está cuando la necesito”, sonríe confirmando que el grupo familiar es fundamental en su vida. Diría como en la de todo el mundo. ¿O no es así?

 

Fabio, su padre, es jubilado del Servicio Penitenciario Federal; su mamá es Sonia Ovando, y tiene dos hermanos: Matías que vive en Neuquén y trabaja en una fábrica de aberturas; y Martín, también integrante del Servicio Penitenciario.

 

Empezó la primaria en la Escuela 95; y después pasó por la Escuela 1 de Zona Norte, para culminar con el Polimodal en el Ciudad de Santa Rosa donde hizo hasta el segundo año. Fue hasta que los problemas de salud hicieron que finalizara en el Liceo Informático.

 

El tratamiento.

 

Sobre su enfermedad relata que sufre “de artitris remautoidea. Los problemas empezaron cuando yo tenía un año y medio, porque levantaba fiebre y no daban con el problema. Hasta que la doctora María Isabel Marquina, en el Lucio Molas, me dio el diagnóstico”.

 

Como es obvio hubo que iniciar tratamientos, y la familia eligió Neuquén, donde hubo avances porque Osvaldo pudo empezar a dar sus primeros pasos. Pero también tuvieron que hacer muchos viajes a Buenos Aires. “Cada 15 ó 20 días íbamos a Buenos Aires, y ahí tengo que agradecer a mis compañeros de colegio que estaban pendientes, a las maestras que preguntaban… Siempre me ayudaban y eso hacía que no me pusiera mal, y de verdad nunca sentí que me dejaban de lado o me hacían bullying. Sí, me sentía un pibe querido”, reafirma.

 

En el barrio también estaban los amigos, “vecinitos de la cuadra con los que jugábamos a los pistoleros, a las escondidas y otros juegos de chicos”, completa.

 

La radio.

 

Un tiempo el grupo familiar vivió en lo de la abuela Eugenia Sarmiento, en Río de La Plata y La Rioja, y allí se escuchaba radio. “Mis viejos y mis tíos siempre atentos a los partidos de Boca, pero yo todavía no seguía mucho el deporte; aunque sí me gustaba la radio”, rememora.

 

Lo que no se le había ocurrido a Osvaldo es que, casi de casualidad, se le iba a presentar una oportunidad. “Mamá trabajaba en una casa de familia, y una señora le comentó que su esposo tenía un programa en Radio Caldén… Yo había terminado el colegio, tenía ganas de hacer algo, y me invitaron a hacer unas pruebas. Me largué como operador y conocí el mundo de la radio… estuve tres años en Caldén en dos programas distintos; después en Radio Triunfo de Zona Norte, donde fui de operador, y al tiempito comencé a pasar música en el programa ‘Las tardes de Triunfo’ y me gustó”, reconoce.

 

Haciendo micrófono.

 

Pero no sería lo único, porque también fue operador en la 101,5 de Bertotto, en Power 103 y en LU33 Emisora Pampeana. Más tarde iba a pasar a la radio Ave Fénix… “Al poco tiempo Rubén Pereyra (hoy fallecido) me dijo si no me animaba al micrófono… y la verdad es que tenía temor, pero agarré para hacer un programa de interés general de 9 a 12 de la mañana”, relata.

 

El dueño de esta emisora lo animó para que fuera por más. “Me alentó para que hiciera un programa que hablara de discapacidad, de los problemas que se les presentan a las personas que la sufren. Y así hice micros de 10 ó 15 minutos, y allí la gente se comunicaba porque con sus sillas de ruedas no podían andar por las veredas y calles rotas... o denunciaban que no había accesos adecuados en los edificios públicos, y así se exponían todo tipo de dificultades”.

 

“Hablemos de inclusión”.

 

El mismo Rubén Pereyra entendió que ese espacio podía ser importante en otro medio, como la televisión, y se lo comentó a Osvaldo. “Me pidió que me animara, que armara un proyecto que hice con algunas indicaciones suyas y lo terminé. Rubén me propuso que el martes siguiente se lo íbamos a llevar a Antonio Goncálvez, que está en Canal 6… nos atendió muy amable y apenas lo leyó dijo ‘esto tiene que empezar a salir ya’. Fue una sorpresa, pero ahí comenzamos con ‘Hablemos de inclusión’, que ahora se puede ver los lunes a las 17.30 y los viernes a las 11.30 por el Canal 19 de la CPE Santa Rosa”, precisa.

 

La capacitación.

 

Al principio, ante la propuesta, Osvaldo tuvo sus dudas… “Me preguntaba qué va a pensar la gente, iban decir que no hablaba bien, que no sabía estar frente a una cámara... Por eso me decidí a hacer cursos para capacitarme. No era cosa de hablar pavadas en radio o televisión…”, sostuvo.

 

Así se capacitó como Couching Deportivo, y Preparador Físico y Director Técnico de Básquet en el Instituto “Soltarte”; hizo un curso de Relato Deportivo en el Instituto “Refundar” con el licenciado Damián Farah; de Voz, Publicidad y Vocalización con Sabrina Alliota, ex periodista de Radio La 100; de Locución en Radio, Tv y Eventos (Enacom/Iser) con Rodrigo Sujodoles. Casi todos de manera on line.

 

Y obviamente también aprendió escuchando. “Me gustaba seguir a algunos grandes periodistas como el Turco Osvaldo Wehbe (periodista y relator cordobés, ya fallecido), y Alejandro Apo (prestigioso comentarista de las transmisiones de Víctor Hugo Morales). Son dos de los periodistas que admiro”, señala.

 

Mucho trabajo.

 

Actualmente Osvaldo hace ese “Magazine de la mañana” de lunes a viernes por el Canal 19 (LDMTV se llama), que es de Hugo y Lucas González; y allí mismo sale también el espacio “Hablemos de inclusión” que va grabado los lunes a las 17.30 horas.

 

Los fines de semana se suma al equipo periodístico de la 90.1, La Radio del Deporte. “Me gusta mucho hacer campo de juego, pero también me animo a comentar y si es necesario a relatar… ya lo hice algunas veces”, comenta.

 

Hombre agradecido.

 

Osvaldo se muestra agradecido y no quiere dejar de mencionar a quienes lo han ayudado en este camino del periodismo que abrazó con tanta pasión. “Quiero destacar a Rubén Pereyra que diría fue quien me animó a iniciarme; a Antonio Goncalvez al que considero mi capacitador; a Beto Almeira que es mi gran amigo y me enseñó a trabajar dentro de un campo de juego, y a toda la gente de La Radio del Deporte”, sintetiza.

 

Le pregunto si le interesa la política y no escapa a la respuesta: “Sí, me interesa saber todo lo que pasa… y digo más, me gustaría participar activamente, sobre todo para trabajar más directamente en temas que tienen que ver con la discapacidad y la inclusión. Estoy dispuesto”, agrega y deja flotando la posibilidad.

 

La natación.

 

Se define como una persona pacífica, “no soy de mucho de salir, pero sí de juntarnos con amigos a cenar, a charlar, pero bien tranquilo”.

 

Por otra parte cumple religiosamente con las sesiones de kinesiología en Cymfir, aunque lamenta no haber podido continuar con la práctica de natación que tan bien le hacía… “Hubo problemas con la obra social y tuve que dejar de ir a La Caleta y a Médanos Verdes. Es una lástima porque es algo que me hacía muy bien”, se lamenta.

 

Por allí, después de leer estas líneas alguien de esos lugares (o del Club All Boys) lo invita a través de una beca para que pueda ir a un natatorio. Si al cabo, con lo suyo, colabora mucho con el deporte.

 

Respetado y querido.

 

En este tiempo, desde que incursiona en los medios, Osvaldo ha sabido ganarse el aprecio de los colegas, sobre todo de aquellos con los que habitualmente comparte partidos de fútbol. “Me siento muy bien con todos… con Juan Carlos Carassay, con Quelo Quevedo, Mario Chaves, Guillermo Ingrassia… hay buena onda y me hacen sentir uno más”, menciona a algunos.

 

Debo confesar que no estaba al tanto –y creo que mucha más gente tampoco- que Osvaldo había sido distinguido con el Martín Fierro Federal. Sin dudas todo un reconocimiento para quien anda por la vida afrontando con coraje las dificultades que se le presentaron desde siempre. Un admirable ejemplo de resiliencia y un mensaje para que entendamos que, al cabo, todos somos iguales.

 

“Una emoción enorme”

 

“Una emoción enorme… me explotaba el corazón en el escenario. Fue una sensación única que en ese momento compartí con mis padres, que me acompañaron”, evoca Osvaldo Pereyra la noche en que le entregaron esa estatuilla a la que muy pocos acceden.

 

La fiesta de Aptra (Asociación de Periodistas de Televisión y Radiofonía Argentina) de entrega de los Martín Fierro Federal 2024 reconoció a lo mejor de la radio y la televisión nacional en el auditorio Ángel Bustelo, en la ciudad de Mendoza.

 

Esa 34º edición contó con la conducción de Pamela David y Guillermo Andino, y presencias de Luis Ventura (presidente de APTRA), Katja Alemann, Mica Viceconte, Matías Alé, la “Peque” Paretto, Cacho Rubio y muchas otras figuras del espectáculo argentino. Y entre todas ellas Osvaldo, ganado por la emoción que lo empezó a embargar desde el mismo instante en que fue convocado.

 

Resulta fácil imaginar sus ojos y su mente tratando de registrar lo que estaba pasando a su alrededor. Las luces, los drones, las cámaras, las pantallas y esa alfombra roja que iba a tener que recorrer para subir al escenario. Aunque él no lo esperaba.

 

“Cuando dijeron que el ganador en ‘Temas Médicos’ era ‘Hablemos de inclusión’ no supe qué hacer… mis padres me hicieron caer en la realidad. Mi papá me acompañó al escenario porque no puedo subir escaleras solo y la verdad me resulta difícil describir lo que sentía… No pensaba que iba a ganar porque competía con otros dos programas, uno de Córdoba y otro de Tucumán que tienen 30 años de antigüedad, así que fue una verdadera sorpresa”, narra.

 

Lo bueno es que después que Cacho Rubio le entregara su premio, varias de las conocidas figuras que estaban en el salón se acercaron a saludarlo. “Aproveché a sacarme fotos con varios, y por cierto fue una noche hermosa”, rememora.

 

Una vida en tres imágenes.

 

En familia.

 

La familia completa. Los padres y los hermanos Pereyra. El gran sostén de Osvaldo, que lo acompañaron en todo momento de dificultad.

 

En el trabajo.

 

Junto a su gran amigo Alberto Almeira. Beto lo guió a Osvaldo para que se encaminara en el camino del periodismo. Aquí en los estudios de La Radio del Deporte.

 

De fiesta.

 

Poco después de recibir el premio, Osvaldo se tomó fotos con muchos protagonistas de la noche. Aquí con Guillermo Andino, quien condujo la fiesta con Pamela David.

 

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