“Este convenio nos permitió tener estabilidad económica”
Desde hace seis meses, las cooperativas “Las Terkas” y “Huitrú” trabajan junto a una entidad solidaria de Buenos Aires en la confección de guardapolvos escolares. “El convenio nos permitió tener un año completo de trabajo, es una iniciativa muy linda”, sostuvo la presidenta de la Cooperativa Textil Huitrú, Elsa Perlo.
El año pasado, la Municipalidad de Santa Rosa a través de la Dirección de Economía Popular, firmó el convenio “Municipio Cooperativo” con la federación de cooperativas de servicio y trabajo “Cooperar”. “De esa manera, trajimos 3.000 guardapolvos para que confeccionen las cooperativas Huitrú y Las Terkas, con un precio de $ 700 pesos por unidad que próximamente se actualizará. En total serán $ 2.100.000 para las instituciones, un monto que se logró gracias al trabajo de unión de cooperativas y el Estado favoreciendo esa vinculación y logística”, explicó a LA ARENA el director del área, Federico Ignaszewski.
En diálogo con este diario, la presidenta de “Huitrú”, Elsa Perlo, celebró la iniciativa del municipio. “Nosotros trabajamos con otra cooperativa de Buenos Aires. Ellos nos mandan los delantales cortados –desde el talle 6 al 12- y nosotras los cosemos”, explicó. El proyecto comenzó hace seis meses y ya llevan confeccionados “2.000 guardapolvos” y “Las Terkas”, que se sumaron más tarde al trabajo, realizaron 1.000.
“Vamos armando y luego nos organizamos con la otra cooperativa para mandar las cajas. Se envía una tanda y nos mandan otra”, desarrolló la mujer y aseguró que “es un trabajo muy lindo”. La vinculación se extenderá “hasta diciembre. Ha sido un año completo, un muy bien trabajo gracias a la Municipalidad que fue el intermediario”.
Grupo de seis.
Cabe recordar que la cooperativa de trabajo se creó en el año 2000 por un grupo de empleados textiles que habían perdido su trabajo cuando la empresa “Indumentaria El Argentino” cerró sus puertas. Pasaron muchos años y por la entidad pasaron muchas mujeres jefas de hogar. Hubo momento donde fueron hasta 40 integrantes, pero en la actualidad está conformada por seis.
“Algunas se han jubilado y otras retirado”, contó Elsa y enumeró: “Hay dos mujeres que no están desde el inicio, pero ya hace 10 años que trabajan en la cooperativa. Otras están hace seis años y dos chicas comenzaron hace poco. A veces cuesta mantener el número porque al ser una cooperativa no se recibe un sueldo fijo por mes, sino que depende del trabajo que se realice”.
“En la actualidad es difícil que la gente nueva continúe por cómo está la situación y porque no alcanza el dinero. Uno intenta que sigan, pero no estamos pasando un buen momento para ayudarlas a que se queden”, agregó. “Hemos tenido momentos buenos, que se ha trabajado muy bien y nos tocaron dos años de pandemia, donde tuvimos la suerte que confeccionamos barbijos y batas que se repartían en sanatorios y hospitales. Fue un año muy difícil, pero trabajamos muy bien y pudimos ayudar a la familia que estaban en la casa”, señaló.
Además de las tandas numerosas de guardapolvos, las mujeres confeccionan camisas para los cuales ya tienen clientes fijos. “La fábrica está ubicada en Liberato Rosas 952”, recordó la mujer y agradeció el acompañamiento del Gobierno provincial y de Federico Ignaszewski “que siempre ayudó en los momentos más difíciles, es una de las primeras personas que se acercó a dar una mano”.
Estabilidad.
Por su lado, la presidenta de la cooperativa “Las Terkas”, Nilda Castillo, comentó a este diario que se sumaron al convenio hace cuatro meses. “Cuando empezamos no sabíamos cómo armar los guardapolvos y se acercó Aida, una vecina que toda su vida se dedicó a la confección de los mismos, y nos ayudó a encaminarnos. Estuvo trabajando con nosotras, de forma desinteresada, durante un mes”, dijo entre risas la mujer.
Este trabajo les permitió “tener una estabilidad económica porque tenemos una entrada mensual. Ha sido muy positivo”. Explicó que las ventas de sus productos, generalmente, se realizan a través de las redes sociales y ferias, pero “no podíamos lograr tener una entrada de dinero fija y ahora con los guardapolvos sí”.
En la actualidad, la cooperativa que funciona en el barrio San Cayetano cuenta con cinco trabajadoras. “Ahora necesitamos dos mujeres más, preferentemente que sepan coser, porque tenemos que adelantar trabajo”, finalizó.
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