Músicos pampeanos en el Caribe
Hacer música –lo que más les gusta--, mostrarse ante otro público, y disfrutar de paso de las playas paradisíacas del Caribe, es una linda manera de enfrentar la vida. Y sino que lo digan Walter Campos y Priscila Aguirre, quienes hace algunas semanas se subieron a un avión para aparecer en México. Primero obviamente en el DF cuando llegaron, y después para instalarse entre Cancún y Playa del Carmen… Sí, es como para decirles que mal la están pasando chicos. ¿No es verdad?
Artistas pampeanos.
Los dos fueron creciendo desde lo artístico, se destacaron en distintas obras y con diferentes grupos. Se sabe que Priscila es oriunda de Macachín, y Walter de Lonquimay, y que el camino de la música los encontró juntos en varias oportunidades. Coincidieron en la que resultó una obra que fue sumamente valorada por el público, como ha sido “Lápices”, con la que actuaron en diversos escenarios de nuestra provincia --la puesta estuvo en más de 10 localidades--, y también en la ciudad de La Plata y Capital Federal.
En Puerto Morelos.
Cabe decir que Walter fue integrante del grupo “De Paso Tangazo”, junto con Emil González y Mauricio Suárez Becerra; en tanto Priscila se lucía como cantante de “La Banda Fina”, y también en “Mutantes”, e interpretó a Tita Merello en la obra “Tita”. Además se destacó un tiempito como solista.
Antes de partir hacia México, Walter y Priscila habían salido de gira por nuestro país, y hace semanas viajaron al Distrito Federal. Luego se establecieron en Puerto Morelos, un pueblito que está en el Caribe, equidistante unos 30 kilómetros entre Cancún y Playa del Carmen.
Cantando en la playa.
Entrevistados por La Arena precisaron que al principio anduvieron un poco por el norte, “por Aguascalientes; y ya de ahí nos vinimos para el Caribe y acá nos quedamos, con la idea de permanecer toda la temporada”.
Están felices y no lo ocultan. “Hicimos un videito hace poco de un tango, ‘El último café’… y lo grabamos acá en la playa, abajo de una palmera llena de cocos”, contó Walter.
“El tango gusta mucho”.
Y es Priscila la que agrega: “Un poco el motivo del viaje es probar en otro lado lo que estábamos haciendo allá: música y teatro... venir y replicarlo acá. Para eso también tenemos que darnos el tiempo de conocer a la gent., hacer relaciones con las agrupaciones que hay en esta zona, con las bandas, con los centros de arte... Así fue que tocamos en el Centro de Arte de Puerto Morelos, y estuvo re bueno… era un lugar chiquito, como muy íntimo, y ahí expusimos nuestra propuesta, nuestra música y nuestro repertorio, que está conformado generalmente por milonga, huella y ritmos argentinos como la chacarera y la zamba. Pero también hacemos mucho tango, porque acá gusta mucho”.
Abiertos a todo.
Pero no se quedan con eso, porque además “tratamos de hacer todo folclore latinoamericano, y folclore de acá, mexicano. Incorporamos algunas canciones de Chavela Vargas y de Lila Downs (a quien se considera la heredera de la costarricense nacionalizada mexicana). ¿Qué nos motiva a viajar? El hecho de conocer, de andar y generar nuevos contactos para ir viendo qué posibilidades encontramos por aquí. Estamos abiertos a todas las posibilidades que vayan surgiendo”.
Conectados con La Pampa.
No obstante los jóvenes pampeanos –valiéndose de la posibilidad de la comunicación inmediata de estos tiempos-- siguen “muy conectados con Argentina, con nuestras familias y demás. Aquí estamos dando clases online, Priscila de canto y yo de guitarra, y seguimos manteniendo los alumnos de allá (allá es aquí, en Santa Rosa). Así que una vez a la semana nos conectamos con los alumnos y seguimos haciendo las clases”.
Walter es un inquieto buceador de las noticias, “y por eso –cuenta-- a la distancia escuchamos radios de La Pampa y leemos en La Arena lo que está pasando en nuestra provincia… Porque hay que admitirlo: un poco se extraña, pero acá estamos muy bien y la estamos pasando re lindo”, agrega.
Mate mirando el mar.
Por otra parte Walter está trabajando en un lugar de comida argentina, por lo que –por ese lado-- no hay problemas, “porque las pizzas, empanadas, milanesas y choripanes están a la orden del día”.
“Además este es un sitio hermoso, es muy bonito el Caribe y el lugar en el que estamos, un departamento con la playa enfrente. El balcón de nuestro departamento da al mar… así que ahí tomarnos mate todas las mañanas. Religiosamente”, narran.
“Sí, se extraña, pero de qué nos podemos quejar: ¡Aquí estamos bárbaros!”, concluyen.
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