La AUH y las caras extrañas en el aula
SEÑOR DIRECTOR:
El pasado sábado, en esta columna, a propósito de un problema entre padres y docentes en una escuela pampeana, mencioné que también en escuelas de La Pampa se registra un efecto de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
El mismo día pude leer unas declaraciones del ministro nacional de educación, Sileoni, quien también menciona el problema de manera tangencial, pero que viene a confirmar su existencia y da cuenta de lo que se hace y, en especial, lo que será necesario hacer para superarlo.
Sileoni dijo que desde que se implantó la AUH las escuelas recibieron a unos 250 mil chicos que estaban fuera del sistema. Agregó este dato: había 500 mil sin escolaridad, de modo que todavía quedan en esa situación unos 250 mil. Ahora bien, este incremento caudaloso de alumnos generó algunos problemas por falta de mobiliario (bancos, en particular) y por superpoblación de algunas clases, donde el número de alumnos supera lo que se considera ideal o siquiera manejable. Para afrontar la insuficiencia de mobiliario el gobierno nacional licitó una masiva compra de bancos y otros muebles y algunas provincias también hicieron compras de este tipo.
El problema no se agota en la escasez de mobiliario o de espacio o del número de alumnos por clase. El ministro dijo esta frase: "La secundaria tiene un ADN que es selectivo". Esta expresión sólo puede ser entendida como que el ministro reconoce que hay una actitud de rechazo, ya por directivos, ya por docentes, ya por alumnos. Los nuevos, los que se incorporan porque la escolaridad (y la vacunación) está exigida para mantener el beneficio de la AUH, vienen de un ambiente distinto: de barrios más carenciados, de haberse iniciado en el mundo laboral y de una diversidad de circunstancias, algunas penosas. Estos alumnos no realizan con facilidad el tránsito desde su iniciación laboral (o desde cualquier otro estado en que se hallaran), al tiempo que los que han tenido escolaridad regular y también el personal de la escuela, tienden inicialmente a mirarlos como extraños, como no pertenecientes a esa comunidad (outsiders suele decirse). El ministro no dio detalles. Afirmó que la superación de estas situaciones implica "procesos arduos, largos y costosos". En otro aspecto de la situación surgida como consecuencia de esa irrupción caudalosa de alumnos, Sileoni comentó que algunas informaciones y declaraciones han tendido a destacar la falta de bancos o de espacio, lo que motivó esta otra expresión suya: "La noticia no es que en alguna escuela faltan bancos. La noticia es que hay más pibes en las escuelas". Explicó que la universalidad escolar admitida hasta ahora era la del nivel primario, para añadir que "nosotros somos la primera generación que se autoimpone el mandato de que los chicos vayan trece años a la escuela". Esta es la nueva universalidad, la que se ha comenzado a construir y que origina actitudes de exclusión.
Está claro. El problema existe y podríamos decir que es una consecuencia no deseada, aunque no impensable, de la AUH. Esta asignación extraordinaria modifica muy profundamente y sin preparación previa, todo un estado de cosas. Cierto es que, como dice Sileoni, la noticia valiosa es el efecto de recuperación de una enorme cantidad de chicos sin escolaridad. La AUH ha reducido también la franja de la pobreza y ha dado a la mujer un nuevo protagonismo. Digo esto último porque una gran parte de esos niños y adolescentes no escolarizados o desertores, están atendidos solamente por sus madres. Desde hace tiempo crece el número de mujeres que son jefas de familia, madres que han asumido toda la carga. La AUH va en su apoyo, pero apunta a objetivos aun más abarcadores puesto que procura escolarizar a la totalidad de los niños y adolescentes, ha recortado el espacio de la pobreza y ha sido un factor importante para estimular el consumo de bienes de primera necesidad.
Atentamente:
JOTAVE
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