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Jueves 11 de diciembre 2025

Situación que pone a prueba el temple

Redacción 21/09/2010 - 01.25.hs

SEÑOR DIRECTOR:
El Papa romano, Benedicto XVI, realizó una visita a Gran Bretaña, la pasada semana.
Fue recibido como se esperaba. La reina, cabeza de la iglesia anglicana desde los tiempos de Enrique VIII, lo esperó en Escocia, al comienzo de la visita. Se explica la presencia real porque es la primera visita de Estado que realiza un jefe de la iglesia romana al Reino Unido. Juan Pablo II estuvo en las islas en 1982, pero fue en visita pastoral. Dado que el anuncio de su viaje había provocado manifestaciones contrarias y se preparaban protestas, fundadas en antecedentes que se remontan al siglo 16 y a recientes juicios por pedofilia generados por sacerdotes católicos, especialmente en Irlanda, Benedicto se anticipó al ampliar el alcance de su repudio a tales conductas. En su primera declaración admitió que "la Iglesia no fue lo suficientemente rápida y resuelta a la hora de lidiar con los curas pederastas", que es difícil entender qué pudo originar estas conductas y que ahora la tarea principal consiste en ayudar a las víctimas. Su vocero había anticipado, antes de partir desde Roma, que las expresiones contrarias a la visita son naturales en una sociedad plural. Seis personas fueron detenidas en Londres ante la sospecha de que tramasen un acto terrorista. Christopher Hitchins llamó en Londres a una campaña para que Benedicto sea arrestado y procesado por acciones contra la humanidad. Obtuvo el apoyo del escritor Richard Dawkins.
El problema de los curas pedófilos (paidófilos: paidos: niño; filo: inclinación) ha dado al actual pontífice uno de los problemas mayores y a la iglesia católica le ha representado pérdidas millonarias (en Irlanda, en Estados Unidos y otros sitios) al tener que satisfacer penas pecuniarias e indemnizaciones a las víctimas. En la Argentina no han faltado casos de tal perversión. Justamente, en estos días se ha producido una nueva situación en el larguísimo proceso contra el cura Julio César Grassi, titular de la fundación Felices los Niños. La cámara de Casación bonaerense le confirmó la pena de quince años de prisión por abusos sexuales, pero no modificó el estado de libertad en que se halla el sacerdote; adujo que el punto no estaba planteado en lo que tuvo que resolver, pero esta explicación fue rápidamente objetada desde distintos ámbitos. Los casos de pederastia se presentan habitualmente con estas alternativas, cuya explicación es compleja. Influye, sin duda, el papel de importancia que juega esta iglesia en la sociedad argentina y también la historia de este tipo de comportamiento. Pederastia, con inclinación preferente hacia los niños o los adolescentes, y sodomía, que se practica entre varones mayores, parecen hallar su caldo de cultivo en los lugares donde hay muchos niños a cargo de personas mayores, como es el caso de los institutos que incluyen internación. Todavía recuerdo que, cuando iniciaba mi carrera docente, un viejo maestro, al tiempo de expresarme sus buenos deseos, me dijo: "Acepte cualquier responsabilidad docente, salvo cuando se trate de escuelas con internado de niños". La razón de esta advertencia está en la condición humana, pues el niño necesita una larga protección, sin la cual no puede llegar a adquirir la capacidad de desenvolverse con autonomía. Eso, por el lado del pequeño. En cuanto al mayor (sea sacerdote o maestro laico) el punto es que no todos los que llegan a estas funciones han aprendido a contener sus pasiones y sus pulsiones y que algunos de ellos caen en la aberración sexual. El sacerdote católico aparenta estar más expuesto por su voto de celibato, porque -se dice- el hombre es como es y no todos remontan la exigente cuesta de los comportamientos responsables a que se obligan por sus juramentos.
Lo que revelan los casos recientes (que han sido numerosos) es que también hay que luchar con la hipocresía y el peso de algunas tradiciones.
Atentamente:
JOTAVE

 


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