Soberano que exhibe variedad de atuendo
Señor Director:
La elección que acaba de realizarse en Santa Fe ha sorprendido a quienes generalmente poco se esfuerzan por distinguir matices.
Digo esto porque el dibujo que dio el paso del soberano por las urnas no es lo más habitual. Se espera que una vez contados los votos, surja un ganador, pero en Santa Fe hubo tres ganadores: los "progresistas" (socialistas, radicales), que retienen el poder ejecutivo; los justicialistas y aliados, que ganaron la mayoría en la legislatura provincial, y un debutante, que se construyó una poderosa plataforma en tiempo récord. Quizás sea apropiado decir que el tercer vencedor no construyó esa plataforma sino que le fue construida, pero es prudente admitir factores diferentes: algo habrá puesto con ser como es o como se muestra, y -esto es principal- algo puede haber en la sociedad que hace posible estos ascensos fulminantes cuando la construcción de un buen piso electoral es tarea de años. Un candidato es lo que es, pero también es como lo ven, como queda a partir de que la comunidad y los individuos proyectan en él sus preferencias y valores. El tiempo dará algunas respuestas. Esperémoslas.
Lo que tenemos a la vista y que puede ser el saldo principal de esta jornada es que el soberano se ha mostrado allí con todo su ropero, quiero decir, con una variedad de atuendos raramente vista. Si esto fue posible por la boleta única, que facilita la discriminación de candidatos, se verá. Si fue el fruto de lo que tiendo a llamar "estado magmático", ya tendremos noticias. Me explico con respecto a la frase encomillada. La voz magmático no está en el diccionario; sí está magma: masa ígnea en fusión, que está en lo profundo del planeta y que emerge por la boca del volcán. En esa masa están los componentes de lo que llamamos suelo, la parte del planeta que pisamos. La lava se enfría y endurece, pero luego los vientos y las aguas y la temperatura operan sobre ella y la desmenuzan y transportan, hasta que dibuja los varios paisajes de la Tierra. Impresionado por la lava que baja desde el volcán, he pensado que en la sociedad debe haber estados magmáticos: aquello de lo que se hace todo, pero que necesita emerger y ser procesado. Así como la lava avisa con sismos, lo magmático social se expresa de diversas maneras y desafía a interpretar sus signos para acomodarse en la montura a fin de soportar el corcovo de lo que está viniendo. Al pensar y repensar la expresión del desencanto o la impaciencia de un músico argentino por el voto porteño de la primera vuelta también me ha parecido que algo de nuestro magma está en movimiento. Quizá un sociólogo pueda decir que lo que hemos visto moverse es la consecuencia de un cambio que está en desarrollo, de las habituales resistencias al cambio y de algunas situaciones novedosas resultantes de lo que ya ha cambiado. Algunos simplifican diciendo que se están enfrentando dos Argentina, pero cada uno dibuja el rostro de una y otra según sus preferencias. Pienso que siempre hay dos Argentina, o más. Siempre algo lucha por durar y algo lucha por poder manifestarse. El error de negar esta dualidad conduce a quitar moderación a los comportamientos, como pudo apreciarse por el discurso de la Rural y porque la contraparte es vista como lo intemperante. El arte político está solicitado ahí para ayudar a buscar la manera de conciliar los opuestos a fin de favorecer la gestación paulatina de las síntesis enriquecedoras. Las criaturas nuevas de una sociedad nacen con frecuencia del ayuntamiento más o menos traumático de lo que ha sido y sigue siendo en alguna medida, y de lo que acaba de salir del magma profundo. Puede resultar un parto de los montes o una monstruosidad infernal, pero no poco depende de la competencia del partero, esto es, del político. El fruto no depende del político ni éste es el padre de la criatura, pero le corresponde a su ciencia prevenir y orientar, sin negarse a la novedad.
Atentamente:
JOTAVE
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