Jueves 08 de mayo 2025

Diálogo: ¿esta vez será distinto?

Redacción 11/12/2012 - 04.08.hs

El diálogo que mantuvieron días atrás el gobernador pampeano y el bloque completo de diputados del Frepam puede marcar un punto de quiebre en la mirada que el gobierno, y especialmente el justicialismo, tiene con relación a eventuales acuerdos con la oposición para fijar políticas de Estado.
En principio nadie puede dejar de saludar la invitación oficial para que los diputados radicales, socialistas y fregenistas asistieran a la Casa de Gobierno a hablar a agenda abierta de los temas que les interesaban plantearle al mandatario y que éste les explicara cuáles son sus problemas, sus proyectos y sus necesidades. Pero treinta años de historia le juegan en contra al PJ, por lo cual deberá ser el mandatario quien demuestre, con hechos concretos, que el convite no fue una iniciativa meramente coyuntural, promovida solo a partir de la dura pelea que mantiene con el vernismo en la Legislatura.
El propio jefe del gobierno pampeano, en sus cinco años al frente de la provincia y en los tres períodos como intendente, no mostró demasiado entusiasmo por el diálogo institucional y el acercamiento de posiciones. De hecho, nunca como hasta ahora había convocado en su despacho a todos los diputados que representan a la principal fuerza opositora. Solamente hubo, hace unos años, un llamado de apuro a la residencia oficial a todas las bancadas para discutir un bosquejo de política energética. El tiempo demostró que aquel llamado terminó siendo una estratagema para resolver una cuestión circunstancial como la modificación de las condiciones contractuales de una de las empresas hidrocarburíferas que opera en la provincia.
Tales antecedentes obligan, esta vez, a invertir la carga de la prueba -aunque eso en material penal sea la excepción y no la regla- y observar al gobernador para ver si demuestra que ahora su propuesta va en serio. Que realmente está convencido de que a través del intercambio de ideas entre los diversos sectores políticos se pueden alcanzar consensos beneficiosos para el conjunto de la sociedad.
En verdad, como peronista, tampoco lo ayuda la historia reciente, ya que los otros tres gobernantes que tuvo La Pampa desde 1983, todos de su mismo signo partidario, hicieron muy poco por alentar una construcción conjunta con quienes pensaban distinto a ellos, básicamente en los temas centrales. Y si se quiere hilar más fino, podría decirse además que tampoco los distintos gobiernos nacionales estimularon desde la punta de la pirámide una construcción más horizontal y menos verticalista de la política.
Hoy la provincia tiene una nueva oportunidad, aunque en un contexto político de características inéditas signado por un durísimo enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y los diputados de su mismo signo partidario. Por eso muchos se preguntan si el jefe del gobierno pampeano está evaluando como una disyuntiva, y nada más, el recostarse en la oposición o intentar un acercamiento con los legisladores de su propia fuerza. (Esta última opción aparece como difícil aunque también es cierto que el peronismo, hasta ahora, ha logrado resolver sus conflictos internos, hasta los más virulentos, reuniéndose en un espacio común).
De ser así se vislumbra un problema, porque entonces, en el fondo, sería más de lo mismo. Una suerte de cara o cruz motivado por lo circunstancial, que solo traería alivio -también circunstancial- en el corto plazo. Lo positivo sería que el gobernador se convenza de que el diálogo institucional y las políticas de Estado -es decir, las acciones gubernamentales constructivas a largo plazo- constituyen el mejor camino. De esta manera, la eventualidad de los aliados y rivales, permanentes o transitorios, pasarían a constituir una cuestión secundaria.

 


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