Sabado 12 de julio 2025

Nuevas muestras de la prepotencia israelí

Redacción 29/07/2013 - 04.51.hs

El Estado de Israel ha vuelto a trascender en el acontecer internacional por dos hechos criticables. El primero de ellos es un acontecer repetido, producto de la ocupación por la fuerza en territorios de Palestina, donde el repudio de la población ha merecido una dura represión del ejército de Tel Aviv. En esta oportunidad una patrulla que recorría un sector de Hebrón arrestó y tuvo detenido durante casi dos horas a un niño palestino de apenas cinco años, acusado de arrojar piedras a un vehículo militar. Según el informe, que fue reportado por una organización humanitaria, el arresto se hizo extensivo al padre del niño quien, esposado y con los ojos vendados, fue llevado a una base militar para ser entregado luego a la policía palestina, que le impuso una multa.
Las organizaciones de derechos humanos israelíes -una presencia saludable dentro del panorama de la región- exigen explicaciones al ejército ya que según la ley los organismos de seguridad tienen prohibido detener a un niño menor de doce años aunque sea sospechoso de actividades delictivas. El ejército negó que los sucesos hubieran ocurrido de esa forma, seguramente preocupado por antecedentes registrados durante la Intifada, cuando hubo documentos fotográficos que mostraban a soldados disparando armas de fuego contra niños. El caso llegó a los medios que le dieron amplia cobertura a través de la información de las ONG de derechos humanos, que exhibieron un video probatorio. "Nadie se da cuenta -subrayaron- del miedo que pasó el niño".
Mal que le pese a los defensores de las políticas expansionistas del Estado hebreo estos episodios traen a la memoria los inenarrables sufrimientos de su gente a manos de los nazis, durante la segunda guerra mundial.
El otro suceso tiene, también, raíces muy profundas, y está relacionado con una ley actualmente en trámite en el parlamento israelí la que, de aprobarse, supondría el desalojo de decenas de miles de beduinos -árabes- que llevan una vida trashumante en el desierto del Neguev, al sur del país. Esas comunidades nómades se verían despojadas de las tierras que vienen explotando desde hace miles de años a través de la ganadería extensiva, "provocando el desplazamiento y expulsión forzosa de decenas de pueblos y decenas de miles de residentes", destruyendo el tejido social y la cultura en que se nutren esas etnias. Los opositores a la medida dan por sentado que la norma, si se aprueba, desposeerá a las comunidades de sus tierras y servirá de argumento a cualquier reclamo jurídico, que descuentan con fallo favorable al Estado.
Las organizaciones israelíes más progresistas han salido al cruce de esta nueva ley, aunque sin muchas perspectivas de éxito dado el sesgo conservador de la norma, acorde con las ideas expansionistas del gobierno. Semejantes medidas -dicen- solamente contribuirán a incrementar el resentimiento de los árabes que residen en Israel. Por de pronto la iniciativa al ser tratada ha conseguido un áspero debate en el parlamento y, hecho no frecuente y llamativo, una huelga general por parte de los residentes árabes que se quedaron en territorio judío tras la creación del Estado de Israel.

 


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