Primera visita del presidente cubano a Argentina
Miguel Díaz-Canel es el nuevo presidente de Cuba y visitó por primera vez nuestro país. Después del interregno macrista, toman nuevo impulso las relaciones bilaterales.
SERGIO ORTIZ
Con Mauricio Macri las relaciones con Cuba estuvieron congeladas. Eso se derivó de la propia orientación reaccionaria de la Casa Rosada, y de la cancillería de Susana Malcorra pero especialmente en el turno de Jorge Faurie. Y obvio, de la obediencia a Donald Trump. La única delegación macrista la encabezó en 2018 Marcos Peña, al solo efecto de cobrar parte de la deuda que Cuba tendría con nuestro país. Pero de afectos, acuerdos o búsqueda de entendimientos, nada.
Debe ser por eso que Cuba recibió con alegría cercana al júbilo el resultado de las elecciones de octubre. En gobiernos kirchneristas se habían llevado muy bien, no exento de algunas diferencias, como cuando en 2006 Néstor y Cristina realizaron cierta injerencia en los asuntos internos de la isla para traer a Buenos Aires a la médica gusana Hilda Molina. Pero ese hecho es casi una anécdota que no cambió el sentido general de buena onda entre La Habana y el gobierno de la "década ganada".
En ese entonces gobernaba Cuba Fidel Castro, cuya última visita al país fue a la cumbre especial del Mercosur en julio de 2006, en Córdoba, cuando participó de las reuniones de presidentes y actos públicos con Hugo Chávez en la Ciudad Universitaria. También juntos visitaron el Museo del Che Guevara en Alta Gracia.
Luego de algunos años de Raúl Castro en la presidencia, la Asamblea Nacional del Poder Popular eligió para el cargo a Miguel Díaz-Canel en 2018. Y en ese carácter visitó Buenos Aires para la asunción de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, desarrollando una agenda similar a las que solía realizar el comandante: reuniones oficiales y protocolares, y actividades políticas y culturales.
La ofrenda floral al general San Martín suele ser un saludo a la bandera para delegaciones extranjeras. Es el héroe nacional y ahí van a poner la corona. No es el caso de la comitiva isleña porque ese país, representado por el presidente, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla y el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, tienen un aprecio sincero por la Argentina y sus próceres.
En su discurso ante 800 amigos de la solidaridad con Cuba, el lunes 9 en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, el visitante habló de la historia de vínculos profundos entre los dos países. Y se remontó a 1890, cuando el héroe nacional de Cuba, José Martí, oficiaba de cónsul de Argentina en EE.UU.
En esa actividad, organizada por la embajada y el Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba, el mandatario fue antecedido por artistas: Leonel Capitano, de Rosario, Paula Ferré, de Buenos Aires, y un dúo que cerró la actividad con una excelente versión de "El necio", la icónica canción de Silvio Rodríguez. Antes había hablado Eugenia Méndez, chaqueña recibida en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) fundada por iniciativa de Fidel para becar a estudiantes de todo el mundo. Eugenia es de los 29.600 médicos graduados de 105 países en los veinte años de existencia de la ELAM.
Cuba no se rinde.
Díaz-Canel hizo un parangón histórico con la Argentina de mayo de 2003 cuando Fidel vino a la asunción de Kirchner: "el pueblo argentino saludaba con alegría y esperanza la llegada de Néstor a la presidencia. El país estaba todavía enormemente endeudado y sumido en una profunda crisis, en tanto Cuba era amenazada por el gobierno belicista del entonces presidente George W. Bush, empeñado en atacar lo que definió como "oscuros rincones del mundo", entre los cuales nos incluía, al mismo tiempo que arreciaba el bloqueo. Cambiemos los nombres y estamos viviendo iguales tiempos. ¡El pueblo cubano tampoco se dejará amedrentar esta vez por la actual administración estadounidense!
El público lo ovacionaba una y otra vez. El orador citó varias veces a Fidel y el Che, de quienes dijo que los sentía presentes en el acto.
Cuestionó el bloqueo yanqui, que va a cumplir 60 años sin poder rendir al país socialista y hoy quiere impedir que entre un barril de petróleo, sancionado al país y a terceras partes.
El párrafo más importante de la alocución, de cara a lo que se viene en Argentina y América Latina, fue este: "Cuba alerta, a la vez, que la batalla contra el neoliberalismo y el imperialismo será más dura, en tanto lograron que proliferaran tratados de libre comercio leoninos con los cuales han tendido una trampa de sometimiento tan grave como aquella del Area de Libre Comercio de las Américas, que se derrotó aquí, en Argentina, en aquella inolvidable Cumbre de Mar del Plata de 2005, liderada por Néstor y por Chávez".
El lunes a la mañana el visitante estuvo con organismos de DD.HH. recorriendo el Parque de la Memoria en la Costanera y viendo las placas de los desaparecidos, deteniéndose en las de dos cubanos desaparecidos en agosto de 1976: Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Arias. El miércoles pasó por la exESMA donde empleados y delegados del Ente, de ATE, lo saludaron a él y su mujer Liz Cuesta.
El martes la TV lo mostró en la asunción del presidente y la vice en el Congreso, sentado junto a otros invitados. Por suerte no vino Sebastián Piñera; el represor chileno habría arruinado la foto.
Para bronca de la derecha local y mundial, el miércoles a la mañana el presidente AF lo recibió una hora en Casa de Gobierno para mejorar la relación bilateral. Habrían hablado de intercambio de alimentos argentinos por medicamentos cubanos.
Luego fue recibido por CFK en el Senado, con la misma buena onda y quizás un poco más porque la vicepresidenta está agradecida por el trato médico a su hija Florencia.
Se dirá que Fernández almorzó luego con Michael G. Kozak, subsecretario de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Lo hizo junto con funcionarios muy amigos del imperio, como Gustavo Béliz y Jorge Argüello, pero eso no quitó el enojo de la delegación yanqui. Mauricio Claver, director de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental no fue a la asunción y se volvió a Washington. Estaba furioso por la presencia del ministro y vicepresidente venezolano Jorge Rodríguez y también, aunque no lo admitiera, por las recepciones oficiales a la delegación cubana, más las reuniones que Cristina tuvo con las comitivas de Rusia y China.
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