Lunes 23 de junio 2025

En tiempos entreguistas, no olvidar la Vuelta de Obligado

Redacción 20/11/2024 - 00.30.hs

El 20 de noviembre se conmemora el Día de la Soberanía Nacional, un término ajeno a los tiempos seudo libertarios que nos atraviesan como país. Por eso es muy necesario reflexionar sobre los reclamos soberanos pendientes.

 

IRINA SANTESTEBAN

 

En 1845 las provincias argentinas recientemente liberadas del colonialismo español, no estaban organizadas en un Estado nacional, sino en la Confederación Argentina. El gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, era el encargado de las relaciones exteriores de esa Confederación, a la que adherían las provincias como estados soberanos luego de la firma del Pacto Federal (1831).

 

Como naciente organización, había que reglamentar la navegación de los ríos, codiciados por las potencias europeas que veían en estas tierras, un mercado apetecible. Francia y el Reino Unido pretendían la “libre navegación”, sin reconocer a la Confederación el derecho a la reglamentación, en un claro desconocimiento de la soberanía argentina.

 

Vuelta de Obligado.

 

El ingreso de la flota anglo-francesa por el río Paraná, con el fin de navegar río arriba encontró la oposición de la Confederación, que opuso resistencia aún en inferioridad de condiciones. Los intrusos tenían una poderosa flota de 22 barcos de guerra y 92 buques mercantes, con 418 cañones y 880 soldados. La argentina tenía tan solo seis barcos mercantes, un bergantín y 60 cañones de escaso calibre. Se dispuso una defensa precaria que consistió en cadenas atravesando el río de costa a costa, sostenida por barcos pequeños, algunos de ellos cargados con explosivos.

 

Fue una batalla desigual y muy violenta, que terminó con una derrota argentina, pues los ingleses y franceses pudieron pasar y continuar navegando por el río Paraná, con un saldo para nuestro país de 400 muertos mientras que los invasores tuvieron 40.

 

Pero fue una victoria pírrica pues seis meses después, en la batalla de Punta Quebracho, la tortilla se daría vuelta.

 

Punta Quebracho.

 

Es menos conocida que la Vuelta de Obligado, pero está considerado como uno de los combates más importantes de nuestra historia. En Punta Quebracho, a 27 kilómetros de Rosario, las fuerzas de la Confederación Argentina se tomaron revancha y con una importante victoria sobre la flota anglo-francesa, se puso punto final a sus pretensiones de de navegar libremente por ríos nacionales como si fueran de libre acceso, y sin reconocer el derecho soberano local.

 

Luego de la Vuelta de Obligado y Punta Quebracho, se logra poner fin al bloqueo naval de Francia e Inglaterra a los puertos argentinos y al Río de la Plata. También se recuperó la flota argentina que había sido capturada de manera ilegal frente a Montevideo, mientras se desarrollaban tratativas diplomáticas. Otra consecuencia de la victoria fue la recuperación de la isla Martín García y lo más importante: el reconocimiento por Francia y el Reino Unido de la soberanía de Argentina en relación a sus derechos exclusivos sobre la navegación de los ríos interiores.

 

Río Paraná.

 

A 179 años de la Vuelta de Obligado, el río Paraná sigue siendo materia disputable no ya por los gobiernos francés y británico, pero sí por las grandes multinacionales, que saben de la importancia estratégica que tiene el control sobre esa vía navegable.

 

Desde 1995, la empresa Hidrovía SA, conformada por la belga Jan de Nul y la argentina Emepa, controla el río más caudaloso de América del Sur, por el cual se traslada el 80 por ciento de nuestra producción agraria e industrial. Privatizada por el gobierno de Carlos Menem, los gobiernos de Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner fueron prorrogando esa concesión. En 2021 pudo haber sido recuperado por el gobierno de Alberto Fernández, pero como ocurriera con la fallida nacionalización de la aceitera Vicentin, fue otra oportunidad perdida.

 

La recuperación del control de la vía navegable del río Paraná, es una tarea soberana que implica el control de la producción que por allí se traslada, y evitaría las operaciones de sub y sobre facturación que realizan las empresas, con pérdidas para el Estado. También implicaría un mayor control para evitar el contrabando y el tráfico de drogas.

 

Soberanía.

 

Y si de defender la soberanía se trata, no se puede soslayar que sobre los márgenes del río Paraná operan más de 30 puertos privados, en manos de las grandes cerealeras como Cargill, ADM Agro, Bunge, Dreyfus, Vicentin, Viterra, Glencore, Cofco, etc. Estas empresas, dueñas del complejo agro-industrial, son las que controlan también la salida de las exportaciones. Es una cachetada a nuestra historia que Cargill esté ubicada en el lugar donde ocurrió la batalla de Punta Quebracho, e incluso hizo sacar un monolito que allí había en conmemoración de ese acontecimiento.

 

La nacionalización de esos puertos, para que estén en manos de una empresa estatal, esas a las que tanto denosta el presidente Milei, es otra tarea que nos debemos en defensa de nuestra soberanía.

 

De la misma manera, el dragado, balizamiento y control del río Paraná debería estar en manos del Estado y no de una privada, que tiene 300 millones de dólares de ganancia por año, por una tarea que bien podrían hacer los trabajadores de la Administración General de Puertos y del área de Vías Navegables, recuperando no solo soberanía sino recursos que tanta falta hacen para atender necesidades populares. Allí sí “hay plata”!

 

Y esas mismas tareas de dragado y balizamiento se pueden hacer, a cargo de los organismos del Estado, en el canal Magdalena, para que el acceso de los barcos que bajan por el río Paraná hacia el Atlántico se haga por ese canal y no por el de Punta Indio, obligando al paso por el puerto de Montevideo.

 

Malvinas.

 

En el Día de la Soberanía toma nueva fuerza el reclamo por nuestras Islas Malvinas, contra la usurpación de ese territorio por parte del imperialismo británico, siempre con la inestimable ayuda de EEUU.

 

No esperamos semejante tarea por parte del actual gobierno, cuyo presidente se merece el calificativo que Fidel Castro le propinara a Fernando De la Rúa, de “lamebotas yanqui”.

 

Por ello el recibimiento que le brindó a la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur del Ejército norteamericano, y el ofrecimiento de instalar una base militar en el puerto de Ushuaia.

 

Y ahora Milei dijo que propondría a Donald Trump firmar un acuerdo de libre Comercio bilateral. Milei expresa a todo lo contrario a la causa nacional. Cuando San Martín felicitó a Rosas por la defensa de Obligado, dijo que había demostrado que “los argentinos no son empanadas que se comen con sólo abrir la boca”. Milei, en cambio, se deja comer como una empanada.

 

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