Martes 23 de abril 2024

Hay posibilidades para reconsiderar razones

Redacción 13/12/2021 - 00.33.hs

El proyecto pasa a Diputadas/os y existe la posibilidad de reconsiderar cada una de las razones y derribar el statu quo, de modo que las leyes sean un avance en el camino de lograr una educación argentina inclusiva, más justa, equitativa e igualitaria.

 

SILVIA LAURA BERSANELLI *

 

El artículo 3 del proyecto aprobado por la "Educación inclusiva" identifica a un grupo de estudiantes como los "estudiantes con necesidades de apoyo". Este etiquetamiento tiene al menos dos cuestiones para analizar. Por un lado el que refiere al lenguaje que utiliza y por otro desde qué perspectiva se lo construye. Ello, fundamentalmente porque es claro que todos tenemos necesidades de apoyo en la vida y en nuestra trayectoria escolar y no solo un grupo de estudiantes a quienes se rotula. No obstante, hace ya más de 20 años que se advirtió la necesidad de identificar más que los problemas en el o la estudiante, las barreras al acceso, la participación y el aprendizaje que señalan los obstáculos del entorno en lugar de focalizar el problema en el o la estudiante, llamando a esta perspectiva "punto de vista curricular" en 1989. (Unesco).

 

También, la norma debería haber analizado y considerado que la inquietud por identificar y rotular /etiquetar o clasificar a los estudiantes no es un mecanismo inocuo, puro o ingenuo sino que resulta una construcción discursiva atravesadas por ideología, sea esta capacitista, colonial, neoliberal, patriarcal y racista que aún con otro espíritu puede colocar en el lugar del "No Ser" señalado por Fanon a ciertas personas o grupos de personas.

 

Por otra parte, la asumida por esta normativa tiene ya un antecedente y se condice con el criticado concepto que adoptó la norma de Reino Unido y etiquetó a los estudiantes con discapacidad como "alumnos con necesidades educativas especiales", producto del Informe Warnock en 1978. Este cambio de denominación evidenció que no brindó soluciones para los estudiantes ni dejó de estigmatizarlos y generó mayores dificultades que todavía se mantienen en el ámbito europeo y algunos países de la región. Como lo señalara Len Barton, coterráneo de Warnock, esta rotulación fue un "eufemismo para el fracaso", y así la propia investigación propuso la reconsideración del concepto.

 

En esa línea, diferentes investigaciones aconsejaron abandonar un lenguaje abrumado por suposiciones y sesgos entendiendo, como lo demuestra la práctica, que el lenguaje nunca fue ni será neutral ni ingenuo.

 

Efectos detractores.

 

Rotular, etiquetar, clasificar en cualquier ámbito público o privado, en la sociedad y sin duda en el ámbito escolar tiene efectos detractores además de predictores, que influyen tanto a los que lo reciben como al entorno que lo percibe. En esta línea, Thomas Szasz dedica un capítulo al lenguaje de la discriminación social y propone denominarlo "la retórica del rechazo", toda vez que las personas que se proponen excluir a otros de su entorno les colocan rótulos estigmatizantes".

 

Para Szasz, nombrar o rotular a las personas, es decir aplicar el método taxonómico, es una táctica llena de trampas ocultas. Así lo demuestra la insidiosa rotulación y persecución de los judíos, pero este proceso también se revela en la historia de las personas sobrevivientes de la psiquiatría, en la historia de las personas con (dis)capacidad o diversidad funcional, en la historia de las mujeres, en la historia de los negros/as, en la historia de las personas del colectivo LGBTI+, entre otros.

 

Como señala D'Alessio S. (2011), la terminología que usamos no es neutral, refleja actitudes e influye en nuestras prácticas. Los problemas no residen necesariamente en las estructuras lingüísticas de los discursos, sino más bien en el legado que puede dejar alguna terminología. La cuestión del lenguaje es, por tanto, central porque se relaciona no solo con el dominio de la comunicación, sino con la forma en que los investigadores, los profesionales y los profesores, así como las personas con discapacidad, interpretan y dan forma a la realidad a través de una serie de discursos.

 

Una visión individual.

 

Esta nueva etiqueta de "estudiantes con necesidades de apoyo" está basada en lo que Fulcher (1989) denominó la "visión individual", es decir, la perspectiva que inspira la organización de la respuesta a las dificultades que experimentan algunos niños/as en la escuela y que significa interpretar los problemas sin considerar los contextos ambientales, sociales, políticos, económicos, culturales e incluso negando la interseccionalidad. Esta perspectiva se identificó en el trabajo que Unesco llevó adelante en el año 1989. Ante ello, Mel Ainscow (1994) sostiene: "¿Por qué sugerimos que esta perspectiva individualizada opera en detrimento de los alumnos que se supone ha de ayudar, cuando en realidad todo parece indicar que un tratamiento de los problemas de cada uno de los alumnos es la base para una acción positiva que les ayuda a superar sus dificultades? Hay cinco razones que fundamentan nuestra argumentación: 1. El efecto de las etiquetas; 2. El encuadre de las respuestas; 3. La limitación de las oportunidades; 4. El empleo de los recursos; y 5. El mantenimiento del statu quo.

 

El proyecto pasa a Diputadas/os y existe la posibilidad de reconsiderar cada una de estas razones y derribar el statu quo, de modo que las leyes sean un avance en el camino de lograr una educación argentina inclusiva, más justa, equitativa e igualitaria en el marco de los Derechos Humanos, como lo ha sido la modificación de la ley 26.130, también aprobada en el Senado el 9/12, que garantiza a las personas con discapacidad el derecho a brindar su consentimiento informado para acceder a intervenciones de contracepción quirúrgica.

 

* Militante de los derechos de las personas con discapacidad. Magister en Integración de Personas con Discapacidad.

 

Ex Directora de Educación Inclusiva del Ministerio de Educación de la provincia de La Pampa

 

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