Sabado 05 de julio 2025

La era de la crueldad

Redacción 01/06/2024 - 00.37.hs

Milei es la representación de una escena brutal en la cual la humillación y el desprecio son festejados. Este es el tiempo del odio y el rencor. El momento estridente de una sinfonía rota. Las promesas falsas de un futuro mejor, luego de sufrir y mucho el presente, han retornado y siguen funcionando muy bien. Habrá que pensar por qué. No son meras formas del artificio utilizadas para el embuste.

 

Milei es el rockstar anti-político de la política. Un loco que se cree un genio porque siente que es exitoso. El Luna Park y las encuestas parecen confirmarlo. Una cuerda floja en la que intentamos hacer equilibrio, los locos y los cuerdos, los atacados y los despreciados, los humillados actuales y los destrozados por el rencor. Una cuerda que no para de perder tensión para transformarse en la V invertida de una ecuación matemática aplicada a la economía. En esta perinola no todos pierden. Los conocemos tanto como a los perdedores eternos.

 

Milei no puede dejar de ser cosplayer. Es un ser absorbido por el personaje. Se lo comió el personaje, y aun así nos puede devorar con sus granadas semióticas.

 

“El Radical” es el título que la revista Time eligió para el editorial del número en el que Milei es la foto de la portada. Y hay algo de verdad en ese título: su furia es radical. Su odio también. Su desprecio es radical, y radical es la crueldad por la cual cinco millones de kilos de alimentos sin entregar a los que hoy tienen hambre se pudren en los galpones del ex Ministerio de Desarrollo Social. Sandra Pettovello, Javier Milei, Manuel Adorni, Luis Caputo son crueles, y pueden ser asesinos, porque el hambre mata mientras en los comedores se revuelve la sopa vacía de la truculencia mileísta.

 

Y hace mucho frío en los barrios populares, y el Luna Park se llena de aturdidos, de individuos aislados en su galaxia de soledad, sumergidos en la ilusión libertaria de un mundo hecho a medida de sus deseos. Un mundo infeliz. Dice el sujeto roto de este tiempo: “No me han mirado, no me han escuchado y he sufrido; ahora sufrirán todos”. Ojo que en el Luna no todos son esa (casi) entelequia actual que llamamos clase media. Aristóteles lo supo mucho antes que el peronismo: o se vuelve irreal o alguien la completa y la perfecciona. Clase media somos todos, reza el argentino. Un legado es siempre problemático porque lo que se lega siempre son interrogantes. La cuestión pasa por hacernos las preguntas.

 

Pero existe una certeza: la derecha radicalizada desprecia la democracia. La alusión peyorativa al populismo encierra esa demanda totalizadora del “monstruo” socialista, que vaya a saber uno qué significa hoy para el libertario de a pie.

 

Rousseau en su idea de modernidad no imaginó ni de cerca esta fatal ausencia de comunidad que languidece ante el retorno de viejos sistemas de gobierno basados en las lenguas sagradas y la ley divina. Un reino dinástico tan trucho como el PBI del año cero mileísta. Absurdo, sí, pero tiránico también.

 

Nada bello puede salir de este lugar donde la vocación por la verdad y la fraternidad han sido excluidas, eliminadas. Este es el reino del odio y la crueldad donde el replicante reclama para sí la belleza olvidada del alma humana, todos esos hermosos momentos que ha visto y que se “perderán en el tiempo, igual que lágrimas en la lluvia”.

 

En la comarca del Presidente no existe lugar para otra emoción que el odio. No hay en esta aldea colonial espacio para la felicidad ni posibilidad alguna de realización; sólo un horizonte de hambre, dolor y muerte asistida por el RIGI.

 

Milei también está roto, y su circo terrorífico es el escenario donde intenta sanar transformando nuestra realidad en un hongo atómico de impiedad. (Por Conrado Yasenza, extractado de El Cohete a la Luna).

 

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