¿La tercera es la vencida?
Federico Sturzenegger va por su tercera oportunidad en el Estado. Después de fundir al país con Fernando De la Rúa y Mauricio Macri, juró como ministro de Desregulación y Transformación del Estado de Javier Milei.
Cada vez que Sturzenegger tuvo una lapicera cargada al país le fue mal. Mejor dicho: a las mayorías populares les fue mal. La élite que integra y representa se hizo más rica, beneficiada por sus decisiones y acciones de gestión.
En el decreto que lo nombra se describen los términos de su misión. Entre las 27 funciones que se le adjudican se especifica que podrá: “Entender, junto con las áreas competentes, en la formulación, elaboración y ejecución de la política nacional y los proyectos relacionados con la desregulación económica y reforma del Estado”. (Nota del autor: vaciar y atrofiar al Estado); “entender en la simplificación y reducción del Estado, con el objetivo de eliminar tareas innecesarias, duplicadas y/u obsoletas, con la intervención de las áreas competentes”. (Nota del autor: esterilizar funciones estatales, en especial las regulatorias); “entender en la elaboración de políticas tendientes a aumentar la competitividad, eliminar cargas burocráticas, facilitar el funcionamiento de los mercados, impulsar el crédito, disminuir regulaciones y controles, aumentar la libertad económica y disminuir los costos del sector privado y productivo, en coordinación con las áreas competentes de la Administración Pública Nacional”. (Nota del autor: propiciar políticas regresivas para galvanizar beneficios extraordinarios a la élite); “participar, junto con las áreas con competencia en la materia, en la revisión de esquemas tributarios, exenciones impositivas y regímenes especiales que generen privilegios o distorsiones en el funcionamiento de los mercados y la economía”. (Nota del autor: direccionar beneficios a la élite por la vía impositiva); y “proponer el dictado de reglamentos para modificar y/o eliminar trámites y normativas que establezcan una carga administrativa excesiva o que incumplan con la política de calidad regulatoria vigente”. (Nota del autor: revocar la capacidad reguladora del Estado).
Sturzenegger buscará acelerar la transferencia de ingresos en una economía incendiada por las políticas que ya impulsó como compilador de la Ley Bases y el mega DNU. El plan de “Estabilización por Inanición” desaceleró la dinámica inflacionaria a fuerza de destruir los ingresos. Las consecuencias se sienten en el derrumbe de las ventas, la inversión y la producción.
El creciente desempleo -que asoma como principal preocupación en las encuestas- no es daño colateral. El plan que encarna Sturzenegger se propone extender la pauperización de los trabajadores para volverla estructural. El espejo que excita su pulsión ortodoxa es el que refleja a países como Perú y Chile, donde la macro es un yate de lujo con pocos pasajeros a bordo que flota en un mar de pobreza y desigualdad.
La impunidad de las ocasiones anteriores le da chance de probar si la tercera es la vencida. (Por Adrián Murano, extractado de El Destape)
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