Miércoles 27 de marzo 2024

Lula da Silva y una alianza estratégica

Redacción 03/02/2023 - 01.40.hs

La intención de plasmar una alianza estratégica entre los

 

dos países quedó sellada en un documento común, firmado

 

por los presidentes de Argentina y Brasil.

 

EDUARDO LUCITA*

 

La llegada del presidente Lula da Silva al país, un día antes de que se realizara la VII Conferencia de la Celac y los acuerdos y propuestas dadas a conocer con el presidente Alberto Fernández, dejaron en claro que Brasil vuelve para ocupar su lugar en el tablero regional.

 

El presidente Lula da Silva cumplió su promesa: su primer viaje oficial fue a la Argentina. Llegó a nuestro país mostrando tener controlada la situación interna. La asonada golpista de días atrás, aún con sus peligros, terminó fortaleciendo a Lula y su Gobierno, logró múltiples apoyo locales e internacionales que le han servido para avanzar y aislar a los golpistas, aunque el bolsonarismo sigue teniendo una base social amplia. Destituyó al comandante del ejército y avanza en el disciplinamiento de los militares al poder político. La interpretación general es que ahora tiene mayor margen de maniobra que el que le dieran las urnas en noviembre pasado. También mayor fortaleza para reposicionar a Brasil en el tablero mundial y regional.

 

Movimientos geopolíticos.

 

La intención de plasmar una alianza estratégica entre los dos países quedó sellada en un documento común, firmado por los presidentes da Silva y Fernández, que constituye tanto una carta de intención como una hoja de ruta para consolidar y profundizar la relación bilateral. Ambos reafirman su compromiso con el multilateralismo, la defensa irrestricta del régimen de la democracia liberal y sus instituciones y el crecimiento con inclusión social.

 

La declaración describe objetivos y acuerdos a alcanzar. En principio hay dos objetivos inmediatos propuestos por Brasil: recomponer el Mercosur y recuperar la Unasur. Con el primero Lula ya ha manifestado su intención de firmar el demorado acuerdo con la Unión Europea lo más rápido posible. (Recordar que la última propuesta presentada alcanzaba al 94 por ciento de cuadro tarifario y se había anunciado el fin de las negociaciones a nivel técnico. Restaba resolver problemas políticos en Argentina y Francia). Con el segundo afirmaría su liderazgo, perdido bajo la gestión Bolsonaro, sobre los países del sur de Nuestra América y fortalecería su interés en ser el interlocutor de la región ante Estados Unidos, vieja aspiración de Itamaraty.

 

Es evidente que Lula se siente más cómodo en la Unasur que en la Celac, donde debiera disputar con el México de López Obrador, cuyo proyecto es muy diferente y está condicionado por las múltiples relaciones económicas con el imperio. Al mismo tiempo de concretarse estos objetivos, queda implícito un reposicionamiento de la política exterior Argentina para la región, que desde la asunción de Bolsonaro como presidente de Brasil había girado en torno a México y las propuestas de López Obrador.

 

Propuestas y contradicciones.

 

La decisión de proteger la Amazonia causó la reacción del complejo agroindustrial de Brasil que entiende deberá aumentar sus exportaciones por vía de una mayor productividad del sector y no por extensión de la frontera agropecuaria como pasó con la acelerada deforestación bajo la administración Bolsonaro. Lula piensa compensar al sector con el acuerdo con la Unión Europea que le abre un gran mercado a los granos y a las carnes, pero al mismo tiempo ese acuerdo le abre un campo de fricción con el sector industrial que ve a futuro inundado su mercado con productos europeos. Una primera manifestación de descontento fue la remoción del presidente de la poderosa FIESP, Josué Gomes, un histórico aliado de Lula e hijo de José Alencar vice de Lula en sus dos primeros mandatos, por la abrumadora diferencia de 47 votos contra 1. Quién promovió esta reacción fue el ex presidente de la FIESP, Skaff, un aliado incondicional de Bolsonaro. En esta visita Lula acompañado de sus ministro y 50 empresarios de su país se reunió con los industriales argentinos tratando de armonizar las propuestas y avanzar en la integración industrial. Resta saber cuál será la actitud de los industriales argentinos.

 

En concreto.

 

Brasil financiará la provisión de caños sin costura para el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner que llevaría el fluido desde Vaca Muerta hasta Porto Alegre a precios competitivos para los industriales brasileros, más aún cuando el gas proveniente de Bolivia está comenzando a escasear. Está planteada la revitalización del sistema de pagos en moneda local, que ya funcionó bajo los gobiernos de NK y CFK; el Banco do Brasil y el Nación financiaran por un año importaciones de los dos países (privilegiaran las ramas automotriz, textil y calzados) mientras cobra fuerza la posibilidad del otorgamiento de un swap de libre disponibilidad, por lo tanto no solo para engrosar reservas sino para pagar importaciones provenientes de Brasil. Esto facilitaría las compras de bienes e insumos industriales a Argentina y facilitaría exportaciones brasileras, hoy limitadas por la escasez de divisas en el banco central y la necesaria administración de reservas escasas. Probablemente Brasil buscaría propiciar el ingreso de Argentina a los BRICS, un objetivo buscado por los gobiernos kirchneristas y por el actual de AF y probablemente brinde apoyo en las tratativas con el FMI y otros organismos multilaterales. Hay también en discusión una moneda común para los intercambios comerciales entre los dos países, que podrían ampliarse a otros de la región, pero esto más allá del interés común va para más adelante.

 

Esto afirmaría el dominio de la relación por parte de Brasil y su hegemonía en la región sur de América latina. Claro que por ahora son todas potencialidades y además no está claro cuál sería la posición de Estados Unidos frente a esta alianza y al liderazgo de Brasil.

 

*Integrante de EDI (Economistas de Izquierda).

 

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