Otra argucia mendocina
Arrinconados técnica y jurídicamente en cuanto al uso compartido del río Atuel, los gobernantes mendocinos parecen haber optado por una actitud que utilizan desde hace mucho tiempo: mentir. Así, según las últimas informaciones dadas a conocer por la prensa, de repente, en forma súbita y casi mágica, la provincia cuyana ha empezado a cumplir con el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que llevaba cinco años sin concretar desoyéndolo en una forma inaceptable, máxime tratándose del nivel jurídico más alto de la Nación.
Con el recurso que concreta con aquella pragmática, la provincia mendocina dice que se presentará ante la Corte para demostrar que cumple con el fallo. Al margen de que el argumentos es algo tardío (un lustro) en la postura parecen haber pesado las razones que La Pampa presentó en el nivel internacional, donde al conocerse las circunstancias de la apropiación del agua –y las cifras consecuentes de ella — sorprenden.
¿De dónde obtuvieron los cuyanos los elementos que les permiten presentar esa afirmación? La historia es larga y podría decirse que comienza con el hecho de que nunca avisaron de los escurrimientos del Atuel al territorio pampeano, ni siquiera cuando esas aguas iban a crear problemas. Ahora, un grupo de técnicos mendocinos (de los que no se sabía que estaban verificando caudales en la cuenca inferior, dentro de nuestra provincia), confirmaron que se continúa "aportando agua hacia el territorio pampeano". En ese sentido, indicaron que "las verificaciones se llevaron a cabo en un sector ubicado unos 40 kilómetros al sur de Santa Isabel, donde las imágenes satelitales ya indicaban presencia de caudal". A estar por esa afirmación, el agua estaría ya por la latitud de Paso de los Algarrobos, una circunstancia no corroborada por los organismos provinciales. Se ignora si la Comisión Interprovincial del Atuel Inferior (CIAI) –de la que los mendocinos reclaman una reunión urgente a los efectos de considerar tal circunstancia- fue informada.
Lo que se cuidan de notificar los organismos técnicos es el origen de esas aguas, provenientes de reúsos y también del riego ineficiente, una circunstancia que los propios mendocinos vienen admitiendo desde hace décadas y que organismos pertinentes pampeanos también han señalado desde hace mucho tiempo. Recientemente, las autoridades de nuestra provincia han señalado con toda claridad que ese escurrimiento es “agua de exceso de riego", que se produce ante la ineficiente estrategia que utiliza Mendoza. “No es el agua que reclama La Pampa a Mendoza en cumplimiento del fallo. Es agua que ha pasado previamente por el oasis de riego y después por una cuestión gravitacional termina yendo por el cauce. Es en gran medida el exceso de agua de riego", explicaron.
Es fácil advertir que la afirmación mendocina es una argucia más de la falta de voluntad política que siempre ha caracterizado a los gobernantes de aguas arriba, ahora con un argumento que pretende ser novedoso y que es taimado, de la misma índole de aquellos que La Pampa viene destruyendo en base a razonamientos y pruebas desde hace muchos años.
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