Sabado 27 de abril 2024

Un conflicto provocado por EEUU, la OTAN y el gobierno de Kiev

Redacción 02/03/2022 - 02.17.hs

Las acciones militares iniciadas por Rusia en Ucrania fueron su respuesta al genocidio en el Donbass y la expansión militar de la alianza atlántica y los EEUU, violando compromisos concertados luego de la disolución de la URSS.

 

IRINA SANTESTEBAN

 

Un "fantasma" está recorriendo el mundo y no es precisamente el comunismo, ya que Rusia es hoy un país capitalista. Para los EEUU y Europa sigue siendo el enemigo a acorralar, y eso es lo que han venido haciendo desde que cayó la Unión Soviética. Vladimir Putin no es Lenin; por el contrario, recientemente el presidente ruso criticó al líder revolucionario por haber permitido la creación de Ucrania como estado independiente, pues durante el imperio zarista ese país formaba parte de Rusia.

 

Durante 15 años, Putin formuló advertencias a Occidente sobre la falta de seguridad que implica para Rusia el avance de la OTAN sobre los países que formaban parte de la órbita socialista, en violación a los compromisos de 1997 de Bill Clinton a su par ruso Boris Yeltsin. Tampoco se han respetado los acuerdos de Minsk, 2014-2015 que establecían la no militarización de Ucrania.

 

Neonazis

 

Medios y periodistas occidentales, a los que se suman los locales de la prensa hegemónica, afirman que los países "democráticos" están con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky. Omiten informar que su gestión es la continuidad del golpe de Estado de 2014, propiciado por los Estados Unidos y la derecha ucraniana contra el gobierno constitucional del presidente Viktor Yanukovich, quien era aliado de Rusia.

 

La guerra en Ucrania no comenzó el pasado 24 de febrero. Hace ocho años que la región del Donbass, donde están las hoy repúblicas populares independientes de Donetsk y Lugansk, viene siendo agredida y bombardeada por el ejército ucraniano, con armamento proporcionado por Estados Unidos. El saldo de esos ataques son 15.000 muertos, con gran cantidad de civiles inocentes, incluyendo infancias. Una placa negra con los nombres de los 91 niños y niñas asesinados bajo las bombas ucranianas, rodeada de juguetes y peluches, se erige en Donetsk y se llama la Cueva de los Angeles. Eso puede verse en el portal de noticias ruso Baltnews y no en las cadenas informativas del mundo occidental.

 

Otra de las agresiones fue el asalto a la Casa de los Sindicatos en Odessa, en 2014, por parte de los paramilitares ucranianos de Pravy Sektor, cuyo líder Dmytro Kotsyubail fue condecorado por el actual presidente Zelensky, con la Orden de la Estrella Dorada de Ucrania. Esa acción terrorista constituyó un crimen de lesa humanidad; allí murieron incinerados 48 trabajadores, entre ellos el joven comunista Vadim Papura, de 17 años. No hubo condenas por parte de la comunidad internacional "democrática", ni tampoco fue noticia en los medios que cubren el conflicto en Ucrania.

 

El Partido Comunista de Ucrania, que tenía el 14% de los votos en 2014, fue proscripto por el ilegítimo gobierno surgido de ese golpe de Estado.

 

Cuando Putin habla de "desnazificar" Ucrania, sabe de qué está hablando: el gobierno de Kiev entronizó a Stepan Bandera, colaborador de las tropas hitlerianas en la Segunda Guerra Mundial, fallecido en 1959, como "héroe nacional". Ese es el gobierno que el "mundo democrático" hoy defiende.

 

¿Invasión o legítima defensa?

 

La gota que rebalsó el vaso de la paciencia rusa fue el anuncio de Ucrania de integrar la OTAN, violando los acuerdos de Minsk. Desde aquella promesa de no avanzar "ni una pulgada" hacia la frontera rusa, la alianza atlántica fue sumando nuevos miembros entre los países que antes formaban parte de la órbita socialista, ya que de 16 miembros que tenía en los años 90 pasó a tener 30. Ucrania sería el número 31, provocación que Rusia no podía tolerar, pues colocaría misiles nucleares a 5 minutos de Moscú.

 

La OTAN y EEUU alegaron siempre, ante cada anexión de nuevos miembros, que eran sus propios gobiernos quienes pedían integrarla. Sin embargo, no reconocieron el plebiscito que se realizó en Crimea, en 2015, cuando el 95% de la población votó su integración a la Federación Rusa. Tampoco reconocen la voluntad de la gran mayoría de la población del Donbass, de erigirse como repúblicas independientes, como aliadas de Rusia, para defenderse de los incesantes ataques del ejército ucraniano y los neonazis del Regimiento Azov.

 

El enemigo es la Otan.

 

Argentina condenó la invasión de Rusia a Ucrania, sin mencionar siquiera la provocación de los últimos años de EEUU y la OTAN, y la brutal represión del ejército ucraniano sobre la región del Donbass. La postura de Alberto Fernández lo pone por fuera del multilateralismo que dice sostener y lo ubica en el bando de la gran potencia imperialista, al afirmar que Rusia ha puesto en peligro la paz mundial. Ni siquiera ha formulado una mínima crítica a la OTAN, que tiene una base militar en nuestras islas Malvinas.

 

Quien pone en peligro la paz mundial desde hace décadas es EEUU, el país con más bases militares en todo el mundo. Reconoce 625, pero el profesor David Vine, de la Universidad de Washington, afirma que son 800 en más de setenta países. Otras fuentes, como el Conflict Management and Peace Science Journal, estima que hay alrededor de 173.000 tropas norteamericanas en todo el mundo desplegadas en 254 instalaciones militares. "La gran cantidad de bases y el secreto y la falta de transparencia de la red de bases hacen imposible una lista completa", afirma Vine.

 

Por el contrario, Rusia posee seis bases militares ubicadas en ex repúblicas soviéticas, quiere decir que no están fuera del radio de sus fronteras, y una en Siria. En una reciente conferencia de prensa Putin repreguntaba a los periodistas qué pasaría si Rusia instalara bases militares en Mexico o Canadá, en las fronteras con los EEUU, tal como este país y la OTAN lo han venido haciendo, rodeando a la Federación Rusa.

 

No se puede negar la tragedia de todo conflicto bélico, pero cada uno debe ser analizado en su contexto, es decir quién ataca y por qué, y cuáles son los motivos reales que dieron origen a esa confrontación. Las guerras de liberación o anticolonialistas han sido necesarias para la independencia de los países sometidos por potencias.

 

En este conflicto tanto Putin como su canciller Serguei Lavrov han asegurado que el objetivo no es ocupar Ucrania sino "desmilitarizar y desnazificar" su gobierno. Reclaman que dejen de atacar a la población rusa de la región del Donbass y que Ucrania no se integre a la OTAN, lo que representaría un claro peligro para la seguridad de Rusia, algo que Moscú viene denunciando desde la Conferencia sobre Seguridad de las Naciones (2007).

 

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