Una coherencia inquebrantable
En un acto que se inscribe en sus mejores tradiciones (esas que la hicieron motor de la Reforma Universitaria, que se extendió después por América) la Universidad Nacional de Córdoba otorgó el grado de “Doctor Honoris Causa” a León Gieco, un cantautor cuya música, de esencia popular y nacional, viene estando presente en las dos últimas generaciones.
Basadas sus composiciones en la sensibilidad que da el sentimiento, la distinción –que fue avalada con la presencia y exposición de altas autoridades de la casa de estudios y del municipio cordobés— tuvo entre otros justificativos “su calidad humana y su trayectoria social, su compromiso con los Derechos Humanos y las causas de los desposeídos”, pero además porque “quienes escuchan su música transitan una experiencia estética que al mismo tiempo visibiliza las injusticias”. Esos conceptos se vieron corroborados al leerse en el acto una salutación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas de Córdoba y del Espacio Para la Memoria, reconociendo el compromiso “de un artista que a lo largo de décadas sostuvo una coherencia inquebrantable”, una actitud que le costó varios disgustos durante la dictadura militar, que siempre lo sospechó con la condición de anarquista.
Este ”Honoris Causa” otorgado a Gieco no es el primero que entrega la Universidad de Córdoba. Esa institución educativa reconoció con la misma distinción a varios militantes y defensores reconocidos de la cultura, tanto de índole artística como política, pero siempre en pro del pueblo, como en los casos de Joan Manuel Serrat, Quino, Silvio Rodríguez, Evo Morales, Roberto Fontanarrosa, Taty Almeida, Rafael Correa y Pepe Mujica.
Un docente de la Universidad fue definitivo en su apreciación: “Nos hacen creer que la música es un entretenimiento o un bien de privilegio para quienes pueden permitirse el ocio. Error: la música es más importante que el dólar blue o que la llegada del hombre a la luna”. En ese sentido, trazó un paralelismo transparente entre las letras del artista distinguido y el escenario argentino actual, ya que “León en su juventud imaginó un país de la libertad en su sentido ancestral, un país donde haya paz y con un presidente que ame la vida y enfrente la muerte”.
El antecedente cordobés da lugar a un recuerdo lugareño. En 2013, profesores de la Universidad Nacional de La Pampa consideraron que Eduardo Falú podía ser merecedor de una distinción similar, al haber difundido por el mundo oriental y occidental la música y la poesía de Argentina y ser reconocido mundialmente. Los docentes elevaron a las autoridades de la casa la nota pertinente, que nunca fue ni siquiera respondida. La más piadosa de las justificaciones sugiere que la gestión se perdió en la maraña burocrática.
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